miércoles, 17 de marzo de 2021

Deneuve, Sofia Helin, Joséphine Baker... esta semana, heroínas a pantalla completa (VI)

Danielle Darrieux (Burdeos, 1 de mayo de 1917-Bois-le-Roi, 18 de octubre de 2017) fue una actriz francesa. Su carrera como actriz, que se extendió a lo largo más de ochenta años, la comenzó a los 14 años, cuando participó en un concurso y resultó contratada para realizar la película El baile (1931), de Wilhelm Thiele, basada en la novela de Irène Némirovsky. En 1970, Darrieux sustituyó a Katharine Hepburn en el musical de Broadway Coco, basado en la vida de Coco Chanel.​ Una de sus últimas películas más conocidas fue la comedia 8 mujeres (2002), dentro de un llamativo reparto de divas del cine francés. Apareció en más de 100 películas. 
La actriz debutó en el cine siendo todavía una adolescente, encarnando papeles de chicas ingenuas en vodeviles y comedias musicales, antes de protagonizar dramas históricos y exitosos melodramas a partir de los años cuarenta, junto a los grandes actores de la época, como Jean Gabin o Charles Boyer. Terminó su carrera convertida en un hito, modelo de actrices como Catherine Deneuve, que interpretó a su hija en cuatro ocasiones en la pantalla grande, o Isabelle Huppert, por su mezcla de frialdad aparente y tumulto interior.
En el ecuador del siglo pasado, fue el director Max Ophüls quien le regaló sus mejores papeles en La ronda, El placer y, sobre todo, Madame de…, la que decía que era su película favorita, donde adaptaba la novela de Louise de Vilmorin sobre una aristócrata arruinada en el París de entre siglos. Llegó a hacer carrera en Estados Unidos, donde firmó un contrato de siete años con los estudios Universal. Pero Darrieux se aburría en Hollywood, por lo que terminó rompiendo su contrato para regresar a Francia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se casó con el embajador y playboy dominicano Porfirio Rubirosa, el segundo de sus cuatro maridos, que sería detenido por los alemanes, que sospechaban que era un espía que trabajaba para el bando contrario. Durante la guerra, Darrieux siguió rodando para la Continental, la productora alemana instalada en parís, y aceptó participar en un infausto viaje a Berlín de 1942 junto a otros actores franceses invitados por los nazis. Más tarde, en un documental televisivo de los años noventa, Darrieux aseguró haber aceptado solo para ver a Rubirosa, detenido en la capital alemana. Cuando llegó la Liberación fue interrogada, pero su carrera no se resintió de este capítulo. De regreso a Hollywood, rodó con Joseph L. Mankievicz (Operación Cicerón) y Robert Rossen (Alejandro Magno, donde interpretaba a la madre de Richard Burton, pese a ser solo seis años mayor que el actor). Años después también interpretó a Coco Chanel en una comedia musical en Broadway, donde relevó a Katharine Hepburn, a la que consideraba “un modelo y un ídolo”.
Cuando arrancaron los sesenta, Darrieux quedó algo arrinconada por la renovación de fondo y forma que impuso la nouvelle vague respecto al viejo cine francés al que ella estaba vinculada, aunque trabajó con Claude Chabrol en Landru, con guion de Françoise Sagan, y en Las señoritas de Rochefort, de Jacques Demy, donde fue la única intérprete que no requirió ser doblada en las canciones. Solía definirse a sí misma como un simple instrumento al servicio del director. Demy le respondía que era, más bien, “un Stradivarius”. En los ochenta, Darrieux también trabajó con otros renovadores del cine francés como Benoît Jacquot o André Téchiné, que la contrató para El lugar del crimen. Su último gran papel se lo ofreció Anne Fontaine en Nouvelle chance, inédita en España, donde interpretaba a una cantante de opereta caída en el olvido que aceptaba participar en una nueva puesta en escena.
Darrieux tenía un César de Honor, que le entregaron en 1985, y un Molière de honor que recibió en 1997.

No hay comentarios:

Publicar un comentario