jueves, 15 de agosto de 2013

Biografías de cine: Cecil B. DeMille

Durante la década de 1930, DeMille dio nuevo impulso a su vacilante carrera de espectaculares recreaciones sobre el poder y la corrupción de la Roma antigua y westerns que exaltaban el espíritu de los pioneros americanos.
Cuando se produjo el advenimiento del sonoro, la carrera de Cecil B. DeMille, el mayor showman de Hollywood, se encontraba en una crisis sin precedentes.

Cecil Blount DeMille nació en Ashfield, Massachusetts, el 12 de agosto de 1881. Sus padres, Henry Churchill DeMille (1853–1893), episcopaliano, y Matilda Beatrice Samuel (1853–1923), judía de ascendencia alemana, se dedicaban a escribir obras de teatro. Henry murió cuando Cecil tenía 12 años y su madre comenzó a mantener el hogar, tras abrir un colegio para señoritas y una compañía de teatro.
Demasiado joven para enrolarse en el ejército y participar en la guerra de Estados Unidos contra España, siguió a su hermano William a Nueva York, para estudiar en la Academia de Artes Dramáticas, e hizo su debut teatral en 1900.
Fue durante 20 años actor y manager de la compañía de su madre. En 1913 junto a Jesse L. Lasky y Samuel Goldwyn, fundaron la Lasky (Paramount).
Desde su primera película, The Squaw Man AKA The White Man (1914), había sabido adelantarse siempre a los gustos del público.
Durante la I Guerra Mundial rodó historias bélicas contemporáneas, como La pequeña heroína (The Little American, 1917) con Mary Pickford, en la que reproducía el hundimiento del Lusitania. 
Después, en el  cambiante clima moral de comienzos de los años veinte, se especializó en picantes dramas maritales, como El señorito primavera (The Affairs of  Anatol, 1921), que transcurría en lujosas mansiones, sobre todo en dormitorios y cuartos de baño. El carácter quijotesco del adinerado Anatol Spencer le empuja a intentar salvar a cuanta jovencita en apuros se cruza en su camino. Por desgracia, su esposa no comprende tanta obra caritativa desinteresada.
Luego emprendió su proyecto más ambicioso hasta la fecha, Los diez mandamientos (The Ten Commandments, 1923), una espectacular superproducción que costó un millón y medio de dólares de los de la época. Primera épica bíblica de la historia de Moisés, y que se superaría a sí mismo con creces en su remake de 1956. Se narra la historia de Moisés desde su infancia, cuando su madre lo abandonó en las aguas del río Nilo y fue salvado por la hija de Ramsés I, hasta la revelación de los Diez Mandamientos en el monte Sinaí.
A pesar de tratarse de un nombre conocido, la posición profesional de DeMille distaba mucho de ser segura. Las discusiones sobre el coste de Los diez mandamientos abrieron fisuras cada vez mayores entre DeMille y sus socios de la Famous Players-Lasky, sobre todo Adolph Zukor. DeMille terminó separándose de ellos y creando su propia compañía en 1925. 
Sin embargo, y a pesar del gran éxito de una superproducción sobre la vida de Cristo, Rey de Reyes (King of Kings, 1927), muchas de las películas de su nueva compañía fueron grandes fracasos de taquilla. Tal como explica el propio DeMille en su autobiografía: “Mi problema en 1928 era que no contaba con suficiente dinero como para ser completamente independiente y hacer únicamente el tipo de películas que me interesaban.” Rey de Reyes fue Una de las primeras peliculas del cine mudo que abordaron la narración bíblica de Jesucristo, en esta ocación contada desde el punto de vista de María Magdalena (Dorothy Cumming), antigua cortesana al servicio de los romanos que es redimida por el amor de Jesús (H.B. Warner). En 1961 Nicholas Ray hizo un remake con Jeffrey Hunter en el papel principal.
Ese mismo año se embarcó en la producción de La incrédula (The Godless Girl), una historia moralista ambientada en un reformatorio femenino. El rodaje de esta película ejemplifica a la perfección los métodos de DeMille. Su equipo de producción se pasó meses y meses investigando en reformatorios de todo el país, lo que permitió construir unos decorados absolutamente realistas. Una muestra de la pasión de DeMille por la autenticidad la constituye el hecho
de que dichos decorados fuesen quemados al final de la película y que los actores tuviesen que escapar literalmente de las llamas, todo lo cual se planeó al segundo. Sin embargo, y a pesar de esta labor de cronometraje, cuando un ala del decorado se derrumbó prematuramente a causa del fuego, quedaron atrapadas dos actrices. Afortunadamente lograron escapar subiéndose a un frontispicio y dejándose caer por el otro lado.
DeMille estaba convencido de que el éxito de El cantor de Jazz (1927) era sólo un fenómeno momentáneo y de que La incrédula, que había rodado muda, sería un verdadero hit, pero sus socios insistieron en que se le añadiera una banda sonora. Las peleas que surgieron dieron como resultado que, al final, firmase un contrato con la MGM. Sus socios se salieron entonces con la suya y distribuyeron la película con sonido incorporado.
DeMille se comprometió a rodar tres películas para la Metro:
  • Dinamita (1929) tuvo dos versiones, muda y sonora, pero DeMille seguía sin convencerse de las ventajas del sonoro.
  • Madame Satán (1930), un musical, fue un desastre económico. Angela y Bob Brooks son una pareja de clase alta. Por desgracia, Bob es un marido infiel. Pero Angela tiene un plan para recuperar el afecto de su marido. Un baile de máscaras se llevará a cabo a bordo de un dirigible. Angela asiste y se disfraza de diablesa. Escondida detrás de su máscara y envuelta en un atrevido vestido trata de seducir a su marido para darle una lección.

