viernes, 24 de julio de 2020

¿Qué es el cine? La respuesta en la pionera Germaine Dulac

En la década de 1920, se le atribuyen las primeras películas impresionistas, feministas y luego surrealistas. Los escritos teóricos de esta pionera del séptimo arte salen a la luz.
Germaine Dulac
¿La recordamos hoy? Si el cine conquistó su título del séptimo arte, inicialmente fue considerado como una vulgar atracción de barraca de feria. “Durante diecinueve siglos solo hubo seis artes: pintura, música, poesía, escultura, danza, arquitectura. Nadie se atrevía añadir un nuevo elemento a esta maravillosa cohorte. Otro arte, ¡qué aberración! ¿Era necesario y los artistas lo necesitaban para expresarse?", afirmaba la pionera Germaine Dulac (1882-1942). 
Germaine Dermoz en La sonriente Señora Beudet (1923)
Esta cineasta y teórica, que también era periodista feminista (para La Fronde y La Française), productora, líder del movimiento de cine-clubs y directora de Actualités Gaumont, vio el nacimiento del cine y cómo la hechizaba. Para emanciparlo y darle la plena legitimidad que le faltaba en ese momento. "Cine", escribe con autoridad, esta mujer-orquesta en busca de la pureza, no es una diversión vacía, adecuada solo para entretener a las multitudes, sino un nuevo arte al servicio del pensamiento, que tiene su propia forma de expresión y su límpida estética. Entonces, "¿No merece ser juzgado en sí mismo y por sí mismo?". "Liberado de las" viejas concepciones "y" de los elementos de otras artes, que lo mantienen prisionero en su armadura"... Al igual que todas las mujeres encorsetadas en su existencia conyugal burguesa que Dulac pretendió liberar su puesta en escena en sus películas, gracias a estas imágenes subjetivas que finalmente dan forma a su vida interior...
Alex Allin en La concha y el cura (La coquille et le clergyman, 1928)
Hoy es conocida por su película impresionista, La sonriente Señora Beudet (La Souriante Madame Beudet, 1923), y su experimento surrealista, La concha y el cura (La coquille et le clergyman, 1928). Su carrera como realizadora se vio afectada por la aparición del cine sonoro y su última película como directora fue en 1934 con Je n'ai plus rien. La última década de su vida estuvo dedicada al cine documental, con su trabajo para los noticieros de Pathé y Gaumont.

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