sábado, 13 de marzo de 2021

Deneuve, Sofia Helin, Joséphine Baker... esta semana, heroínas a pantalla completa (III)

Mary Jane West, más conocida como Mae West (Bushwick, Brooklyn, Nueva York, 17 de agosto de 1893 - Hollywood, Los Ángeles, 22 de noviembre de 1980). Dotada de gran ironía y curvas sinuosas que exhibía en poses lánguidas y provocativas, su estilo escandalizó a los puritanos de los años 1920-40, una época gris en Estados Unidos por la Ley seca y la Gran Depresión posterior al Crack del 29. Maestra del doble sentido, fue conocida por sus frases picantes. Animada por su madre, Mary Jane recibió clases de canto y baile en la infancia, y debutó en el teatro amateur a los 7 años. Ganó varios premios locales de jóvenes talentos, y a los 14 años ya se había dado a conocer en los escenarios como «baby vamp» (niña vestida y maquillada como una vampiresa) con el sobrenombre La Petite Daffy. Posteriormente pasó a llamarse Mae West.
Ya en su etapa de comediante teatral Mae supo potenciar su picardía y generar escándalo; en 1927 fue detenida y condenada a diez días de cárcel por «corromper a la juventud» con la exitosa obra Sex, sobre una prostituta, que ella había protagonizado, producido, escrito y dirigido. La actriz descartó pagar una multa para eludir la prisión, pero no por falta de dinero sino para explotar la noticia con fines publicitarios: se presentó en la puerta de la cárcel a bordo de una limusina llena de rosas, causando sensación entre los periodistas, y durante su internamiento alardeó de vestir medias de seda en lugar de la austera ropa de presidiaria. Por buen comportamiento salió de la cárcel dos días antes de lo previsto, y concedió una entrevista exclusiva por la que cobró mil dólares de la época. Este tipo de peripecias consagraron a West como una «chica mala», con un desparpajo y salidas de tono prohibidas para las figuras del Star-system de Hollywood, las cuales estaban obligadas por contrato a mantener una intachable imagen pública.
Su siguiente proyecto teatral fue The Drag, alusivo a la homosexualidad; anunció su montaje en Nueva York, pero una asociación local (Sociedad para la supresión del vicio) logró impedirlo. Sí consiguió estrenar otras comedias, todas con diálogos veladamente procaces que le aseguraban la cobertura de la prensa y, como consecuencia, éxitos de público. Ya a edad madura ella reveló cómo conseguía burlar la censura: en sus guiones incluía frases explícitas, a sabiendas de que serían eliminadas, y distrayendo a los censores con ellas lograba colar otras insinuaciones más disimuladas.
El éxito de la comedia teatral Diamond Lil (1928) abrió a Mae West las puertas del cine de Hollywood: fichó por la Paramount en 1932. Salvó a esta compañía de la bancarrota al recaudar con su primera película, Night After Night, más de dos millones de dólares en apenas tres meses. En el guion ella tenía un papel secundario y el protagonista era George Raft, pero Mae logró que le dejasen reescribir sus diálogos y con ellos eclipsó al resto del reparto.
La actriz tenía entonces 40 años, una edad madura para una estrella debutante; pero West no interpretaba a jovencitas ingenuas, sino a mujeres liberadas con mucha experiencia a sus espaldas. Físicamente no encajaba en el prototipo de estrella pues sus facciones no eran muy bellas, resultaba demasiado curvilínea para la época y apenas medía 1,50 de estatura, pero redefinió su aspecto con una estética exuberante: se tiñó el pelo de rubio platino, lucía ropa muy ceñida, realzaba sus pequeños ojos con pestañas postizas y usaba tacones de 15 centímetros que la obligaban a caminar con un vaivén característico. En sus filmes y actuaciones se rodeaba de hombres y evitaba la presencia de otras actrices que pudiesen eclipsarla. Aunque en público transmitía un carácter descarado e irónico, en su vida privada era mesurada y familiar: no bebía alcohol ni fumaba, apenas acudía a fiestas, y al establecerse en Hollywood se llevó consigo a su padre y hermanos, dándoles empleos y comodidades. Por desgracia su madre (su gran mentora) había fallecido en 1930.
Mae West era la escenógrafa y guionista de sus interpretaciones y siempre elegía a sus compañeros de reparto, algo que raramente se concedía a las demás actrices. Eligió a Cary Grant cuando este aún no era conocido para una de sus películas más exitosas, She Done Him Wrong (1933), adaptación de Diamond Lil. Este filme fue retitulado Lady Lou para el público español. Lady Lou fue nominada al Óscar, y Mae West volvió a contar con Cary Grant para otra comedia, No soy ningún ángel (I'm No Angel, 1934). West también ayudó a un joven Anthony Quinn, y en 1934 impuso que Duke Ellington y su orquesta la acompañasen en los números musicales de su filme Belle of the Nineties, a pesar de las objeciones económicas y raciales de la industria.
El apogeo de Mae West en el cine fue muy breve; la rigurosa censura impuesta por el Código Hays fue limitando cada vez más los diálogos que la actriz podía rodar, y la Paramount prescindió de ella (seguramente por presiones externas) tras una última película en 1938. Mae rodó dos películas más con distintas compañías: My Little Chickadee (1940), que fue un éxito, y The Heat's On (1943), que fracasó, acaso porque la actriz no pudo escribir sus diálogos.
Mae West fue una provocado­ra nata, tan obscena como ingeniosa. Ella era también la imagen de la mujer autosuficiente, que se había abierto ca­mino buscando meticulosamente el es­cándalo para obtener la máxima publicidad y cultivó fuera de la pan­talla la misma imagen de mujer indepen­diente y liberada.

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