miércoles, 29 de noviembre de 2017

El cine soviético en la era silente (VII)

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La mayor parte de las películas soviéticas de este período intentaron adaptar las técnicas norteamericanas a temas soviéticos: el serial Miss Mend (1926), también conocida como Las aventuras de los tres periodistasconstituye un buen ejemplo, y esa eran las películas soviéticas que los espectadores soviéticos deseaban ver, en lugar de las aclamadas como obras maestras Dirigida e interpretada por Boris Barnet y  Fyodor Otsep y Natalia Glan como Vivian Mend, la secretaria. Originalmente realizada en tres partes. La historia sigue las aventuras de tres periodistas que intentan detener un ataque biológico contra la URSS por poderosos hombres de negocios occidentales. 
Miss Mend (1926)
Dos de las figuras más destacadas de este cine popular fueron el citado Fyodor Otsep (1895-1949), que dirigió Zemlya v plenu (1928) y El cadáver viviente (Zhivoy trup, 1929), basada en una obra teatral de Leon Tolstoy; y Boris Barnet (1902-1965), que dirigió Moskva v oktyabre (1927), La muchacha de la sombrerera (Devushka s Korobkoy, 1927) y La casa de la plaza Trubnaya (Dom na Trubnoi, 1928), estas dos últimas, dos comedias satíricas. Ambos hombres eran discípulos de Kuleshov. 
Dom na Trubnoy (1928)
En las obras maestras del cine soviético, que se hicieron mundialmente famosas, la forma parecía superar muchas veces al contenido, como se encargaron de señalar los activistas del partido, de manera que resultaban "ininteligibles para millones de espectadores". Las películas de Sergei M. Eisenstein (1898-1948) encajaban en esta categoría, aunque la acusación de "ininteligibles" desautoriza más a los acusadores que al acusado. Eisenstein no era en absoluto el único de los artistas soviéticos que pensaba que una sociedad revolucionaria necesitaba una cultura revolucionaria capaz de imbuir una conciencia revolucionaria en las masas. Esa cultura tendría que encontrar nuevas formas de expresión no mediatizadas por el pasado burgués, y Eisenstein consideraba que el cine era el vehículo ideal para lograrlo. 
Sergéi M. Eisenstein
Sus películas mudas, comenzando con La huelga (Stachka, 1925), fueron esencialmente experimentos destinados a encontrar esas nuevas formas. Los personajes tradicionales e individuales fueron abandonado como reliquias burguesas en favor de otros más simbólicos que representaban a las masas y fuesen interpretados por personas normales y corrientes sin experiencia previa como actores. Eisenstein les llamó "tipos" y utilizó para mostrarlos formas estilizadas de caricatura. La caracterización de los marineros y los burgueses de Odessa en su película sobre la fallida Revolución de 1905, El acorazado Potemkin, constituye un buen ejemplo. Esas figuran se unían entre sí mediante el montaje en un lenguaje que desafiaba las concepciones narrativas convencionales. En lo que Eisenstein describió como "montaje intelectual", los objetos y los personajes se yuxtaponían de una forma que pretendía desconcertar deliberadamente a los espectadores: las imágenes se comentaban unas a otras, obligando al público a abandonar sus ideas preconcebidas y a adoptar una nueva conciencia de la realidad. 
Fotograma de El acorazado Potemkin 
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