martes, 14 de noviembre de 2017

Biografías de cine: Sergei M. Eisenstein (VI)

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La fe en su trabajo le permitió recuperarse y contraatacar. En otoño de 1937 dio la primera vuelta de manivela de Alejandro Nevsky (Aleksandr Nevskii, 1938), una epopeya patriótica que recreaba la lucha de los rusos contra los caballeros teutónicos en el siglo XIII y una de las películas de Eisenstein más populares entre los espectadores soviéticos. Su protagonista vuelve a ser una sola persona, no la masa, y desaparece su vigoroso estilo documental para ser sustituido por una delicada reconstrucción de la historia. Durante el rodaje, se asignó un supervisor oficial para vigilar a Eisenstein. En esta película, Eisenstein aplica el método de contrapunto que plantea en el Manifiesto del sonido, que escribió en 1928 junto con Pudovkin y Aleksándrov. Gracias a esta ruptura total con su pasado, Eisenstein recibió los honores que se le habían negado durante tanto tiempo, concediéndosele la Orden de Lenin. 
Escena de Alejandro Nesvky
En 1944 terminó Iván el Terrible (Ivan Grosny), una amplia trilogía sobre la figura del zar Iván Grozni. Plantea el drama del zar como la materialización de las contradicciones de un político creyente fiel y ortodoxo, que se ve obligado a enfrentarse con la Iglesia rusa que no quiere perder sus privilegios feudales. La imagen que presenta Eisenstein de este zar torturado, que se cuestiona si el poder proviene de Dios o del pueblo, disgusta a los dirigentes comunistas soviéticos, y después de recibir el Premio Stalin por su primer capítulo, su segunda y su tercera parte, que pensaba rodar en color, son prohibidas. La película fue compuesta por Sergei Prokofiev. 
Finalmente, en 1946, la noche en que terminó el montaje de La conjura de los boyardos (Ivan Groznyy. Skaz vtoroy: Boyarskiy zagovor) -no se pudo estrenar hasta 1958-, segunda parte de Iván el Terrible, que contaba la venganza de Iván; y había comenzado el rodaje de Iván el Terrible, tercera parte, pero que no se completó debido a la desaprobación del Gobierno soviético, Eisenstein sufrió un grave infarto. Tardó dos años en morir y cuando lo hizo, en febrero de 1948, se encontró sobre su mesa de trabajo un artículo inacabado sobre "El cine estereoscópico". 
En el caso de Sergei M. Eisenstein puede decirse que murió realmente con las botas puestas... Falleció a la edad de 50 años. 

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