domingo, 25 de marzo de 2018

Biografías de cine: Erich von Stroheim (II)

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Ya con su primera película, Stroheim comenzó a poner las bases de un programa básico que, con la excepción de Avaricia (Greed, 1925), basada en McTeague, una novela de Frank Norris publicada en 1899, habría de caracterizar todas sus demás producciones mudas: una fantasía sobre la vida de las clases altas y bajas europeas que juzgaba, de manera sardónica e implacable, todos los estamentos de la sociedad, de arriba abajo.
En Corazón olvidado, ese invento moral giraba en torno a los personajes de Sepp (Gibson Rowland), un inocente guía de las montañas tirolesas, con cuya pureza y blancura se ve asociado, Erich von Steuban (interpretado por el propio Stroheim), un refinado teniente austríaco de permiso, que intenta a seducir a Mrs. Armstrong (Francillla Billington), una norteamericana que está pasando las vacaciones junto a su marido, un cirujano (Sam de Grasse), en la misma estación alpina que él. 
Tras Corazón olvidado, Laemmle encargo inmediatamente a Stroheim la dirección de La ganzúa del diablo (The Devil's Passkey, 1920), una historia algo más leve sobre las amenazas de la fidelidad marital, en la que Sam de Grasse volvía a interpretar el papel de marido potencialmente ultrajado, esta ve un autor teatral norteamericano en París, mientras que Clyde Fillmore encarnaba el papel que debería haber correspondido a Stroheim de aspirante a seductor de la esposa del escritor (Una Trevelyan). Como en Corazón olvidado, la película planteaba a los espectadores la osada idea de la corrupción potencial de unos inocentes estadounidenses en un país extranjero, y tuvo también mucho éxito. Desgraciadamente, no se conserva ninguna copia de esta película. 

Subir las apuestas

En siguiente película para Laemmle, Stroheim comenzó a adquirir ya fama de director "difícil" e indómito. Laemmle le propuso una producción a gran escala, que debía girar en torno a los temas del sexo y el dinero en Reno, Nevada, ciudad en la que abundaban los casinos de juego y los divorcios se obtenía fácilmente. Stroheim contraatacó, proponiéndole una película ambientada en Montecarlo y poco después de la guerra. El resultado, Esposas frívolas (Foolish Wives, 1922), fue probablemente la primera película madura y plenamente lograda de Stroheim, que Laemmle promocionó ya durante la fase de rodaje como la primera de toda la historia que iba a costar un millón de dólares. En un anunció luminoso colocado en Nueva York se iba mostrando el crecimiento del presupuesto de Esposas frívolas y en él, la "S" de Stroheim se iba convirtiendo en un "$". A pesar del gancho de esta campaña publicitaria, más tarde demostró ser contraproducente para el propio Stroheim, ya que su reputación de director aficionado al lujo y la perfección asustó a muchos de los potenciales productores de sus proyectos. Jean Renoir declaró que ver esta película fue determinante en su futura carrera como cineasta.
Fotograma de Esposas frívolas (Foolish Wives, 1922)
Esposas frívolas contenía la interpretación definitiva de Stroheim como el típcio europeo canalla y carente de principios (en este caso en el papel de falsificador y y perseguidor de jóvenes que se hace pasar el conde ruso Karamzin). Una vez más se proponía seducir a una norteamericana casada que se encontraba de vacaciones en el extranjero. El hecho de que, en esta ocasión, Stroheim encarnase a un impostor dio lugar a numerosas especulaciones y discusiones hasta qué punto su papel era autobiográfico. Pero hubo de esperar hasta 1962 para que el historiador de cine Denis Marion descubriese toda la verdad: que, a pesar de lo que él mismo decía, Stroheim no procedía de una aristocrática familia de Viena ni había sido nunca devoto del catolicismo, sino que había nacido (en 1885) en el seno de una familia judía, y que su padre era sombrerero. 
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