sábado, 26 de agosto de 2017

Biografías de cine: Abel Gance (V)

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Como hemos dicho su primera película sonora fue El fin del mundo, película de ciencia-ficción, en la que un astrónomo descubre que un cometa va a colisionar contra la Tierra, y mientras intenta encontrar una solución para salvar a la humanidad de la extinción, los gobiernos del mundo incrementan brutalmente los métodos para mantener el orden y entre la población, algunos rezan desesperadamente y otros sacian su apetito en una gran orgía final. 
Dirigió diecinueve largometrajes más, la mayoría de ellos proyectos comerciales, aunque incluyendo un remake de Mater Dolorosa (1933); dos nuevas versiones de Napoleón: Napoleón Bonaparte (Napoleon Bonaparte, 1935) y Austerlitz (1960); una biografía: Lucrecia Borgia (1935); un película sobre Beethoven: Un gran amor de Beethoven (Un grand amour de Beethoven, 1936); una nueva versión de Yo acuso (J'accuse, 1938), concebida como protesta contra la inminente II Guerra Mundial. 
A pesar de las limitaciones y restricciones a las que tuvo que enfrentarse, Gance continuó ideando nuevas técnicas. A la Polyvisión de Napoleón, añadió el sonido en perspectiva (patentado en 1929), la estereofonía y la pictografía, otro sistema estereofónico.
Pero el mundo no le prestó la menor atención. Para Abel Gance, que había alcanzado la máxima perfección en su obra coincidiendo con el final del cine mudo, el advenimiento del sonoro representó una tragedia. Sin embargo, en 1927, Gance había formulado la siguiente afirmación profética: "una gran película es como un puente de sueños, tendido desde una época hasta otra".  Y, con el redescubrimiento de Napoleón, esta profecía se hizo realidad.

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