  • Lo que llevó a un asustado DeMille a intentar repetir éxitos anteriores con una tercera versión de El prófugo (The Squaw Man, 1931), que también fracasó estrepitosamente. Lord Henry Kerhill, el dueño de una lujosa mansión inglesa, descubre a su esposa Lady Diana, y a su primo Jim Wynn haciéndose confidencias en el jardín, junto al pozo de los deseos.
En este momento, DeMille planteó la formación de una organización llamada Director's Guild junto a Lewis Milestone, King Vidor y Frank Borzage. El objetivo de la misma sería el de otorgar el control creativo de las películas a los directores en lugar de a los financieros. De Mille afirmaba: “...Las condiciones en las que generalmente se hacen las películas no favorecen un trabajo creativo óptimo, y si continúan durante mucho tiempo darán inevitablemente lugar a una mortecina uniformidad de ideas y métodos, retrasando así gravemente el desarrollo comercial y artístico de nuestro oficio”.
Este intento de DeMille ilustra una de sus contradicciones fundamentales: mediante la creación del Directors' Guild trataba de conseguir una libertad artística libre de imposiciones económicas que resultaba imposible dentro de una industria tan fuertemente dominada por el capital. Al mismo tiempo, y en su calidad de ferviente republicano, DeMille no deseaba en lo más mínimo cambiar la estructura de la industria.
Como es lógico, Louis B. Mayer, que estaba al frente de la MGM, no se mostró nada feliz con esta idea, a lo que contribuyeron también los repetidos fracasos comerciales de DeMille. Tras un largo viaje por Rusia y Europa, la falta de dinero obligó a DeMille a hipotecar sus propiedades y a tragarse su orgullo; contactó primero con la empresa con la que había empezado a trabajar (que se había convertido mientras tanto en la Paramount Pictures Corporation) y Lasky y Bud Schulberg (el jefe de producción en la Costa Oeste) convencieron a Zukor de quevolviese a contratarle. Se le encomendó la realización de una epopeya romana, El Signo de  de la Cruz (The Sign of the Cross, 1932) fue un gran éxito de taquilla. En esta ocasión, y sobre el texto de una obra de Wilson Barrett, nos cuenta la historia de cómo Nerón incendió Roma culpando de ello a los cristianos para justificar su persecución de cara al pueblo. DeMille ya había dirigido una primera versión sobre el tema en 1914. Para este remake gastó 650.000 dólares, rodándola en tan solo ocho semanas.
Es evidente que dicho éxito se debió en buena medida al contenido sexual de la película, que incluía los intentos de Popea (Claudette Colbert) por seducir a Marcus Superbus (Fredric March) y los de éste por seducir a una joven cristiana llamada Mercia (Elissa Landi), en el transcurso de los cuales la obligaba a acompañarle a una orgía. Según DeMille, William Hays, el guardián moral de la industria, se mostró muy molesto por una danza de la escena de la orgía y le telefoneó para preguntarle qué pensaba hacer al respecto. “Nada en absoluto”», replicó DeMille, y eso es exactamente lo que hizo. La insistencia de DeMille de que “en la medida de lo posible me opondré siempre a los intentos de cualquier individuo o grupo de ejercer la censura” no se corresponde con su apoyo al nombramiento de Hays, que defendió afirmando que algunas películas eran “... no sólo malas artísticamente sino también desde el punto de vista del buen gusto y la moral”.
El éxito de esta película volvió a colocar a DeMille en una situación de privilegio dentro de la industria. Tras dos títulos llenos de emoción y aventuras:
  • La juventud manda (This Day and Age), en 1933, en la que un grupo de jóvenes obliga bajo sus personales métodos a confesar su crimen a un gángster. 

