jueves, 15 de marzo de 2018

El cine de Samuel Fuller (III)

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El cine de Samuel Fuller dio la palabra a los perdedores
El director que plasmó en sus películas a los Estados Unidos, al que amaba y por ello reflejó en su películas una sociedad enferma. Para el ensayista Frank Lafond, el Samuel Fuller que filma Estados Unidos y que es su gran admirador trata el por qué esa sociedad está enferma y trata de dar algunas explicaciones. 
A menudo, fue un cineasta subestimado, cuya carrera cinematográfica generalmente era resumida por Corredor sin retorno (Shock Corridor, 1963), que parecía ser su tarjeta de presentación. Incluso si podemos entender esta elección, ello le da una imagen de cineasta ciertamente explosivo, pero realizador de películas de bajo presupuesto. 
Pero la independencia de Fuller, que es su característica principal, también se expresa en la forma en que logró imponer temas fuera de lo común en relación con el sistema de estudio. Como lo demuestra su enfoque a veces irracional de la historia en Cuarenta pistolas (Forty Guns, 1957), un western gótico.
¿Cuáles son los misterios de la vida de Fuller que quieres destacar?
Debemos hablar de novelas y noticias que Fuller escribió en los años 1930 y 1940: aquí es donde se expresa por primera vez su personalidad artística. Y, al recordar que era periodista, olvidamos ir y ver qué significaba concretamente. La esencia del cine de Fuller se puede encontrar en el "periodismo amarillo", un tipo de prensa que nació a fines del siglo XIX y es formalmente innovador pero sensacionalista y escandaloso.
"Hubo un profundo amor por Estados Unidos en Fuller". ¿Fuller ha sido malentendido o incomprendido por sus contemporáneos? Según sus propias palabra: "He pasado por el infierno de Corea (Casco de acero) y Perro blanco (White Dog, 1981), las cuales generaron controversia en los Estados Unidos". Casco de Acero (1951), tuvo éxito de público,  pero su falta de exaltación patriótica de la Guerra de Corea han hecho conseguir a Fuller los epítetos, a veces comunista, a veces conservador. Sin embargo, él no era ni uno ni el otro. 
Hasta cierto punto, es comprensible: Fuller confrontó al espectador norteamericano con temas controvertidos. Perro blanco llegó en un momento en que se intensificaban las tensiones raciales en el país, y las autoridades la la criticaron duramente. Resultado: Paramount no estrenó la película y en algunos países fue censurada. 

¿Qué dice su cine sobre la sociedad estadounidense? 
Fuller sentía un profundo amor por Estados Unidos, lo que nunca le impedía abrir los ojos a sus problemas. En su cine, el soldado raso, los fracasados, los vagabundos, como él los llamaba, tienen derecho a hablar. Es en estos temas donde Fuller percibe una forma de honestidad, no en la llamada buena sociedad como le ocurre a la ex prostituta de Una luz en el hampa (The Naked Kiss, 1964), y mucho menos en sistemas e ideologías. Y el racismo, todavía vigente, consigue que la nación estadounidense no pueda estar verdaderamente unida. 
Para un primer acercamiento al cine de Samuel Fuller recomendamos imprescindible ver La voz de la primera plana (Park Row, 1952), por la pasión que Fuller logra transmitir por un tema esencial en su cine, la prensa, y por la increíble energía que surge de una de sus secuencias. En Nueva York, a finales del siglo XIX, en la zona de Park Row nace el periodismo independiente cuyo objetivo es enfrentarse al periodismo condicionado por los intereses económicos. La lucha por la libertad de expresión le sirve a Fuller de pretexto para volver a tratar uno de los mitos de la fundación de los Estados Unidos. 
O Bajos fondos (Underworld U.S.A., 1961), porque, bajo el exterior codificado y por lo tanto tranquilizador de una película de gánsteres, es un trabajo radical. Un descarnado relato sobre la venganza en la que Robertson jura lealtad a las dos caras de la ley: por un lado al gobierno (representado por una comisión federal sobre el crimen) y por otro al crimen organizado, para poder matar a los hombres que asesinaron a su padre. Este es uno de los mejores filmes de Fuller, basada en varios artículos escritos por Joseph F. Dineen y publicados en el Saturday Evening Post.

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