miércoles, 11 de julio de 2018

Para ver: Comme des rois

Conmovedor y ambiguo, Kad Merad encuentra uno de sus grandes papeles en Comme des rois (2017).
Joseph no consigue llegar a fin de mes. Su pequeña empresa de chanchullos de puerta a puerta, en la cual ha involucrado a su hijo Micka, está bajo mucha presión desde que el propietario del apartamento donde vive toda su familia ha decidido emplear mano dura para recuperar todos los pagos atrasados. Joseph necesita a su hijo más que nunca, pero Micka sueña en secreto con una vida distinta. Lejos de las estafas, lejos de su padre... Un retrato familiar refinado, escrito y dirigido por Xabi Molia.
Para Joseph, la estafa es una especie de oficio familiar. Su hijo Micka, que es el mayor, no tiene otra opción. Ha sido requerido para participar, para aprender los conocimientos técnicos, los riesgos y los hilos del negocio, las dudosas ventas puerta a puerta con abuso de confianza y otros temas menores de hurto. Pero en la era de Internet y la crisis económica, el ingenio de antaño ya no vale. La pequeña "empresa" se derrumba. Joseph, que mantiene viva a toda la tribu, incluida la abuela, está plagada de deudas. Ahora está siempre más nervioso, más exigente, mientras que Micka sueña con París y otro arte de la mentira: actuar.
Xabi Molia, a quien conocimos por sus películas 8 fois debout (2009) y Les conquérants (2013), nos sumerge en lo ordinario, concretado y tembloroso de un rincón de los suburbios, con sus torres de pisos, sus almacenes, sus pabellones. Un mundo geométrico y sombrío que contrasta con la humanidad de sus personajes. Teje y desenreda los lazos entre un padre, al final de sus artimañas,  y su hijo, agotada su paciencia, entre la transmisión y la espera, entre el amor incondicional y la necesidad. Nada es trágico, ni sencillo, todo está irrigado por la energía de los planos- secuencias, verdaderos ballets de lo cotidiaoa. Del retrato de familia (con Sylvie Testud sólida mujer de José) a la de un barrio plagado de inseguridad, el realizador sabe cómo encontrar el equilibrio entre la oscuridad y el calor, entre la observación cercana de la realidad social y la complejidad de su héroe. Kad Merad, toda la energía y la ansiedad vuelve, Una figura paternal a la vez conmovedora y ambigua, encuentra en José uno de sus grandes papeles. En cuanto a su compañero, Kacey Mottet Klein, hombre sensible, un gran joven lleno de sensibilidad, tan convincente que nos ofrece una película dentro de la película con su propio relato de su aprendizaje. 

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