jueves, 26 de abril de 2018

Biografías de cine: Paul Fejos (V)

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El argumento de Broadway gira en torno a los esfuerzos de un pobre diablo por escapar de un grupo de gánsters y por conseguir triunfar en el mundo del espectáculo. Pero el cabaret Paradise de Fejos era mucho mayor y más lujoso que cualquiera de los existentes en el país, y los espectadores que comprendieron lo absurdo de la situación, rechazaron la película, que se había lanzado diciendo que era la primera sonora que había superado el millón de dólares. Fejos se dedicó a divertirse y a experimentar con su gigantesca grúa, y se olvidó de la historia. Cuando una mujer de la limpieza entraba en el club, la cámara retrocedía y se elevaba majestuosamente hasta el techo, para bajar nuevamente y mostrar lo que estaba haciendo la mujer desde otro punto de vista. Hall Mohr recordó, vivamente, estos experimentos: "Durante el rodaje de uno de los números musicales, hicimos girar y dar vueltas a la grúa con la cámara encima, fotografiando a todos los que se encontraban en el decorado como si estuviéramos montados en un tiovivo. En aquella época se pensaba que, si una escena hacía que el público se sintiera marcado, era una gran escena."
Evelyn Brent, Merna Kennedy y Glenn Tryon en Broadway (1929)
Tras Broadway, Fejos comenzó la producción de La Marseillaise, una epopeya sobre la Revolución francesa, que terminó estrenándose con el título Captain of the Guard (1930). Rodó impresionantes escenas de masas de la toma de La Bastilla, utilizando los antiguos decorados de El jorobado de Nuestra Señora (The Hunchback of Notre Dame, 1923), pero, al cabo de unas cuantas semanas, fue despedido de la película, y sustituido por John S. Robinson, que fue el único que apareció en los títulos de créditos. 
Fejos prefirió trabajar en un vehículo para el director de banda Paul Whiteman, que había sido contratado por la Universal para aparecer en un gran musical. Whiteman y sus músicos fueron instalados en la Universal City, mientras que Fejos desarrollaba su tratamiento: Whiteman sería en la película un músico pobre de San Francisco que descubre el secreto del jazz en las calles de la ciudad y los revela al mundo. Pero tendría que pasar toda una década hasta que los musicales estuvieran listos para esta clase de historia, y Laemmle Jr. desilusionado ya con un cineasta tan experimental como Fejós le confió El rey del jazz (King of Jazz, 1930), a John Murray Anderson, un director de Broadway, que la convirtió en una espectacular revista. 
Carl Laemmle Jr. (derecha) y Paul Whiteman en El rey del jazz ( King of Jazz, 1930)
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