  • y Four Frightened People, en 1934. Cuatro pasajeros de un crucero de placer en que se declaró peste bubónica, escapan a la costa malaya, donde se ven obligados a hacerse guiar por Montague (Leo Carrillo). La maestra de escuela Judy Jones (Claudette Colbert) se ve más preocupada por tener que dormir cerca de sus dos compañeros de expedición, el periodista Stewart Corder (William Gargan) y un tímido bioquímico (Herbert Marshall) que por los tenebrosos peligros de la jungla. La dama de sociedad Fifi Mardick (Mary Boland) completa el cuarteto, que se termina extraviando tras tres días de marcha. Las peleas internas, las inclemencias del tiempo y la aparición de una tribu de nativos que exigen el pago de un tributo para permitirles el paso, ponen tenso pero simpático condimento a semejante desventura.
Se lanzó a otra superproducción espectacular, Cleopatra (1934). Esta vez la pasión de DeMille por la autenticidad llegó al máximo (incluso las horquillas de pelo de Cleopatra eran copias de originales egipcios de museos). Pudo explayarse también en los simbolismos y exhibiciones de carácter erótico que tanto le gustaban, y que justificaba basándolos en razones comerciales. En una escena, una esclava bailaba casi totalmente desnuda sobre un toro de oro. Cleopatra tuvo mucho éxito de público, aunque no de crítica. En el año 48 A.C., Cleopatra da la bienvenida a Julio César. La llegada del mandatario romano mejorará su posición, a la vez que la de César. Cuando éste muere, Cleopatra se sentirá atraída por Marco Antonio. Su romance será una fuente inagotable de problemas. Oscar: Mejor fotografía.
A partir de entonces, todas las películas de DeMille fueron históricas, con la única excepción de El mayor espectáculo del mundo.
Su posición dentro de la Paramount estaba ya asegurada, y no sólo gracias a esos éxitos, sino también al hecho de que Ernst Lubitsch se había convertido en jefe de producción de dichos estudios, y era un gran admirador de las películas mudas de DeMille. La presencia de Lubitsch fue un verdadero regalo de los dioses para DeMille y, aunque su siguiente película, Las Cruzadas (The Crusades,1935), fue un fracaso, pudo abandonar durante algún tiempo el viejo mundo por el nuevo para rodar Búffalo Bill (The Plainsman1936), basada en las vidas de Wild Bill Hickock y Juana Calamidad, aunque los sucesos narrados en la misma no se ajustaban para nada a los hechos históricos. Los decorados mandados construir por DeMille para la película ocupaban seis acres de los terrenos de la Paramount y, una vez más, pudo utilizar para las escenas de batallas todos los extras que le dio la gana. En su crítica de la película, la revista Variety escribió: “Es una de indios y vaqueros, pero a gran escala. Se trata de uno de los westerns más realistas que jamás hayamos visto”.





Realista o no, tuvo un enorme éxito de taquilla, como ocurriría con su siguiente película, Unión Pacífico (1939), que abordaba el tema de la construcción del ferrocarril Western Union. Sus investigadores examinaron los archivos de la Compañía correspondientes a más de 70 años. Mandó construir en Utah una reproducción perfecta de la ciudad de Cheyenne e hizo traer en autobús más de mil indios navajos y cheyennes. Durante el rodaje, DeMille cayó enfermo y, tras una operación de urgencia, siguió dirigiendo desde una camilla. No obstante, buena parte de la película tuvo que ser rodada por sus ayudantes, Arthur Rossen y James Hogan. Festival de Cannes: Gran Premio del Festival.
El enorme éxito de la película hizo que la Paramount le firmase un contrato por cuatro años y dejándole prácticamente en total libertad. Sus dos siguientes títulos:
  • Policía Montada del Canadá (North West Mountad Pólice, 1940). Su primer film en color que  adapta el libro The Royal Canadian Mounted Police, de Robert C. Fetherstonhaugh. En 1885, tres aventureros de la frontera (el maestro Riel, el traficante de whisky Corbeau y el trampero Duroc) fomentan en Canadá una rebelión contra la Corona. Sólo la Policía Montada permanece leal. El policía Ronnie Logan está enamorado de la hija de Corbeau, pero tiene que rivalizar con un ránger de Texas que busca a Corbeau por asesinato.

  • Piratas del mar Caribe (Reap the Wild Wind, 1942). En 1840 en los Cayos de Florida hay trabajo tanto para los honestos rescatadores (como los Claibornes) como para los piratas de la calaña de King Cutler, que hace naufragar goletas para apoderarse del cargamento. Cuando el barco del capitán Stuart, el Cruz del Sur, naufraga, Loxi Claiborne lo rescata y viaja con él a Charleston para demostrarle a los dueños del cargamento que el naufragio no fue premeditado.
Fueron ambos grandes éxitos, y la segunda batió el récord de ingresos en taquilla de la Paramount, que correspondía a la versión muda de Los diez mandamientos, del propio DeMille.
DeMille se entusiasmó luego con la idea de rodar la historia de un misionero y comandante naval, el doctor Corydon E. Wassell, que, a pesar de las órdenes de abandonarlos, había roto un bloqueo japonés para rescatar a nueve marineros heridos. El tema atraía mucho a DeMille, que practicaba lo que hoy en día se llamaría una forma “machista” de vida. Antes de trabajar en cine había asistido a la Escuela Militar de Pennsylvania, entre cuyos métodos educativos destacaban la lectura diaria de la Biblia y las duchas frías; hasta finales de su vida DeMille se bañó desnudo todos los días en la piscina. La película que rodó basándose en esta historia, Por el valle de las sombras (The Story of Dr. Wassell, 1944) tuvo un gran éxito de público, pero no de crítica, como reconocióe el propio DeMille. En la revista Nation, James Agee escribió: “... La película de Cecil B. DeMille resulta verdaderamente lamentable. Envuelve su historia en una densa red de mentiras, cuya plausibilidad resulta tanto más penosa en la medida en que sabemos que el señor DeMille sólo desea alterar la verdad para aquellas cosas que considera que le beneficiarán”.
Se trata de un interesante punto de vista sobre la compleja personalidad de DeMille. Sus fervientes creencias cristianas y pertenencia a la Iglesia Episcopaliana, sus opiniones políticas, cada vez más derechistas, y su peculiar vida sexual (era fetichista de los pies y mantenía abiertamente relaciones con dos amantes distintas, Jeanie MacPherson y Julia Faye), combinada con su estricto sentido de la moralidad, producían inevitablemente violentas contradicciones en su propio carácter, en su forma de actuar y en sus películas.
La devoción que sentía DeMille por la forma de vida americana le llevó a participar apasionadamente en el movimiento anticomunista que tuvo lugar en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial. Fue uno de los primeros en denunciar al destacado y respetado guionista de izquierdas John Howard Lawson como uno de los cabecillas de la infiltración comunista en la industria americana del cine.
La carrera de DeMille terminó a lo grande con:
  • Sansón y Dalila (Samson and Delilah, 1949). Está protagonizada por Hedy Lamarr como Dalila y Victor Mature como Sansón. George Sanders, Angela Lansbury y Henry Wilcoxon también participan. La película es una adaptación del libro bíblico de Jueces y de la novela Judge and Fool de Vladimir Jabotinsky.Distribuida por Paramount Pictures, Sansón y Dalila es una de las pocas películas estrenadas por la distribuidora antes de 1950 que permanecen bajo su propiedad. Fue la película más taquillera de 1950. De sus cinco nominaciones a los premios Oscar, la película ganó dos a la mejor dirección artística y al mejor diseño de vestuario. La película está ambientada en el antiguo Israel del año 1000 a. C. Sansón (Victor Mature) es un israelita revolucionario que quiere casarse con Semadar (Angela Lansbury) en contra de los deseos de su familia ya que pertenece a una familia noble filistea. Pero, en realidad es Dalila (Hedy Lamarr), hermana pequeña de Semadar, la que está enamorada.

  • El mayor espectáculo del mundo (The Greatest Show on Earth, 1952). Filmada en el Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus. El filme fue producido, dirigido y narrado por Cecil B. DeMille. La historia cuenta los avatares del mundo del circo, con pasiones e historias que se entrecruzan, y que tienen como hilo conductor el circo por sí mismo. La trama adquiere mayor dramatismo con la presencia del payaso Buttons, quien es acusado de asesinato y se esconde bajo la máscara de su personaje. Su argumento se apoya abundantemente en los valores de producción circense, en los actos reales de circo y documentales: detrás de los anillos se ve el esfuerzo logístico masivo que hizo posible llenar la carpa para el espectáculo.L a película ganó dos Oscar (mejor película y mejor argumento) y obtuvo nominaciones a otros tres. Tres Globos de Oro: mejor película, mejor director y mejor fotografía en color.

  • Y Los diez mandamientos (The Ten Commandments, 1956). Se tardó tres años en escribir el guión de esta última, y otros dos en preparar el rodaje, que tuvo lugar en Egipto. Se trata de una superproducción de gran espectacularidad en la que, sólo para la escena del Éxodo, se utilizaron unos doce mil extras y unos quince mil animales. Como es lógico suponer, DeMille estaba bien preparado para organizar y controlar películas de estas dimensiones. Normalmente dirigía desde una plataforma y con ayuda de un megáfono, y en las secuencias con miles de extras acostumbraba a dar instrucciones a sus ayudantes por medio de un radio-teléfono. El costo final de Los diez mandamientos superó los 13 millones de dólares, pero, a finales de 1959, había recaudado 83 millones y había sido vista por más de 98 millones de personas. protagonizada por Charlton Heston como Moisés, Yul Brynner como Ramsés II, Anne Baxter como Nefretiri, Edward G. Robinson como Datán, Yvonne De Carlo como Séfora, Debra Paget como Lilia y John Derek como Josué. El reparto también incluye a Sir Cedric Hardwicke, Nina Foch, Martha Scott, Judith Anderson, Vincent Price, John Carradine y Olive Deering, entre otros. Basada en las novelas Pillar of Fire de J. H. Ingraham, On Eagle's Wing de A. E. Southon y Prince of Egypt de Dorothy Clarke Wilson, la película relata la historia de Moisés, un príncipe egipcio que descubre su origen hebreo y se transforma en el líder de su pueblo Israel. Gano un Oscar a los mejores efectos especiales, además obtuvo seis nominaciones, a la mejor película, a la mejor dirección artística, a la mejor fotografía, al mejor montaje, al mejor sonido, y al mejor vestuario. La escena de Moisés abriéndose paso por el mar Rojo ya es considerada por muchos críticos como clásica en la historia del cine.
DeMille es conocido sobre todo por sus superproducciones bíblicas y por otras películas a gran escala. El mismo reconocía la influencia de las epopeyas italianas mudas sobre su trabajo y su aportación personal al género fue verdaderamente decisiva. No obstante, sus películas de mayor calidad artística fueron las rodadas durante la era del cine mudo {como él mismo reconocía) y no sólo porque, a pesar de sus creencias cristianas, empezase a adorar al Becerro  de Oro en su segunda época, sino también porque su despótica personalidad profesional le impedía concebir la posibilidad de hacer buenas películas con bajos presupuestos.
Falleció el 21 de enero de 1959 en Hollywood, California, a los 77 años de edad.

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