martes, 3 de agosto de 2021

Françoise Arnoul, la musa de Renoir, ha muerto (I)

Enloquecedora vampiresa en su primera aparición cinematográfica, fue una estrella de la década de 1950. Verneuil, Ducoin, Delville o Vecchiali le ofrecieron algunas escenas muy hermosas. Sus papeles también cuentan la historia de cierto cine… Françoise Arnoul murió el martes 20 de julio a la edad de 90 años.
En L'Épave (1949), de Willy Rozier, su primera aparición en pantalla, se llama Perrucha. Rostro de niña hipermaquillada, interpreta a una bailarina gitana que solo piensa en su arte, pero ya engatusa a todos los hombres, sean oceanógrafos viriles (como André Le Gall) o libidinosos (como Aimé Clariond de la Comédie Française!)… Se trata de sustituir lo antes posible a las femme fatales que antes encarnaban a Viviane Romance y Mireille BalinY esta chica, con su juventud como insignia y su extraña mezcla de inocencia y perversidad, hace el trabajo a la perfección. La pequeña vampiresa morena se complementa rápidamente, especialmente frente a esta niña rubia, Cécile Aubry, que Henri-Georges Clouzot reveló en Manon, en 1949.
Francia en ese momento requería que sus mujeres fueran irreprochables, pero admite fácilmente que los hombres no lo son: hipocresía total. Mientras los grandes cineastas (Jacques Becker, Max OphulsRobert Bresson) luchan por financiar sus películas, las pantallas se ven invadidas por series Z moralizadoras donde los insolentes -los temerarios, sobre todo- atacan la virtud, poco resistente, de los burgueses cuya camino se cruzan. Y Dios… creó a la mujer (Et Dieu… créa la femme, 1956), aún no se había estrenado en los cines. Vadim aún no ha convertido a su esposa en una bomba sexual, y la moderna, Carmen, Brigitte Bardot aún tiene que erigir el amor libre y sin pecado como su única ley.
"Pecaminoso" para ser castigado
Haberse atrevido a despertar el deseo en caballeros que solo lo pedían, la desgraciada Françoise Arnoul, como todas sus hermanas “pecadoras”, debe ser castigada. La veremos, por tanto, castigada como una aventurera sin corazón y rompedora de hogares en Le Fruit Défendu (1952), de Henri Verneuil -según Georges Simenon-. Será nuera (una pena, en ese momento) en Les Compagnes de la nuit (1953), de Ralph Habib. Y una ninfómana, -¡el colmo del horror! - en La Rage au corps (1954) de Ralph Habib. Incluso en Des gens sans importance (1956), de nuevo con Henry Verneuil, sin hacer nada malo, al fin y al cabo, salvo vivir fuera del matrimonio con Jean Gabin, es castigada, víctima de una sepsis tras su aborto clandestino…

(cont.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario