jueves, 26 de diciembre de 2013

Efemérides de cine: Entre el amor y el pecado

El 25 de diciembre de 1947 se estrenó Entre el amor y el pecado (Daisy Kenyon), dirigida por Otto Preminger y protagonizada por Joan Crawford, Dana Andrews, Henry Fonda, Ruth Warrick, Martha Stewart, Connie Marshall, Peggy Ann Garner. Productora:20th Century-Fox.

Sinopsis argumental: Daisy Kenyon (Crawford) es una creativa de una agencia de publicidad atrapada en un triangulo amoroso con dos hombres, uno que ama sin esperanzas y otro al que no puede amar. Envuelta en una aventura amorosa con un abogado casado Dan O'Mara (Dana Andrews), que no tiene intención de dejar a su esposa, conoce al sargento Peter Lapham (Henry Fonda)- un buen hombre y un gran caballero, el cual se enamora de ella. Aun teniendo sentimientos por Dan, Daisy es consciente de que Peter puede proporcionarle la vida segura que desea y acepta casarse con él. Pero cuando Dan se divorcia de su mujer, Daisy se ve atrapada entre sus obligaciones y sus deseos.
Comentario:

Singular y atípico melodrama del realizador Otto Preminger. El guión, de David Hertz, adapta la novela Daisy Kenyon (1945), de la neoyorquina Elizabeth Janeway.

El film suma drama y romance. La versatilidad de Preminger, acreditada por su hábil manejo del cine negro, el western, la comedia, el musical y el drama, le permite resolver con solvencia y eficacia una obra melodramática, a la que imprime el sello de su fuerte personalidad, su potente capacidad narrativa y su originalidad. Frente a las soluciones habituales del género, Preminger opta por un desarrollo exento de sobresaltos, excesos y exageraciones. Adopta un estilo contenido y equilibrado, aunque no por ello falto de profundidad y expresividad. El tono maduro y sereno del relato se apoya en la contemplación distante de los hechos y la ausencia de juicios morales. El film aporta toda la información necesaria para que el espectador pueda definir su posición y, al amparo de la misma, se deje llevar por una corriente de sentimientos y emociones.
Como es habitual en el realizador, su trabajo delata el interés que siente por los temas complejos y duros, y por las posiciones transgresoras. El análisis que desgrana de las relaciones afectivas de hombre y mujer en los tiempos de su madurez, visto con ojos actuales, resulta correcto y pertinente. En el momento de su estreno, éste era visto por muchos como una incursión en una cuestión que entraba en conflicto con grandes prejuicios y con actitudes generalizadas de intolerancia, intransigencia y ruptura. Preminger se sitúa en posiciones adelantadas y arriesgadas, pero como en otras ocasiones lo hace con elegancia y sobriedad. Roza los límites de lo permitido y en el ámbito de los sobrentendidos los supera, pero no tiene problemas con la censura. No los tiene, pese a algunas escenas de besos y agarrones apasionados y a pesar, también, de que la chica durante un tiempo convive con dos hombres. Las interpretaciones del trío protagonista, Crawford, Andrews y Fonda, son convincentes.

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