martes, 20 de septiembre de 2022

Rendimos un homenaje a Grace Kelly, "la princesa de Hitchcock" (I)

Era rubia, era hermosa. Era la heroína ideal del Hollywood de la década de 1950 y se casó con un príncipe. Como en las películas. El 14 de septiembre de 1982, hace exactamente cuarenta años, falleció… 
Esta vida es un guión. Preguntarse si no lo hemos visto ya cien veces en pantalla. Hija de un pobre inmigrante irlandés que se hizo rico, criada en un convento de la excelente ciudad de Filadelfia, la heroína, de una belleza pura y virginal, tomó lecciones de actuación en Nueva York, salió en las portadas de revistas como modelo, debutó en el teatro y en la televisión, voló a Hollywood, rodó con los más grandes y, en tres años, ganó la suprema recompensa, el Oscar. Aquí, el guion se va volando. La heroína, en el apogeo de su gloria de estrella renovada, acepta casarse con el príncipe de uno de esos minirreinos que solo existen en el cine, se despide de los estudios y vive cada día un cuento de hadas celebrado por la prensa mundial.
Y luego, un giro perdido, en la cornisa, sobre el mar, el chirrido de los neumáticos, el coche cayendo al precipicio, y la muerte. El público sale llorando.
Grace Kelly y Alec Guiness en El cisne (1955)
La vida y el cine siempre le han hecho guiños curiosos a Grace Kelly. El papel de Princesa de Mónaco, que mantuvo a la perfección durante veinticinco años, lo había interpretado en su antepenúltima película, El cisne (The Swam, 1955), donde se casó con Alec Guiness, príncipe de la opereta. Inmediatamente después de la película, los espectadores vieron, en las noticias, la boda real de la princesa real. Extraña casualidad, estaremos de acuerdo. Y en su última película, Alta sociedad (High Society, 1956), mimó la brillante y sofisticada vida de la aristocracia, a la que ella pertenecería.
Bing Crosby y Grace Kelly en Alta sociedad (1956) 
(cont.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario