miércoles, 3 de julio de 2013

Biografías de cine: Anthony Mann (I)

Sus primeras películas fueron thrillers y las últimas epopeyas espectaculares. Pero a Anthony Mann se le recordará especialmente, y con toda justicia, por su trágica visión del mundo del Oeste.
Anthony Mann, nacido con el nombre de Emil Anton Bundsmann (San Diego, 30 de junio de 1906 - Berlín, 29 de abril de 1967) fue un director de cine y actor estadounidense.
Su padre, Emile Theodore Bundsmann, era un emigrante austríaco; y su madre, Bertha Waxelbaum (apellido original: Weichselbaum), provenía de una familia judía de Macon, Georgia.
Anthony Mann comenzó su carrera como actor en Nueva York, en pequeñas salas del Off-Broadway. En 1938 se trasladó a Hollywood. Durante comienzos de los años 1940, la obra de Mann osciló entre el cine negro y las comedias musicales, En 1942 empezó a trabajar como asistente de dirección. Su primera película como director fue Mr. Broadway (1942), basada en la novela de Borden Chase. Le siguió Moonlight in Havana (1942), una comedia musical con el beisbol como telón de fondo. En 1943 dirige otro musical Nobody’s Darling. Otro musical dirigido por Mann fue My Best Gal (1944).
Ese mismo año realiza un mediometraje (sólo dura 56 minutos) de serie B Extraños en la noche (Strangers in the Night), en la que un sargento de Marines, que ha sido herido en el campo de batalla, pasa su convalecencia en Europa. En el hospital recibe cartas anónimas de una joven llamada Rosemary y acaba enamorándose de ella. Tan pronto como regresa a casa, emprende la búsqueda de la chica, pero su madre le comunica que se ha ido.
En 1945 dirige:
  • El gran Flamarion (The Great Flamarion), basado en el relato The Big Shot, de Vicki Baum. La acción tiene lugar en Pittsburg, San Francisco, Chicago y Méjico DF, en 1936. Narra la historia de Flamarion (Erich von Stroheim), solitario, enigmático, de gran puntería, convertido en artista de variadeades, a la manera de Guillermo Tell. Junto con sus ayudantes Connie (Mary Beth Hughes) y Al (Dan Duryea), presenta un número de arriesgados disparos, con los que hace blanco en botellas, bombillas, adornos del peinado y en los tirantes del vestido de Connie. Guarda un secreto en su interior, no fuma, no bebe y vive concentrado en mantener la puntería. Tras un largo paréntesis de 15 años sin relacionarse con una mujer, Connie le ofrece amistad y amor, que él acepta no sin resistencias. La película desarrolla una historia dramática, que contiene celos, adulterio, chantaje, venganza y referencias de cine negro (asesinatos, mujer fatal, etc.).

  • Dos en la oscuridad (Two O’Clock Courage). Después de estar casi a punto de atropellarlo con su taxi, Patti Mitchell (Ann Rutherford), recoge a un cliente que aduce padecer amnesia. El hombre (Tom Conway) sólo quiere reconstruir los hechos para conocer su propia identidad, por lo que Patty se interesa por él y decide ayudarle en sus pesquisas. Pero cuando las piezas del puzzle empiezan a encajar, al tiempo que el interés de Patty por el desconocido empieza a rozar el terreno personal, el hombre descubre que él podría ser el principal sospechoso de un asesinato... Remake de la película Two In The Dark (1936), de Benjamin Stoloff.

  • El código del amor (Sing Your Way Home), un musical. Un corresponsal de guerra norteamericano residente en el París ocupado, vuelve a Estados Unidos haciéndose cargo de quince chicos abandonados. Su viaje de regreso estará lleno de sorpresas. Nominada al Oscar como mejor canción.


En 1946 realiza:
  • El thriller Extraña interpretación (Strange Impersonation, 1946). Nora Goodrich es una química dedicada a la investigación que desea probar en sí misma la anestesia que acaba de inventar. Tras inyectársela, todo comienza a ir mal en su vida. Su novio, Stephan Lindstrom, la abandona, es víctima de un chantaje y una devastadora explosión le desfigura la cara.
  • Una rubia afortunada con suerte (The Bamboo Blonde), un musical romántico en el marco de la II Guerra Mundial. Un piloto a punto de irse al frente de guerra conoce a Louise, una cantante de la que se enamora. Ella deja que le pinte su imagen, la "Bamboo Blonde", que queda dibujada en el avión con el que se enfrentará a la flota japonesa en el Pacífico.

Durante 1947 realiza alguna de sus mejores películas pertenecientes al cine negro.  En estas películas, Mann fue perfeccionando un estilo visual altamente dramático y expresivo, llegando a conseguir verdaderas obras del género. 

Pero la película que marcó el inicio de la época más rica y creativa de la carrera de Mann fue Desesperado (Desperate), también de 1947, que contiene secuencias tan osadas como la de la pelea iluminada por una bombilla que oscila locamente de un lado para otro, haciendo que el decorado pase alternativamente de la oscuridad a una luz cegadora; un apasionante clímax final, lleno de primeros planos de caras sudorosas y una gran interpretación de Raymond Burr como el siniestro “malo”.
Le siguió El último disparo AKA Trampa para un inocente (Railroaded!) . Con el metraje corto de costumbre, todo comienza en una peluquería donde el hampón Duke Martin, junto con otro compinche, atraca lo que después se descubre como una casa de recaudación de apuestas camuflada. Duke contará con la ayuda de Clara Calhoun, una alcohólica a la que domina y que trabaja allí como peluquera. Lo que continúa no es nada nuevo: el atraco sale mal, muere un policía, el compinche también y todo es preparado por Duke y Clara para que la acusación recaiga sobre del joven Steve Ryan, un inocente mecánico que vive con su madre y con su hermana. Será ésta última la que comenzará, tras la injusta acusación y junto con el detective Mickey Ferguson, la búsqueda desesperada de la verdad.
Con La brigada suicida (T-Men), Mann alcanzó ya la maestría dentro del cine negro. La película gira en torno a dos agentes del gobierno que se infiltran en una banda de falsificadores y fue fotografiada por John Alton, que sería también el director de fotografía de Raw Deal, Reign of Terror y Border Incident (la primera de 1948 y las otras dos de 1949), así como del primer «western» de Mann, La puerta del diablo (1950). 
Su estilo fuertemente expresivo y casi abstracto, basado en “pintar con la luz”, y en el que las sombras juegan un papel casi tan importante como las luces, se ajustaba a la perfección a la puesta en escena de Mann, en la que la iluminación, la composición, los ángulos de cámara y el montaje están siempre al servicio del dramatismo de la historia, creando poderosas sensaciones de peligro, violencia inminente y tensión a punto de estallar.
Y, sin embargo, Mann no se limitaba a crear una “atmósfera» tensa” Su puesta en escena es la expresión visual perfecta del universo de oscuridad y mal en el que se desarrollan sus historias, de un pesimismo y un nihilismo implícitos que, en el Hollywood limitado por las normas del Código Hays, jamás podrían haberse reflejado simplemente en un guión. Aparentemente, La brigada suicida es una película moralista y en la tradición «realista» y casi documental de buena parte del cine negro norteamericano; pero Mann supera estos  planteamientos por medios puramente visuales, transformando lo que no era en principio sino un panfleto propagandístico y seudorealista en una visión imaginativa y sombría de la vida en las grandes urbes de Estados Unidos, en la evocación de un mundo profundamente desequilibrado. La película contiene asimismo dos escenas fundamentales para comprender el cine de Mann: la primera cuando, para no descubrirse, uno de los agentes tiene que negar que conoce a su propia mujer, y la otra cuando contempla impotente el asesinato  e su compañero. Se trata de anticipos de la trágica paradoja que habría de acosar a la mayoría de los héroes de Mann, reflejada ya en toda su plenitud en los westerns que rodó con James Stewart, y que consiste en que, para hacer lo que consideran correcto, sus protagonistas tienen que correr el riesgo de incurrir en precisamente aquello que más odian.

Justa venganza AKA Ejecutor (Raw Deal, 1948) es otra película de este período que prefigura también las grandes películas del Oeste de Mann, en el sentido de que se trata de una clásica historia de venganza. Libre ya de la coartada realista de La brigada suicida, se trata de una película manifiestamente pesimista y barroca en la que el pasado tiene una influencia decisiva.
A continuación codirigiría  con Alfred Werker Orden: caza sin cuartel (He Walked By Night). Un ladrón asesina a sangre fría a un policía y es perseguido por las calles de Los Ángeles. Los policías siguen su rastro hasta las mismísimas alcantarillas de la ciudad... Hay dos momentos en la película especialmente brillantes; el primero, cuando el criminal vuelve a la fábrica de equipos electrónicos para presionar a Reeves. Rodado en interiores, aprovechando los claroscuros propios de la noche urbana, es un festival de picados y contrapicados de gran dramatismo en el que la acción cobra un dinamismo soberbio. El otro, es la persecución final desarrollada en las cloacas.
En 1949 dirige dos películas pertenecientes a este género:
  • Incidente en la frontera (Border Incident). Mann nos cuenta a modo de denuncia como dos agentes, uno estadounidense y el otro mejicano, se infiltran en una red que trafica introduciendo braceros mejicanos de forma ilegal en los campos de cultivo del sur de EE.UU. Un duro y angustioso film rodado en blanco y negro con muchas escenas nocturnas por los desérticos páramos de California.

  • El reinado del terror [Reign of Terror (AKA The Black Book)]. Insólito ejercicio de cine negro, pero pese a ello poseedor de todos los ingredientes habituales en el género, El reinado del terror sorprende al elegir el periodo histórico de la Convención Jacobina como marco en el que desarrollar una historia que, de haber tratado de una banda de hampones dispuestos a acaparar el poder en un barrio suburbial de Chicago o Nueva York, no habría presentado sustanciales variaciones respecto de la que aquí se nos cuenta.

Comienza la década de 1950 dirigiendo otro thriller Side Street. Joe Norson (Farley Granger) es un cartero cuya mujer, Ellen (Cathy O'Donnell), está embarazada. Él desea darle una vida mejor, pero no dispone de medios. Desesperado, roba un sobre con dinero que encuentra en un despacho de su ruta de reparto. El dinero es el pago de un chantaje relacionado con unos asesinatos. Joe usa parte del dinero para mejorar su forma de vida, pero termina por sentirse culpable e intenta devolverlo. Lo lleva donde lo robó, pero nadie parece saber nada... Soprendentes imágenes en los títulos de crédito a vista de pájaro.

(cont.)



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