martes, 2 de enero de 2018

El cine documental (IV)

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Música para los ojos

Muchas de las películas entre los años 1920 y 1930 crearon un pequeño subgénero, el de las llamadas "sinfonías de una gran ciudad". El flujo y el reflujo de la vida urbana a lo largo de las veinticuatro horas del día estimuló el montaje de innumerables escenas hasta convertirlas en una especie de "sinfonía visual". Alberto Cavalcantidirector y productor de cine brasileño, establecido en París, produjo la primera película importante de este ciclo, que tuvo gran resonancia en Francia, Rien que les heures (1926), ambientada en en París, fue rodada en sólo cuatro semanas. Se trata de una serie de impresiones de la ciudad de París durante un día y noche cualquiera, expresando el paso del tiempo en asociación con incidentes personales.
En comparación, Walter Ruttmann, director de cine alemán, dispuso de de mucho más tiempo, dieciocho meses, para rodar Berlín: Sinfonía de una gran ciudad (Berlin - Die Symphonie der Großstadt, 1927), con la ayuda de uno de los mayores directores de fotografía de Alemania, Karl Freund, y un equipo de operadores. Inspirada en el documental soviético Kino-Nedelia" (1918) de Dziga Vertov, se trata de un documental basado en la vida, durante un día, de la ciudad de Berlín. 
A continuación Henri Stork, pionero del cine belga, rodó su Imágenes de Ostende (Images d'Ostende, 1929), un cortometraje en el que rinde homenaje a uno de los lugares más conocidos de Bélgica: la playa de Ostende. Filmando de todos y a todos, reuniendo una pequeña colección de ocho cortometrajes realizados en la década de 1920, Storck invita al público a sentir la playa, el puerto, el oleaje, el viento y las dunas, dándonos más de lo que realmente pueden las imágenes reales evocar, alcanzando un nivel surrealista.

Y muy pronto prácticamente todas las grandes ciudades se pusieron a rivalizar unas con otras para rodar y poseer su propia sinfonía.
La mayoría de estas películas, casi todas ellas mudas, resultan bastante anticuadas hoy en día, pero conservan cierto valor como documentos históricos y artísticos que reflejan los intereses y entusiasmos de una era remota. Algunas, como las películas de Jean Painléve, son obras intemporales del arte cinematográfico por derecho propio.
Sin embargo, probablemente la más memorable de todas estas películas es A propósito de Niza (À propos de Nice, 1930), rodada por un joven director Jean Vigo, que sabía que su vida iba a ser corta, pues padecía tuberculosis, y cuya historia familiar no podía haber sido más trágica. Vigo marcho a Niza buscando un alivio a su mal estado de salud, y se quedo inmediatamente sorprendido ante los extraordinarios contrastes visuales que ofrecía la ciudad. La opulencia, autoindulgencia y excesos egoístas de los habitantes ricos y de los millonarios que pasaban en invierno en la costa, o que se había retirado a ella para esperar la muerte en medio del lujo y la comodidad, contrastaban violentamente con la pobreza y las privaciones de la vida en los barrios bajos. La fiesta primaveral de la Batalla de las Flores, en la que los jóvenes desfilaban junto a gigantes y cabezudos, iba montada en paralelo con el sombrío esplendor de los cementerios para los ricos, con sus barrocos mausoleos y monumentos, Utilizando la cámara semioculta para conseguir reveladores retratos de los decadentes y envejecidos pobladores de la ciudad, Vigo rodó una película de protesta estética que le aseguró fama y le convirtió en cineasta profesional. 
Gracias a la ayuda de mecenas ilustrados pudo proseguir su carrera y rodar la que está considerada como su obra maestra Cero en conducta (Zéro en conduite, 1933), un estudio surrealista  sobre la vida de un internado para niños pobres. También muestra la influencia de la obra de teatro Ubu Roi, de Alfred Jarry. Película prohibida en Francia en su estreno por su presunto mensaje antipatriótico. François Truffaut rindió un homenaje a Zéro de conduite en su película de 1959 Los 400 golpes (Les quatre cents coups) copiando, prácticamente fotograma a fotograma, la escena en la que una línea de escolares que corren por París va perdiendo uno a uno sus miembros debido a las atracciones de la ciudad. La película If.... (1969), de Lindsay Anderson es en su totalidad una reinvención menos caprichosa de Zéro
También rodó el largometraje L'Atalante (1934), antes de morir prematuramente y tres semanas después de su estreno. Obra maestra de un director que, con sólo 4 películas, y antes de morir con 29 años, cautivó a generaciones por la poesía y simpleza de sus historias.

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