martes, 1 de agosto de 2017

El cine de Akira Kurosawa en ocho películas (II)

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El ángel ebrio (Yoidore tenshi, 1948), fue el primer largometraje en el que Kurosawa obtuvo libertada total para su realización. La película, que narra la relación de amor-odio entre un médico alcohólico (el extrovertido Takashi Shimura) y un joven matón tuberculoso (el muy físico Toshiro Mifune), sea un ángel borracho (tanto de humanismo como de sake). Desde la primera secuencia, Kurosawa coloca su película en un terreno que es a la vez realista y onírico. Si muestra de manera muy cruda las consecuencias físicas de la tuberculosis, que multiplica al mismo tiempo los efectos poéticos de la puesta en escena y del escenario, jugando con las sombras y las intervenciones recurrentes de un guitarrista.
La misma pareja de actores, incluso con una exactitud casi documental, pero una tensión multiplicada, en El perro rabioso (Nora inu, 1949), en la que un policía nervioso (Mifune) recorre los bajos fondos de la ciudad de Tokio en compañía de un superior más tranquilo (Shimura). Con la ventaja añadida de una inventada plasticidad y unas rupturas audaces tanto el tono y como en el ambiente.

El cineasta espectacular

En La fortaleza escondida (Kakushi toride no san akunin, 1958), dos campesinos pendencieros vagan por el desierto después de una batalla; una princesa fugitiva es atrapada por un clan enemigo que está buscando expandir su imperio; un general, que se mantuvo fiel a los ideales de su juventud, debe enfrentarse a un antiguo compañero más allá del lado oscuro de la fuerza militar... ¿No nos recuerda a algo?
Sustituyamos a los dos campesinos por un androide con armadura de oro y un robot sobre ruedas, el Japón medieval por una galaxia distante, las lanzas del el samurai por  espadas láser y se obtiene ... ¡Star Wars! George Lucas nunca ha ocultado su deuda hacia La fortaleza escondida. Una historia de aventuras repleto de energía, rodada en Cinemascope en suntuosos entornos naturales suntuosas, donde se mezcla con lo burlesco, con lo épica, lo fantástico y la tragedia. Este divertido gran espectáculo no impedirá al japonés Kurosawa mostrar una vez más su compromiso con la gente común: los verdaderos héroes no son la princesa rebelde o el oficial caballeroso, pero los dos chicos pobres harapientos, involuntariamente involucrados en una  guerra de señores que les sobrepasa.
Igual de espectacular pero aún más cáustica Sanjuro (Tsubaki Sanjûrô, 1962), secuela de El mercenario (Yôjinbô, 1961), una película de samuráis inmovadora por su espíritu crítico y humor negro. Incluso los héroes Ronin (samuráis sin señor) encarnados por el saltarín Toshiro Mifune, frente al enemigo interpretado por Tatsuya Nakadai. Pero si ambas películas mezclan escenas dramáticas, con otras de comedia y acción, Sanjuro va lejos en el registro de la parodia. El héroe mercenario muy violento se encuentra muy a su pesar con la cortesía y el pacifismo dos mujeres. La sátira culminó en una escena en la que Mifune, el actor viril si es recogido por camelias para dar la señal de un ataque...
Ocho películas de Akira Kurosawa: La más bella (1944), Un domingo maravilloso (1947), El ángel ebrio (1948), El perro rabioso (1949), Vivir (1952), La fortaleza escondida (1958), Sanjuro (1962), Barbarroja (1965)

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