jueves, 26 de agosto de 2021

Las mejores películas de Steven Spielberg (I)

Nacido en Cincinnati (Ohio), el 18 de diciembre de 1946, en el seno de una familia judía, Steven Spielberg tuvo claro desde bien pequeño que el amor por el cine corría por sus venas, empezando a grabar pequeñas películas en 8mm junto a unos amigos. Su primer corto, The Final Duel (1958) lo rodó con 12 años, ganando su primer premio un año después por un mediometraje de 40 minutos sobre una batalla en África, Escape to Nowhere (1959). Con Firelight (1964), consiguió sacar adelante una película independiente de ciencia-ficción que llegó a proyectarse en un cine local, recaudando un dólar más de lo que costó (500 dólares), al mismo tiempo que rodó algunas cintas sobre la Segunda Guerra Mundial. Estos trabajos de la adolescencia ya dejaban ver atisbos de la genialidad que caracterizaría al Spielberg adulto, así como temas y géneros en los que reincidiría años más tarde. Su ingreso en los estudios Universal como colaborador del departamento de edición posibilitó que su cortometraje Amblin (1968) pudiese presentarse en salas y que se le confiase la dirección de algunos episodios de series como Colombo. Su primer gran éxito lo logró con una película para televisión, El diablo sobre ruedas (Duel, 1971), que sorprendió a todos por su enorme calidad, hasta tal punto que consiguió ser estrenada en cines. A partir de una historia del experto en ciencia-ficción Richard Matheson -autor de, entre otras, Soy leyenda y El hombre menguante-, Spielberg construyó una trepidante cinta de suspense que hizo del minimalismo su mejor herramienta. Dennis Weaver encarnó a un pobre desdichado que, tras adelantar a un camión cisterna con su coche, se ve sometido a una persecución sin tregua por parte del camionero. El hecho de que el espectador jamás vea el rostro del acosador le otorga a la película un carácter casi fantasmagórico que, unido a su impecable acabado técnico (las secuencias en carretera, que son la mayoría, están rodadas con gran virtuosismo) y al logrado in crescendo de la tensión, hicieron de este película toda una inspiración para posteriores títulos como Carretera al infierno (The Hitcher, 1986), de Robert Harmon, o Nunca juegues con extraños (Joy Ride, 2001), de John Dahl. 
El diablo sobre ruedas (1971)
Tras ese éxito -y la aceptable acogida de otra película para la televisión, esta vez enmarcado en el terror de “casas encantadas”, Algo diabólico (Something Evil, 1972))-, Spielberg ya estaba preparado para dar el salto a la gran pantalla y lo haría con Loca evasión (The Sugarland Express, 1974), una road movie basada en hechos reales, en la que Goldie Hawn -actriz que estaba viviendo un momento de gloria tras su Oscar ganado por Flor de cactus (Cactus Flower, 1969), de Gene Saks-, y William Atherton fueron Lou Jean y Clovis, un joven matrimonio con evidentes signos de inmadurez mental que huía de la policía después de que el marido consiguiera escapar de la cárcel con ayuda de su esposa. Acompañados por un policía al que secuestraban, la obsesión de la pareja era, desde aquel momento, llegar hasta Sugarland para recuperar a su hijo, cuya custodia había sido entregada a una familia de acogida. Al igual que en El diablo sobre ruedas, esta película contó con magistrales secuencias automovilísticas, esta vez derivadas de la persecución policial, que presagiaban los buenos momentos de espectáculo y entretenimiento que el joven director regalaría en el futuro, dibujando, por primera vez, dos personajes desamparados e incomprendidos, no exentos de cierta carga de ternura bajo sus alocados actos. El guion de Hal Barwood y Matthew Robbins fue premiado en el Festival de Cannes y la taquilla respondió de forma positiva.
Loca evasión (1974)
Sería un año más tarde, en 1975, cuando Spielberg dió la campanada definitiva, esa que le posicionaría como el nuevo niño mimado de Hollywood, con la traslación a la gran pantalla de la novela de Peter Benchley en Tiburón (Jaws), la película que definió las bases del futuro cine comercial. Fue el éxito del verano, la cinta más taquillera de la historia del cine hasta la llegada de La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), de George Lucas, entusiasmó a crítica y público, y ganó tres Oscar. 
Tiburón (1975)
(cont.)

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