domingo, 18 de febrero de 2018

Diez películas que dan ganas de beber (o no) (I)

Alegres o tristes, desde Gánsters a la fuerza (Les tontons flingueurs, 1963) a Resacón en Las Vegas (The Hangover, 2009), el alcohol fluye en el cine. Nuestras elegidas. 
Vino, cerveza, whisky, saké, o un brebaje indefinible como en Gánsteres a la fuerza [con una escena que inspirará a otras muchas, como Los bronceados hacen ski (Les bronzés font du ski, 1979)]... 
En el cine , se bebe de todo. Y en todas las épocas: desde la Edad Media de Los vikingos (The vikings, 1958), de Richard Fleisher al futuro distópico de Blade Runner (1982), dirigida por Ridley Scott, pasando por la conquista del oeste de Rio Bravo (1959), de por Howard Hawks. 
Fotograma de Río Bravo (1959)
El alcohol ha sido el pretexto para de ciertas visiones delirantes, estimula la creatividad artística [Ebrio de mujeres y de pintura (Chihwaseon, 2002), de Im Kwon-taek]. 
Hace resaltar las apariencias (The Party, 2017), permite desconstruir alegremente la narración de déconstruire joyeusement la narration como en Resacón en Las Vegas (The Hangover, 2009). Beber, también es celebrar la vida: después del anunció de padecer un cáncer como hace Akira Kurosawa en Vivir (Ikiru, 1952); después de asistir a un entierro como en la película Maridos (Husbands, 1970), de John Cassavetes, donde el alcohol se combina con el tabaco y el sexo. 
(cont.)

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