lunes, 18 de enero de 2021

Las mejores películas de culto de la historia del cine (XCIII)

El carnaval de las almas (Carnival of Souls, 1962), de Herk Harvey

La película narra la historia de Mary Henry (Candace Hilligoss) quien es víctima de un accidente automovilístico. Después de competir con otro automóvil, el auto en el que viajaba cae al río en conjunto con otras dos pasajeras del vehículo. Afortunadamente para ella, Mary puede escapar de la tragedia, un poco desorientada y muy diferente emocionalmente. 
Para dejar atrás la tragedia, Mary decide aceptar un trabajo en la iglesia de otra ciudad como organista. Sin embargo, encuentra todo a su alrededor bastante extraño, lo que incluye unos personajes fantasmales que la persiguen durante todo su viaje y su estancia en la nueva ciudad a la que se ha mudado. En esa misma ciudad hay un lugar en donde anteriormente había una feria. Sin saber por qué, Mary se siente atraída por el lugar, y decide investigar la zona. La película no obtuvo la atención del público cuando se estrenó originalmente, debido en gran medida a su intento de clasificarse como una película de serie B, hoy en día se ha vuelto una especie de película de culto. El carnaval de las almas sirvió a su vez de influencia, como después confesaron, a directores tan disímiles como George A. Romero y al surrealista David Lynch. Acompañada por música de órgano interpretada por Gene Moore, El carnaval de las almas recrea una atmósfera especial, diferente a la generada por efectos especiales, para envolver al público en un ambiente de terror. La película mantiene un buen número de seguidores del género, por lo que es ocasional que se proyecte en festivales de Halloween, así como en canales de televisión durante esas mismas fechas. Se basa en un relato corto de Lucille Fletcher; el mismo relato fue adaptado televisivamente en la serie de gran éxito The Twilight Zone, con el nombre homónimo de The Hitch-Hicker ("El escalador"), resulta más fiel a la original. Tiene un remake estrenado en 1998 y dirigido por Adam Grossman. 

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