miércoles, 8 de noviembre de 2017

Biografías de cine: Sergei M. Eisenstein (II)

(cont.)

Escalones a la inmortalidad

En Odessa, la imaginación de Eisenstein se inflamó cuando vio la famosa escalinata por lo que habían descendido los soldados zaristas disparando contra los ciudadanos que habían acudido a contemplar el buque amotinado anclado en el puerto. Se olvidó del guión general, buscó a los supervivientes y encontró dibujos de un francés que había sido testigo de la masacre. Escribió un nuevo guión (que adoptaba la forma clásica de tragedia en cinco actos) y redactó conciso rótulos para acentuar el ritmo de la acción. El climax del "cuarto acto" era la famosa matanza en la escalinata de Odessa, de siete minutos de duración. 
Matanza en la escalinata de Odessa en El acorazado Potemkin
Los medios de rodaje con los que contaban los técnicos de Eisenstein eran sumamente primitivos, pero sus limitaciones se vieron superadas gracias a toda una serie de experimentos originales. Las pantallas reflectantes fueron utilizadas por primera vez en la Unión Soviética. El director de fotografía, Eduard Tissé, utilizó la fotografía desenfocada; en las escenas de masas se limitó a cambiar los objetivos en lugar de volver a enfocar la cámara, para no interrumpir la actuación de unos extras sin experiencia. Se construyo una plataforma móvil, lo suficientemente grande como para que cupiesen en ella la cámara, Tissé, Eisenstein y sus ayudantes, moviéndola a lo largo de la escalinata. 
Eisenstein volvió a Leningrado en 1926 para dirigir Octubre, y la ciudad en la que había vivido los primeros ocho meses de la Revolución fue totalmente a su disposición. En Octubre, la historia atraviesa como un huracán la pantalla, con las masas como protagonistas; en la versión original y sin cortes de la película no hay personajes individuales, salvo Lenin, Trostky y Kerensky. El torrente de la historia tan vigorosamente reconstruido por Eisenstein, se ve interrumpido de cuando en cuando por una multitud de impresiones e ideas, con las que intenta hacer a los espectadores reflexionar. 
Eisenstein descansando en el trono
del zar durante el rodaje de Octubre
Interrumpiendo la acción histórica, intentaba toda una serie de comentarios visuales: por ejemplo, la multitud derribando la estatua del zar, que luego se reconstruye sola. La subida al poder de Kerensky como jefe del gobierno provisional en julio de 1917 es mostrada en tono cómico, con rótulos intercalados que indican su rango ascendente montados en paralelo con otros del propio Kerensky subiendo la escalinata del Palacio de Invierno, exactamente al mismo ritmo. Verdadera enciclopedia de imágenes, Octubre desconcertó a la mayoría de los espectadores. Su estreno tuvo que retrasarse cinco meses, cuando Eisenstein, que había permanecido absorto por su trabajo, se enteró de que Trotsky había caído en desgracia y de que todos los planos en los que aparecía su figura debían desaparecer de la película. 
Fotograma de Octubre
Antes de terminar Octubre, Eisenstein había comenzado ya su película siguiente, Lo viejo y lo nuevo (1929), también conocida como La línea general, sobre los cambios introducidos por la colectivización en una aldea soviética. La colectivización de la agricultura había avanzado bastante mientras rodaba Octubre, por lo que se vio obligado a escribir un nuevo guión. La campesina María Lepkina, que se interpretaba a sí misma, se convirtió en la primera heroína cinematográfica de la nueva sociedad soviética. Su evolución desde jornalera oprimida hasta dinámica líder de toda la aldea se presenta en una serie de episodios experimentales y visualmente asombrosos. Los dos conocidos son el que muestra a los aterrorizados campesinos contemplando una batidora de nata, y el de la procesión religiosa, en el que las imágenes mudas sugieren vívidamente el sonido. 
(cont.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario