viernes, 24 de enero de 2014

Efemérides de cine: Las páginas del libro de Satanás

El 24 de enero de 1921 se estrenó la película danesa Las páginas del libro de Satanás (Blade af Satan bog), dirigida por Carl Theodor Dreyer. Interpretada por Helge Nissen, Halvard Hoff, Jacob Texiere, Hallander Helleman, Ebon Strandin, Johannes Meyer, Nalle Halden, Tenna Kraft, Viggo Wiehe, Emma Wiehe, Jeanne Tramcourt, Hugo Bruun, Elith Pio, Emil Helsengreen, Viggo Lindstrøm.  Productora: Nordisk Film.
Sinopsis argumental: Satanás es un ángel caído que quiere agradar a Dios. Pero el Señor lo condena a vivir entre los hombres para tentarlos permanentemente; cada vez que provoque la condenación de un alma, la propia condena de Satán se alargará un milenio. En cambio si llega a hallar a un alma capaz de resistir sus tretas, logrará un mérito a su favor... 
Comentario:
La segunda película de Dreyer, con problemas financieros en la productora Nordisk, quería poner un contrapunto al grandioso poema cinematográfico de Griffith: Intolerancia. Dreyer configura cuatro historias con un realismo y una documentación que será su carta de presentación para sus siguientes películas. Si en Ordet hace grabar los jadeos de parto de Birgitte Federspiel, quien realmente estaba embarazada, para incorporarlos a la cinta, y en la Pasión de Juana de Arco hizo caminar de rodillas a la Falconetti para rodar el dolor se su cara, en ésta película y por el módico precio de dieciocho coronas hace grabar en directo sobre el brazo de unos de los cuidadores de María Antonieta, el tatuaje con las famosas frases del proceso revolucionario. Así se las gasta Dreyer.
Del primer episodio de la vida de Jesús, su gran pasión cinematográfica que no pudo realizar a pesar de tener el guión terminado, se destaca sobre todo el plano del sanedrín político, y el avance de los soldados romanos para detener al rebelde. El contraste entre la asamblea de los “Caifás”, donde los sabios gritan pidiendo condena y la reunión de los seguidores de Jesús, con el tañido de fondo del arpa cantando al amor, marca el ritmo de éste capítulo con primeros planos geniales del Judas. La imagen de la cena, solo superada por Buñuel en Viridiana, es un cuadro, del que tenemos referencia por ser colgado en la mayor parte de los comedores de las familias españolas del franquismo. Familias que no pudieron ver la película gracias a la censura impuesta por la Iglesia Católica debido sobre todo al capítulo dedicado a la Inquisición. La antipatía hacía el clero quedaría constatada en la terrible secuencia del interrogatorio del monje Argote a Isabel, y como el Gran Inquisidor, haciendo de perfecto cínico le susurra: “que me importa el cuerpo de la hereje si su alma se salva”.
Vista la película es inevitable que surja una lectura antirrevolucionaria y antipopular del episodio de la Revolución Francesa donde el mal se instala en el comisario político de la facción jacobina del terror. Si seguimos a Irene Castell el episodio francés se hallaría muy cerca de la historiografía contrarrevolucionaria:” penalidades de la familia real, tragedia de los inocentes, víctimas, los horrores de la barbarie popular”, pero nosotros decimos lo mismo que José Andrés Dulce y es que un artista, alguien que no juega con las cartas marcadas, nunca se dirige a los convencidos tratando de halagarlos con los argumentos que éstos desean escuchar. De Dreyer sabemos sobre todo que era un personaje aburrido y dedicado al cine por encima de todas las cosas. Recordemos que Dreyer comienza el episodio diciendo que la cabeza de Luis XVI rodó “sobre el altar de la libertad”.
El cuarto episodio, la rosa roja de Suomi, trascurre en el poblado de Hirola, durante la ocupación de Finlandia por tropas rusas, y está claro que a Dreyer no le gustan las ocupaciones sean o no revolucionarias .Se acordaba de la sufrida por los prusianos en sus propias carnes. Lástima que la música de fondo llegue a cansar en la edición que hemos visto.

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