miércoles, 11 de octubre de 2023

Homenaje a Akira Kurosawa, en el vigésimo quinto aniversario de su fallecimiento (IV)

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Trono de sangre (Kumonosu-jô, 1957)

Akira Kurosawa fue un cineasta abierto a las influencias de la cultura occidental. Lo demostró al trasladar al ambiente nipón medieval la célebre tragedia `Macbeth´ de William Shakespeare. En esta ocasión es un señor de la guerra japonés el que recibe una profecía según la cual llegará a ser emperador; y su mujer alimenta esa ambición, con consecuencias fatales. El director consideraba que, con Bajos fondos y La fortaleza escondida, le había salido una trilogía `jidai-geki´, las típicas películas de época de su país. Para narrar la historia acudió a la técnica del teatro "noh", en que los actores mueven el cuerpo de un modo muy característico. El uso de la niebla se reveló eficacísimo, así como el del decorado del castillo, en la falda del monte Fuji.

Los bajos fondos (Donzoko, 1957)

Robukei y su mujer mantienen un asilo para los más pobres en el Tokio feudal. Allí se dan cita un antiguo policía, un viejo artesano, un actor fracasado, una prostituta... Una de las películas más entrañables del gran Akira Kurosawa. Se trata de una historia claustrofóbica, basada en una obra del ruso Máximo Gorki, en la que la convivencia bajo un mismo techo saca a la luz los sentimientos más íntimos de los personajes. El director pensaba que el período Edo en que está situada era comparable al ambiente miserable que reinaba en el imperio de los zares en el siglo XIX. Resulta magnífica la composición de los planos, en maravilloso blanco y negro. La mano de artista sublime de Kurosawa se hace notar sobremanera en el amargo final, donde se permite un 'salto mortal sin red', al pasar de un momento bufo –la danza de un grupo de borrachos–, a otro trágico, sin solución de continuidad.

La fortaleza escondida (Kakushi Toride no San-Akunin, 1957)

Dos campesinos aceptan escoltar a un grupo, del que forman parte una altiva mujer y un hombre con pinta de tener autoridad. Ignoran que se trata de una princesa y su general, perseguidos por el villano de turno. Película de aventuras de Akira Kurosawa, que inspiró en parte a George Lucas y La guerra de las galaxias. Allí están la princesa y los dos campesinos (personajes cómicos como los robots C3PO y R2D2) para atestiguarlo. La simplicidad de la trama no impide buenas dosis de aventura y buen humor.

Los canallas duermen en paz (Warui yatsu hodo yoku nemuru, 1960)

Primera película producida por Akira Kurosawa, se adentra en el mundo de la corrupción empresarial, con un hombre que desea vengar la muerte de su padre en una clave muy de El padrino, aunque las dudas que le atenazan le emparentan también con el Hamlet de Shakespeare. Se trata de una historia notable, con los perfiles psicológicos de los personajes muy bien trazados. El director nipón afirmaba haber querido rodar una historia con significado social, y que optó por abordar el mundo de los escándalos corporativos porque "esa gente se esconde tras la fachada de una gran organización, y por eso nadie se da cuenta de lo terribles que son ni de las tremendas cosas que hacen".

Yojimbo (El mercenario) (Yôjinbô, 1961)

Una de las mejores películas de samuráis de la historia del cine, a la altura de Los siete samuráis, también de Kurosawa. Describe la llegada de un guerrero a una ciudad dividida por el enfrentamiento entre dos clanes rivales. Yojimbo es un mercenario, que va cambiando de bando según le conviene. Pero su visión de las cosas cambia a medida que conoce la situación y a los que la padecen. Hasta el punto de que decide, para liberar a la oprimida ciudad, explotar dicha rivalidad: la idea es que ambos grupos se maten entre sí. La película tuvo tal repercusión, que el propio director dirigiría una secuela, Sanjuro (Tsubaki Sanjuro, 1962). La trama parece deudora de la novela de Dashiell Hammett Cosecha roja, y un argumento semejante también formaría parte de Muerte entre las flores, la película de los hermanos Coen. Pero el remake por excelencia es la película de Sergio Leone protagonizada por Clint Eastwood Por un puñado de dólares. Aunque muchos comentaristas atribuyeron el éxito de la cinta a los duelos de espadas, apasionantes sin duda, Kurosawa tenía otra opinión. Para él lo importante era el personaje de Yojimbo, que "es un verdadero héroe, tiene un motivo real para luchar".
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