domingo, 19 de marzo de 2023

Biografías de cine: James Dean (IV)

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"El conflicto entre darse y el temor a sus propios sentimientos... una vulnerabilidad tan profunda que uno se siente inmediatamente conmovido por ella, casi perturbado. Desde la infancia se había visto desgarrado entre la violencia impulsiva y el espíritu de desafío."
Estas son palabras del propio Ray sobre James Dean, pero perfectamente aplicables a el mismo, y que indican que este notable director (que no realizaría ninguna película importante en los últimos años de su vida), fue una de las muchas personas cuyas vidas se vieron profundamente afectadas por el contacto con Dean . Y Nicholas Ray era posiblemente más vulnerable que éste, quien nunca se molestó en ocultar su alienación de los demás, una cierta cualidad fría y calculadora que anunciaba una futura carrera como director y productor, truncada por su prematura muerte. 
James Dean y Nicholas Ray en el rodaje de Rebelde sin causa (1955)
La vida de Dean contenía bastantes de los requisitos necesarios para construir una tragedia, de lo que se beneficiaron su biógrafos y los numerosos periodistas y críticos que han escrito sobre él. Había nacido el 8 de febrero de 1931 en Marion, Indiana, pero su familia se trasladó a Los Ángeles poco después. Su madre murió cuando apenas tenía nueve años, y Dean volvió a la agrícola Indiana para vivir con un tío y una tía, sin apenas ver a su padre para nada. Diez años después, movido por su deseo de llegar a ser actor, se instaló nuevamente en California. Eso ocurría en 1949, es decir, seis años antes de su muerte. Esta, y la consiguiente leyenda, contribuyeron a desdibujar los hechos, sus interpretaciones eran tan líricas que no hay forma de atribuirlas a la infelicidad. 
En su papel de Jim Stark, incomprendido por su familia y por sus compañeros de clase de Rebelde sin causa, película en la que Dean aparecía como un extraño aún entre los propios jóvenes. 
Se decía que era una persona triste y malhumorada, que buscaba a una mujer capaz de sustituir a su madre que apenas había conocido, que se enamoró de la dulce y frágil Pier Angeli, que se acostaba con cualquiera que se le pusiera por delante, hombre o mujer, que se entregó a la homosexualidad, que practicaba la masturbación, etc., hasta que el fatal accidente del Porsche Spyder acabó con todas esas especulaciones. 
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