miércoles, 9 de agosto de 2017

Martin Landau, desaparece un gran secundario (II)

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Martin Landau relató su reencuentro con su compatriota neoyorquino (Woody Allen y él había nacido en el mismo barrio de Nueva York): "Para el papel de Judah Rosenthal en Delitos y faltas, Woody pensaba en alguien como Edward G. Robinson. Sin embargo, le dije que estaba equivocado. ¡Cállate, idiota -pensé-, está apunto de decirle a uno de los más grande directores americanos, que no sabe lo que hace! Pero era más fuerte que yo, y añadí, este personaje es un mentiroso, un tramposo, un niño mimado, un asesino... Y no va a redimirse. Es necesario que el publico simpatice con él, incluso si está horrorizado por lo que ha hecho. Si un sólo espectador se dice, al principio de la película: es un bastardo, tu película será un fracaso. Es esencial -sin tener en cuenta el actor que lo interprete, -insistí-, que la historia no supere al personaje-, que deberá ser como todo el mundo. Judah no es un diablo, simplemente está atrapado en la trampa de sus propios errores. Su pecado, es no ser capaz de dejar las cosas a tiempo...". Woody me miró y dijo: "¿A que hora es tu vuelo a Los Angeles?“ Y, entonces, pensé que había perdido la partida. Añadiendo a continuación: "Es necesario que te tomen medidas para confeccionar tu vestuario". Y así fue, como me comunico que había sido seleccionado para el papel. 
Lo mejor estaba aún por llegar. En 1995, Martin Landau consigue, por fin, el Oscar al mejor actor secundario por su interpretación de Bela Lugosi en la película Ed Wood, de Tim Burton, y coprotagonizada con Johnny Depp. "Físicamente, no tenía un gran parecido con el mítico intérprete de Drácula. Yo utilizaba mucho las manos, al contrario que él; tengo una dentadura impresionante, a él no se le veían los dientes; poseo unos grande ojos siempre muy abiertos, los suyos estaban medio cerrados; y no hablaba como él, que jamás perdió su acento húngaro", -afirmó en una ocasión. Para impregnarse de su personalidad, se obligo a ver treinta películas y todas las entrevistas que había concedido Lugosi, que había podido encontrar. "Poco a poco, Bela me invadió. O, que fuera al contrario, no sé...". Martin Landau consideraba su interpretación como "una relación amorosa con el actor húngaro", como explicó a la prensa estadounidense después de recibir su Oscar: "A diferencia de Bela Lugosi, tuve la suerte de poder retornar al cine, y por ello, le ofrezco el último papel que él jamás tuvo". 
Después de Ed Wood, Martin Landau realizó algunas apariciones más o menos prescindibles en el cine. Pero, será de nuevo la pequeña pantalla, por medio de la serie de HBO Entourage, la que lo hará brillar en el papel... de un viejo productor cinematográfico. 

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