viernes, 23 de octubre de 2020

Por el estreno de Druk (Another Round)... (IV)

(cont.)

19.- Mañana lloraré (1955), de Daniel Mann

El guion fue adaptado por Helen Deutsch y Jay Richard Kennedy desde 1954 autobiografía de Lillian Roth, Mike Connolly y Gerold Frank. La película ganó el Premio Oscar al Mejor Diseño de Vestuario para Helen Rose y se inscribió en el Festival de Cine de Cannes de 1956, obteniendo el Premio a la Mejor interpretación femenina para Hayward. Cuenta la historia de Lillian Roth, una estrella de Broadway que se rebela contra la presión de su madre dominante y reacciona ante la muerte de su prometido al convertirse en alcohólica.

20.- Gervaise (1956), de René Clement

Inspirada en la novela de 1877, L'Assommoir de Émile Zola. París, de 1852. Las desgracias y la ruina de Gervaise, lavandera abandonada con su hijo Étienne por su amante Lantier. Se convierte en la esposa de Coupeau, un valiente techador a quien un accidente condena a la inacción, al alcoholismo y a la enfermedad. Tienen una hija, Nana. A pesar de su coraje y también de la amistad y el amor del herrero Goujet, Gervaise no puede luchar contra la degradación de Coupeau que destroza la la ropa lavada que tanto le costó ganar y que era su razón de vivir. El odio y la perfidia de Virginie, a quien una vieja historia la vincula, y la condición social de los trabajadores de la época, la hacen hundirse en el alcoholismo, mientras la pequeña Nana se queda sola y en la calle.

21.- La malcasada (Anzukko, 1958), de Mikio Naruse

Anzukko (albaricoque), apelativo familiar con que se conoce a la joven Kyoko, comienza como una de esas típicas películas de Ozu de hijas casaderas, para, a la media hora, centrarse en la incipiente vida conyugal; sólo que esta no es un placentero discurrir  sino que se transforma en una existencia frustrante y gris. Y es que Anzukko podía haber elegido entre cinco o seis pretendientes, pero, tras rechazarlos a todos, esa suerte en la que ella misma cree le asigna un hombre vago y egoísta, un literato mediocre que, contraviniendo su promesa de compromiso, se niega a trabajar en nada que no sean sus novelas. Y mientras el marido se hunde progresivamente en la ignominia, la mujer resiste con resignación japonesa, haciendo de su existencia un combate sin fin, en el que, como al final dice su padre, el profesor Hirayama, “los hombres pierden un instante, pero las mujeres pierden toda la vida”.

22.- Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses, 1962), de Blake Edwards

Oscar a la mejor canción. La película es una adaptación de un dramático televisivo homónimo de mucho éxito que se había emitido en 1958 como episodio de la serie de antología Playhouse 90, de la CBS, dirigido por John Frankenheimer y con Cliff Robertson, Piper Laurie y Charles Bickford como actores principales. Con guion del mismo autor, J.P. Miller, se esperaba que la adaptación al cine fuera dirigida por Frankenheimer; sin embargo, el productor cambió el reparto y reemplazó al director. Joe Clay (Jack Lemmon) conoce a Kirsten Arnesen (Lee Remick), una brillante secretaria de la que se enamora, y se acaban casando. Tienen un bebé, y todo parece ir bien. Pero Joe bebe cada vez más y, lo que es peor, arrastra también a su mujer, que es abstemia. Los dos se convierten en alcohólicos, y en sus ratos sobrios piensan en cómo dejar la bebida. Uno de los dramas más certeros sobre el alcoholismo.

23.- Un mono en invierno (Un singe en hiver, 1962), de Henry Verneuil

Albert, un veterano de guerra que prometió no volver a beber jamás si él y su mujer sobrevivían al conflicto, rompe su promesa cuando conoce a un joven soñador que trata de superar, refugiándose en el alcohol, una relación amorosa de la que tiene una hija que apenas ve. Comedia ambientada en la época de la ocupación, cuyo principal protagonista es el alcohol, ingerido en cantidades industriales por sus dos protagonistas: un anciano veterano de guerra a quien tiene sin cuidado el invasor nazi, y un joven soñador, cuya máxima ilusión es viajar a España y allí convertirse en torero. Una cinta del francés Henri Verneuil con un magnífico duelo interpretativo entre Jean Gabin (a quien el realizador ya había dirigido en dos ocasiones: “Des gens sans importante” y “El presidente”) y Jean-Paul Belmondo (otro actor habitual del director).

24.- El fuego fatuo (Le feu follet, 1963), de Louis Malle

Alain es un burgués de 30 años. Aunque acaba de salir de una cura de desintoxicación alcohólica, está decidido a suicidarse. Al volver a París, se concede un plazo de 24 horas para encontrar, a través de sus antiguos amigos, razones para no matarse. Pero no las encuentra ni en la vida intelectual de unos, ni en la afiliación en la extrema derecha de los otros. Esta adaptación de la novela homónima de Pierre Dru La Rochelle, es para la crítca una de las mejores obras de los años 1960 del director Louis Malle. Destaca la interpretación de Maurice Ronet en el papel de Alain, basado en la personalidad del escritor Jacques Rigaut, quien se suicidó en 1929. La musa del cineasta, Jeanne Moreau, también aparece en esta película, que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia.
(cont.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario