viernes, 19 de febrero de 2016

Clásicos de libro: El aldeano de París

El aldeano de París

Louis Aragon
Errata naturae
Madrid
2016
264 págs.
"En el origen de mi Obra de los pasajes está El aldeano de París, del cual nunca pude leer, por la noche en mi cama, más de dos o tres páginas seguidas, porque el ritmo de mi corazón se aceleraba tanto que debía apartar el libro de mis manos"Walter Benjamin
Un sentimiento y una mirada inédita al paisaje parisino se dan cita en este libro mítico de la Modernidad. Como un "aldeano" recién llegado a la gran metrópoli, con los ojos abiertos de par en par, Aragon nos enseñó a mirar de un modo nuevo, ¡ya en 1926!, los escaparates, los pasajes, los parques, los recortes de periódico. Aragon elevó a la categoría de fetiches los urinarios, el misterio de los jardines, los carteles encolados en fachadas y muretes. La luz moderna de lo insólito —los bustos de cera de las peluquerías convertidos en esculturas de belleza convulsa— se cuela por todas las esquinas en estas páginas fascinantes, y paseamos junto a su autor, como lo hiciera el propio Walter Benjamin, excitados y ansiosos por descubrir al fin la esencia de la ciudad contemporánea.
"Modernidad. Esta palabra se funde en la boca antes incluso de ser pronunciada. Sucede lo mismo con todo el vocabulario relativo a la vida, el cual no expresa un estado, sino el cambio. Recuerdo una escalofriante figura de cera en una peluquería, con sus brazos cruzados sobre el pecho y el cabello desgreñado bañando su ondulado permanente en el agua de una copa de cristal. Me viene a la memoria una tienda de pieles. Recuerdo la mímica extraña del electroscopio de hojas doradas. ¡Oh, sombreros de copa, durante una semana habéis tenido para mí el negro aspecto de un signo de interrogación!".
Un libro fundamental de la literatura francesa, un retrato indispensable del París de la primera mitad del siglo XX, de algunos de sus personajes y, sobre todo, de sus lugares ya míticos. 
Louis Aragon (París, 1897-1982). Hijo de Marguerite Toucas, una joven de la burguesía católica, y de Louis Andrieux, político francés y anterior prefecto de París, treinta y tres años mayor que ella, Louis Aragon fue el resultado de una relación adúltera. Para preservar el honor de ambas familias, se presenta al niño como hijo adoptivo de su abuela materna, Claire Lucas. Aragon nació en un lugar que nunca conoció y su obra conservó siempre la huella de esta herida secreta. Al rellenar la partida de nacimiento, en lugar de «Andrieux», su padre anota el apellido «Aragon», elegido en recuerdo de la región española, que conoció siendo embajador en España.
Louis Aragon comienza sus estudios de medicina y conoce a André Breton y Philippe Soupault. Movilizado como camillero en la Primera Guerra Mundial, es entonces cuando su madre le revela el secreto de su nacimiento. Permanece dos años en la Renania ocupada y recibe la Cruz de Guerra en reconocimiento a su heroísmo. El conflicto bélico lo marcó profundamente, y fue el desencadenante de su compromiso político posterior. Después de formar parte del dadaísmo, en 1924 se convierte, junto a Breton y Soupault, en una de las figuras fundamentales del surrealismo. También junto a Breton se inscribe en el Partido Comunista en 1927.
En 1928 conoce a la escritora Else Triolet, con quien vivirá una de las historias de amor más famosas de la literatura francesa, y con la que se casará en 1939. Durante la Segunda Guerra Mundial, ambos tomarán partido por la Resistencia y contra el nazismo. Tras la muerte de su esposa en 1970, Aragon hará pública su atracción por los hombres, que su amigo Pierre Drieu de la Rochelle ya había insinuado en 1930.
Además de El aldeano de París (1926), entre las obras de Aragon —un autor cuya poesía influyó en la literatura de muchas otras lenguas, incluida la española—, podemos citar: Feu de joie (1919), Le mouvement perpétuel (1925), Tratado de estilo (1928), La Semana Santa (1953), Le Fou d’Elsa (1963) y Blanche o el olvido (1967).

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