viernes, 27 de octubre de 2023

Catherine Deneuve en diez obras poco conocidas (I)

Por supuesto, ha protagonizado clásicos inolvidables. Pero en la filmografía de la gran actriz, que celebra su 80 cumpleaños, también se esconden algunas rarezas, entre el galanteo chic y el absurdo tipismo francés.
Alternativamente prostituta (Belle de jour), princesa (Piel de asno) o incluso reina de Francia (El mosquetero), Catherine Deneuve nunca ha abandonado las pantallas desde su debut a finales de los años 1950. Encarnaba las fantasías más profundas de los directores que la rodaron, a menudo varias veces, como Buñuel, Ferreri, Truffaut, Demy... El domingo 22 de octubre celebró su 80 cumpleaños. La oportunidad, por supuesto, de volver a ver Los paraguas de Cherburgo, Indochina y El último metro... Pero en la gigantesca filmografía de Mademoiselle Deneuve también encontramos películas más raras, incluidas algunas auténticos bodrios, como Y Satán lleva el baile (1962), sucedáneo de ¡La Nouvelle Vague producida por Vadim donde vemos que sonreír como Brigitte Bardot no es lo más adecuado para la actriz! Hemos elegido 10 películas que se emiten menos en televisión y que realmente merecen ser (re)descubiertas.

1. Vacances portugaises (1963), de Pierre Kast

Frágil y primaveral, Catherine Deneuve tiene sólo 19 años en esta película rodada justo antes de Los paraguas de Cherburgo. Interpreta a la petulante hija de un intelectual (Michel Auclair), de izquierdas pero que vive como un marqués desilusionado, mordaz con las mujeres en general y con ella en particular. A través de su aparente pureza y su facilidad de palabra, Deneuve aporta mucha gracia juvenil a este galanteo, que mezcla placer, crueldad y desencanto elegante. La presencia de su hermana, Françoise Dorléac, que aquí parece mucho más madura que ella aunque sólo las separa un año, añade sabor a la película.

2. Las criaturas (Les Créatures, 1966), de Agnès Varda 

Aunque sea difícil definir esta rara película de Varda (¿lucubración tecno? ¿fábula surrealista? ¿distopía inestable? ¿Un poco de todo a la vez?), hay que verla para descubrir un lado totalmente improbable del director de Cléo from 5 to 7: Remembrances and Anecdotes. Afincado en la isla de Noirmoutier, Piccoli es un marido consumido por la culpa tras un accidente automovilístico que dejó muda a su esposa. Y, francamente, quitarle la voz a Catherine Deneuve es quitarle el 50% de su encanto. Pero su presencia casi fantasmal atrae a Las criaturas hacia Buñuel y eso no es tan malo...

3. Liza (1972), de Marco Ferreri

En los albores de los años 1970, la complicidad entre Marcello Mastroianni y Marco Ferreri era tal que el cineasta le ofreció este nido de amor tan especial, para acoger a su resplandeciente amada de la época. En esta película fascinante y poco conocida, Catherine y Marcello son solo ellos dos, vestidos mínimamente, aislados del mundo, en un islote del sur de Córcega. Después de una ronda de observación, se enamoran el uno del otro, formando una extraña relación sadomasoquista. Celosa de un perro, lo mata antes de ocupar su lugar, lamiendo la mano de su amo, como un perro. Una fábula a la vez absurda e inquietante sobre un amor loco sin resultado.

4. ¡Si empezara otra vez! (Si c’était à refaire, 1976), de Claude Lelouch

Esta película es ante todo un encuentro: Lelouch dando vueltas alrededor del animal Deneuve, con la cámara al hombro, y Catherine dejándose llevar, comprendiendo que la libertad lelouchiana la embellece. Como resultado, el guión no importa, y eso es bueno, porque Lelouch es como la vida: no es una inverosimilitud. Prisión, barreras de edad, escenarios improbables, nada puede impedir que una mujer como Catherine siga adelante.

5. Alma perdida (Âmes perdues, 1977), de Dino Risi

Venecia, una ciudad pudriéndose: sus aguas turbias, su manicomio y un palacio donde, como en Barba Azul, es mejor no descubrir lo que se esconde detrás de la puerta... "¿No vivimos en un enigma?" pregunta Catherine Deneuve, doblada en un italiano que le sienta perfecto. Orquídea que se apaga poco a poco, estrella que se apaga en un escenario mortal, víctima voluntaria, es de una belleza inolvidable.
(cont.)

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