martes, 21 de noviembre de 2017

El cine soviético en la era silente (II)

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El material recogido por los mismo proporcionó la base para los primeros noticiarios y documentales soviéticos, así como temas para un importante género, el de las películas sobre la guerra civil se convirtió para el cine soviético en el equivalente del "western" para Hollywood: un vehículo de entretenimiento de masas que contenía elementos de legitimación histórica y política de la sociedad que lo producía. Algunas partes vitales de la red cinematográfica soviética, tanto en la producción como en la distribución y la exhibición, siguieron en manos privadas hasta la nacionalización de la industria en 1919. Pero los problemas estaban sólo comenzando: muchos de los empresarios privados huyeron del país, llevándose consigo sus equipos, sus talentos y sus experiencias. 
El pionero del cine documental, Dzziga Vertov
Los estragos causados por la contienda mundial, por la guerra civil y por el abandono general habían dejado los estudios (o "fábricas de películas", como se los llamaba) y los cines en estado desastroso, mientras que la prohibición por parte de las potencias occidentales de exportar negativo cinematográfico a la Unión Soviética significó que las autoridades carecía prácticamente de materia prima con la que hacer sus propias películas.
Fotograma de Las aventuras de Octobrina (Pokhozhdeniya
Oktyabriny, 1924), una película fantástica
Antes de la revolución, Rusia no producía ninguno de los materiales necesarios para el cine, y por tanto la película virgen como el equipo tenía que ser importado. En consecuencia, el bloqueo occidental asestó un duro golpe a la industria del cine soviético. La desesperación empujó a Lenin a aprobar un acuerdo con un tal Jacques Cibrario, que desapareció enseguida con el dinero que se le había entregado, pero sin suministrar los materiales correspondientes.
Louise Poirier (Elena Kuzmina), una dependienta de grandes almacenes, que
defiende la Comuna de París en 1871 en la Nueva Babilonia (Novyy Vavilon, 1929)
El conflicto mundial y la guerra civil había provocado hambre y epidemias generalizadas. Cientos de miles de personas murieron y millones sufrieron grandes privaciones. El combustible escaseaba y la red de energía eléctrica no funcionaba demasiado bien. La dureza de los inviernos soviéticos aumentaron estas penalidades. 
El fin de San Petesburgo (Konets Sankt-Peterburga, 1927), de Vsevolod Pudovkin
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