lunes, 22 de julio de 2019

Wild Rose, del country y de la rabia

En Glasgow, une exconvicta, madre de dos niños, sueña con convertirse en cantante de country. Una película de Tom Harper, musical y social, a caballo entre Ken Loach y The Full Monty con una apasionante Jessie Buckley.
Cuando Rose-Lynn sale de la cárcel, sus compañeras de prisión la animan  enfervorizadamente: es seguro, ¡ella será la nueva Patsy Cline! Porque la joven solo tiene una obsesión: convertirse en cantante de country, y así dejar su Glasgow natal por Nashville. Su madre no la entiende: sería el momento, por el contrario, de que su hija sea responsable, cuide de sus dos hijos pequeños y encuentre un trabajo, cualquiera, para mantenerse. Al convertirse en la señora de la limpieza de una pareja adulta de clase media, la rebelde y abrupta Rose-Lynn es incapaz de renunciar a sus vaqueros, y de vez en cuando a un poco de diversión. Sorprendida, su jefa, ella misma, no puede resistir su hermosa voz. Y decide ayudarla...
Sobre el clásico "nadie debe abandonar sus sueños", Wild Rose destaca como una mezcla particularmente equilibrada de cine social británico y elogio del country, un género musical del que un recepcionista de hotel da una definición perfecta: "Deja que tus lágrimas canten y se conviertan en cañerías. "Los tristes corredores de las viviendas sociales de los suburbios, pub escocés donde las tablas se pegan por la fuerza de las cervezas volcadas y la cotidianidad de una clase popular condenada a sobrevivir en el mismo perímetro estrecho, el contexto recuerda en todo al cine de Ken Loach, The Full Monty o de Peter Cattaneo.

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