miércoles, 12 de abril de 2023

Biografías de cine: Biografías de cine: Frank Borzage (V)

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¿Y ahora qué? (1934) es un ejemplo perfecto de lo que hemos dicho anteriormente. Ambientada en la empobrecida Alemania de los años 1920, tiene como centro al personaje interpretada por Margaret Sullavan, cuyo bello y sonriente rostro, visto en primeros planos, su deslumbrante reflejo en los espejos y su aire frágil y romántico constituyen la tabla de salvación para su marido Hans (Douglass Montgomery). Debido a las enormes dificultades con las que se enfrenta para encontrar y conservar un empleo y un techo para su mujer embarazada. Hans está en todo momento a punto de ceder a la más negra desesperación. Pero, aunque llega a negar a su mujer y al hijo que ésta lleva en las entrañas en un desesperado intento por conservar su trabajo, se ve salvado por el amor activo y abnegado de ella. 
Margaret Sullavan y Douglass Montgomery en ¿Y ahora qué? (1934)
Mientras que ¿Y ahora qué? es esencialmente pasiva en su exaltación del poder del amor, la película anterior de Borzage, Fueros humanos (1933), ambientada en plena Gran Depresión de 1929, tiene como protagonistas a una pareja de enamorados activos y dinámicos. Spencer Tracy es Bill, un vagabundo que llega a la ciudad de tiendas de campaña que rodea a Nueva York y que, contra todas las previsiones, logra encontrar toda una serie de trabajos distintos. Conoce y se enamora de Trina (Loretta Young), pero se niega a dejarse domesticar por ella. La película oscila entre el deseo de huir, simbolizado por el silbido del tren, y sus mágicas y ensoñadoras declaraciones de amor a Trina. En una escena, aparece de repente al otro lado de la ventana de la casa de ella. situada en un segundo piso; va montado sobre unos zancos, pues ha encontrado trabajo como hombre anuncio. Finalmente, el amor que les une fructifica en el embarazo de Trina, y abandonan Nueva York en un tren camino del oeste. En esta secuencia, y en un momento de logrado surrealismo poético, Borzage eleva la cámara mediante una gigantesca grúa y muestra el vago en el que van, que de repente se parece a una casa, flotando en el espacio como si estuviese separada del mundo. 
Spencer Tracy y Loretta Young en Fueros humanos (1933)
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