sábado, 5 de mayo de 2018

Romances memorables del cine fantástico (IX): Alien

Tetralogía de Alien (1979-1997)

Compuesta por: Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979), de Ridley Scott; Aliens, el regreso (Aliens, 1986), de James Cameron; Alien 3 (Alien³1992), dirigida por David Fincher y  Alien: ResurrecciónAlien: Resurrection, 1997), de Jean-Pierre Jeunet.
Ésta es una relación conflictiva. Mucho amor-odio fluye entre Ripley y el más temido xenomorfo de la historia del cine. El alien, como sugirió bien la locura de H. R. Giger, es, de entrada, un elemento totalmente sexual. Pero no será hasta que Jean-Pierre Jeunet, con todo su descaro imaginativo, vuelva a poner al personaje sobre la mesa, clonado, trastocado, abiertamente cachondo, que descubriremos algo que siempre estuvo ahí: la tensión de terror absoluto entre el cariño recurrente y los encantos de la repulsión. Éste es un romance que Ripley nunca quiso: los espectadores fuimos relacionado a la heroína y al antagonista, fuimos convirtiéndolos en seres inseparables, antagónicas figuras creativas. Ésta es una historia de amor espontáneo que se creó por la recurrencia en pantalla de una supervivencia imposible: funda el metal fundido que pase, la relación conflictiva de Ripley seguirá repitiéndose en nuestra imaginación. Historia de muertes consecutivas y cariños renacidos, de genes y salas de cine, Ripley y el alien son, definitivamente, un motivo de necesidad amorosa suavemente autodestructiva.

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