viernes, 1 de abril de 2022

Los recuerdos de Jacques Doillon, el cineasta de la infancia (II)

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4.- La vie de famille (1985)

Esta es una historia conmovedora sobre los intentos de un padre por reparar las brechas en la relación entre él y su hija de 10 años. Emmanuel (Sami Frey) es padre de Elise (Mara Goyet) en su primer matrimonio y padrastro de una hija mayor en su segundo matrimonio. Intenta sacar lo mejor de las relaciones familiares y se va a visitar a su pequeña hija los fines de semana, pero eso solo hace que su nueva familia se ponga un poco celosa, especialmente su hijastra. Ella misma está confundida acerca de su propia relación con él. Después de una despedida particularmente emotiva un fin de semana, Emmanuel y Elise hacen un viaje desde el sur de Francia a España, trabajando en un proyecto cinematográfico. A través de una serie de conversaciones indirectas, 

5.-  La chica de quince años (La fille de quinze ans, 1988)

Juliette, una chica de quince años, está enamorada de Thomas, que tiene catorce. Willy, el padre de Thomas, decide llevar a su hijo de vacaciones a Ibiza, pero el chico pone como condición que Juliette les acompañe. El padre acepta y, poco a poco se va enamorando de Juliette. La chica decide que la única manera de librarse de él es jugando al juego de la seducción... Fue es uno de los primeros trabajos del actor Melvin Poupart, quién fue nominado al mejor actor revelación en aquella edición de los César. Le acompaña Judith Godrèche y el propio director, en el papel de padre seducido por la joven.

6.- El pequeño criminal (Le petit criminal, 1990)

Problemas en la escuela, una madre alcohólica y un padrastro malvado. Este es el pan de cada día para Marc, un muchacho problemático que, de repente, descubre que tiene una hermana mayor y, obcecado por el deseo de conocerla, emprende su búsqueda. Pero para eso, precisa de dinero, por lo que se ve abocado a la delincuencia... En la parte más importante de la película, creó una atmósfera íntima y condensada con solo tres personajes. Los diálogos constituyen la clave del éxito de la película. Probablemente contiene algunos de los mejores diálogos jamás escritos en el cine francés. Gracias a ellos, Jacques Doillon dibuja una descripción convincente de cada personaje pero enfatiza especialmente sus sentimientos y sus relaciones. La película se basa esencialmente en estos dos últimos puntos. Nunca aburridas, más bien patéticas, crean una verdadera emoción en el espectador ya veces no les falta el humor.

7.- Le Jeune Werther (1993)

Un grupo de estudiantes de 13 años están destrozados por el suicidio de un amigo e intentan descubrir qué pasó. Esta película parte de un concepto maravilloso. La situación psicológica representada en el famoso cuento de Goethe se trasplanta a los adolescentes del París moderno. El evento estructurante (el suicidio del mejor amigo de Ismael) ya ha tenido lugar cuando comienza la película, y Doillon y sus jóvenes actores hacen un trabajo magnífico para convencernos del trauma que esto crea. Lo que hace que la película sea totalmente memorable es la forma en que pasa sin problemas de una historia de misterio a un examen inolvidable de la vulnerabilidad de las emociones jóvenes. Cuando Ismael y sus compañeros de clase sacan conclusiones precipitadas y luego descubren a la enigmática Miren, somos arrastrados a su mundo y su sensibilidad. Pero esta pequeña gran obra maestra parece incluso llevarlo a un nivel superior. Esta es una de las poquísimas películas que demuestra que el mayor dolor de la vida viene de enamorarse de lo inaccesible. 

8.- Ponette (1996)

La madre de Ponette muere en un accidente automovilístico, al que la propia Ponette sobrevive con solo un brazo roto. Tras la muerte de su madre, el padre de Ponette (Xavier Beauvois) deja a la niña de cuatro años con su tía Claire (Claire Nebout) y sus primos Matiaz (Matiaz Bureau Caton) y Delphine (Delphine Schiltz). Ponette y sus primos son enviados a un internado. Allí, la pérdida de su madre se vuelve aún más dura y dolorosa cuando se burlan de ella en el patio de recreo por no tener madre. Ponette se vuelve cada vez más retraída y pasa la mayor parte del tiempo esperando que su madre regrese ya que ella no conoce la muerte de ésta. Cuando la espera sola, Ponette solicita la ayuda de su amiga de la escuela Ada (Léopoldine Serre) para que la ayude a convertirse en una "hija de Dios" para, con suerte, convencer a Dios de que devuelva a su madre, en vano. Al final, Ponette visita un cementerio y llora por su madre, quien de repente aparece para consolarla y pedirle que viva su vida y no esté triste todo el tiempo. Su madre (interpretada por Marie Trintignant) dice que no puede volver, por lo que Ponette debe seguir adelante y ser feliz con su padre. Luego parece que su mamá le regala un suéter que ella no trajo al cementerio, y su papá comenta al verla que "hace tiempo que no veo ese suéter". Historia de la desolación y desamparo de una niña de cuatro años que ha perdido a su madre. Un drama que obtuvo unanimidad al calificar como impresionante la actuación de la niña.
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