lunes, 7 de septiembre de 2020

Rodolfo Valentino, el eterno latin lover (IV)

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Las películas
Rodolfo Gugliemi llegó a Hollywood en 1917. Entre esa fecha y 1920, apareció en al menos 17 películas, en papeles que oscilaban entre muy cortos y relativamente largos. El joven Gugliemi, conocido por el nombre artístico de Rodolfo di Valentina, interpretó a gángsters, matones y una amplia variedad de tipos italianos, pero ninguna de sus películas fue en ningún sentido destacable. En Ojos de juventud (Eyes of Youth, 1919) causó, sin embargo, bastante impresión, lo que le valió el papel de Julio en Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Rex Ingram, que conocía ya desde antes a Valentino, y había pensado en él para la película, decidió correr el riesgo de encomendarle el protagonista a un actor relativamente desconocido; y, cuando vio el impacto que causaba (sobre todo entre el público femenino) en su famosa escena del tango, adoptó la determinación de basar el personaje de Julio en ese aspecto de hombre de mundo y bailarín consumado. Pero Valentino tenía mucho más que aportar a la película. Según va avanzando la guerra, el tono de Los cuatro jinetes del Apocalipsis se va haciendo más sombrío, el protagonista madura y sufre, y Valentino revela una versatilidad y un dominio sobre las emociones asombrosos en alguien con tan poca experiencia como él. 
Rodolfo Valentino y Clara Kimball Young en Ojos de juventud (1919)
Tanto en esta película como en Eugenia Grandet (The Conquering Power, 1921), Valentino tuvo la suerte de de verse guiado por uno de los mejores directores de Hollywood durante el período mudo, Rex Ingram. Pero no siempre sería así . De sus otras doce películas importante, sólo las dos últimas, El águila negra (The Eagle, 1925) y El hijo del Caíd (The Son of Sheik, 1926) fueron dirigidas por realizadores de auténtica valía, Clarence Brown y George Fitzmaurice, respectivamente. Para entonces había comenzado a declinar la influencia de su esposa, Natacha Rambova, dejando así más campo para directores con personalidad propia. 
Alice Terry y Rodolfo Valentino en Eugenia Grandet (1921)
En 1921, la Rambova comenzó a dominar la carrera del actor, y La dama de las camelias (Camille), rodada ese mismo año, destacó más por los extravagantes decorados "art-decó", diseñados por ella, que por la interpretación de Valentino.
Alla Nazimova y Rodolfo Valentino en La dama de las camelias (1921)
Eugenia Grandet, de Ingram, ofreció a Valentino la oportunidad de de interpretar el que es quizás su más destacado papel de carácter, y, en las escenas finales, en las que tenía que aparecer cansado y envejecido, resultaba totalmente convincente. Aunque no hubiese llegado a convertirse en un mito erótico y en una gran estrella, a Valentino no le habría faltado trabajo como actor. Pero entonces rompió con la Metro, y El Caíd (The Sheik, 1921), la primera de sus películas para la Famous-Players-Lasky, fue también el inicio de su leyenda. 
Rodolfo Valentino en El Caíd (1921)
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