martes, 25 de agosto de 2020

Cine: El nacimiento del Star-system (VI)

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James O'Neill interpretó una vez más su gran éxito teatral El conde de Montecristo (The Count of Monte Cristo (1913), que llevaba representando desde hacía más treinta años; James Hackett repitió su papel de mayor éxito en los escenarios, el The Prisoner of Zenda (1913). 
James O'Neill en El Conde de Montecristo (1913)
Y otros muchos siguieron su ejemplo. La popular estrella de Broadway, Billie Burke (que se haría posteriormente famosa en el cine interpretando papeles de madre entrometida  en divertidas comedias), realizó su debut cinematográfico en 1915, y cobró 40.000 dólares por cinco semanas de trabajo(en aquellos momentos el sueldo más elevado pagado a nadie por una película). La estrella de la Metropolitan Opera House, Geraldine Farrar trabajó ese mismo añoen la versión cinematográfica de uno de sus mayores éxitos Carmen. Recibió 20.000 dólares por ocho semanas de trabajo, y en el contrato iba incluido otro para su marido, Lou Tellegan; aparte de una casa, criados, un automóvil, alimentos y un vagón privado para ir y volver a Nueva York. 
Pero ninguna de las grandes estrellas teatrales que probaron suerte en el cine (incluyendo a Lillian RussellLeslie Carter y Enrico Caruso) logró la misma popularidad y permanencia que las estrellas elegidas por el propio público: Blanche SwettDouglas FairbanksClara Kimball YoungWallace ReidGloria Swansom (que debutó en el cine en 1915), Lillian y Dorothy Gish. La mayor sensación de 1915 fue también una desconocida Theda Bara, cuya película A Fool There Was se estrenó en enero de dicho año. Aunque el lanzamiento de la Bara se basó sobre todo en la publicidad, su éxito fue realmente popular. 
Theda Bara en A Fool There Was (1915)
En 1912, cuando las sufragistas británicas estaban todavía encadenándose a las vías de tranvía para lograr la igualdad de derechos con los hombres, actrices norteamericanas, como Helen Gardner, rompían el control al que pretendía someterlas los grandes estudios, y creaban sus propias compañías. Gloria Swansom recuerda en su autobiografía hasta que punto le impresionó el descubrimiento (a su llegada a Hollywood) de una mujer, Clara Kimball Young, que mandaba en su propia compañía y daba órdenes a los hombres que trabajaban para la misma. 
Clara Kimball Young en Lola (1914)
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