viernes, 20 de septiembre de 2019

Historia del cine español: Conversaciones de Salamanca (VI)

El verdugo (1963). Dirección: Luis García Berlanga. Interpretación: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, Ángel Álvarez, Alfredo Landa, Manuel Alexandre, Antonio Ferrandis, Lola Gaos, José Luis López Vázquez, María Luisa Ponte, María Isbert, Julia Caba Alba, José María Prada, José Luis Coll, José Sazatornil, Xan Das Bolas, Chus Lampreave, Emilio Laguna, Agustín González, Xesc Forteza, Felix Fernández, José Orjas. Guion: Rafael Azcona, Luis García Berlanga. Diálogos para la versión italiana: Ennio Flaiano. Música: Miguel Asins Arbó. Fotografía: Tonino Delli Colli. Montaje: Alfonso Santacana. Productora: Coproducción España-Italia; Naga Films/Zabra Films. Comedia. Sátira. Comedia negra. Película de culto. Blanco y negro. Duración: 90 minutos. Festival de Venecia: Premios FIPRESCI; Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos: mejor argumento original; Premio San Jorge a la mejor película española; Festival de Moscú: Premio de la Crítica; Premio del Humor Negro de la Academia de Humor francesa; Sindicato Nacional del Espectáculo: Mejor actriz (Emma Penella). José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho a una vivienda. José Luis acaba aceptando la propuesta de su suegro con el convencimiento de que jamás se presentará la ocasión de ejercer tan ignominioso oficio. Es en parte un alegato contra la pena de muerte y en parte una recreación irónica de las contradicciones de la España franquista, realizada en plena era del régimen. La obra maestra de José Luis García Berlanga y todo un clásico del cine español.La escena final se inspira en la ejecución de Pilar Prades Expósito, la «envenenadora de Valencia», llevada a cabo por el verdugo Antonio López Sierra.​ Curiosamente, años después José Monero también aceptó el puesto de verdugo convencido de que no tendría que ejercer y quiso dimitir cuando fue requerido para la ejecución de Heinz Ches, que finalmente llevó a cabo.

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