viernes, 11 de noviembre de 2022

Hollywood y la política en los años 1930 (III)

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Hollywood y la Guerra Civil española
La invasión de Abisinia por Italia en 1935 no causó apenas impacto en Estados Unidos, pero el Estallido de la Guerra Civil española al año siguiente hizo que Hollywood se movilizara aunque con bastante cautela. The Last Train from Madrid (1937), de la Paramount , era simplemente otro "Gran Hotel sobre ruedas", y apenas mostraba todo el horror de una guerra civil de las más feroces de la historia. Cuando Walter Wanger, un productor independiente cuyas películas era distribuidas por United Artists, intentó hacer una película sobre dicha guerra, Blockade (1938), escrita por John Howard Lawson, ésta se vio drásticamente alterada por el Departamento Hays y los patrocinadores financieros de Wanger, de tal modo que la versión final resultaba simplemente confusa. Paradójicamente, y a pesar de esta censura política, Bolckade siguió provocando controversias. Bajo una dura presión de grupos de católicos que se identificaban con cualquiera que combatiese a la II República española, la cadena de cine de la Fox en la Costa Oeste se negó a exhibir la película y piquetes organizados por las iglesias locales consiguieron expulsarla de diversas ciudades de Michigan, Nebraska, Louisiana y Ohio. 
Henry Fonda en El joven Lincoln (1939)
Sólo entretenimiento
Según se aproximaba el fin de la década de 1930, Hollywood empezó a reconocer aunque de mala gana la posibilidad de una guerra en Europa. En 1938, el informe anual del Departamento Hays sobre la industria cinematográfica había advertido seriamente que el público pagaba para que lo entretuviesen, y no para lo adoctrinase con el pretexto de entretenerlo. Un año después afirmaba que no había la menor incompatibilidad entre "los intereses de la taquilla y ese entretenimiento que eleva el punto de vista de la audiencia sobre los temas elegidos". Pero a pesar de las protestas del Departamento Hays, un atento examen de las películas producidas en 1939 revela que el punto de vista del público se había elevado fundamentalmente por películas como El joven Lincoln (Young Mr. Lincoln, 1939), de John Ford, Caballero sin espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1939), de Frank Capra, y Lincoln en Illinois (Abe Lincoln in Illinois, 1940) (una desastrosa adaptación de la obra de Robert Sherwood). 
James Stewart en Caballero sin espada (1939)
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