sábado, 10 de agosto de 2013

Biografías de cine: Robert Mitchum (I)

Los ojos semicerrados, el porte cansino, las comisuras de los labios caídas y el comportamiento frío y desapasionado de Robert Mitchum parecen indicar que se trata de un actor demasiado cansado o desinteresado como para poner nervio o vida en sus películas. Pero los personajes zarandeados por la vida y de vueltade todo que suele encarnar son hombres a los que numerosas noches de peligro en vela han contribuido a alertar, hombres que conocen la necesidad angustiosa de la espera...
“En algún lugar de California”, decía el narrador de Las fronteras del crimen (His Kind of Woman, 1951) de John Farrow “había un hombre de elevada estatura, robusto y sólido”. El hombre en cuestión resultaba ser Robert Mitchum interpretando a un jugador de poca monta llamado Dan Milner, a punto de ser enviado a una misión misteriosa, de enfrentarse a una aventura no pretendida. La anónima descripción podría haber sido extraída de los archivos de alguna agencia de contratación de  actores de Hollywood, en donde Mitchum era, a comienzos de los 40, uno de los numerosos aspirantes al estrellato; y, sin embargo, dice todo lo que hay que decir sobre el hombre.
El físico y la imagen de Mitchum quedaron cristalizados en la pantalla prácticamente desde el primer momento. Su edad no importaba demasiado; en realidad nunca ha importado. Su voz, profunda y cansina, parecía la ideal para la larga sucesión de antihéroes cansados del mundo que le ha tocado interpretar a lo largo de su carrera. Ascendió hasta el estrellato como el rostro definitivo de los “thrillers” de postguerra, cuyo lado romántico se veía siempre oscurecido por amenazadoras sombras. Incluso su manera de moverse y de caminar, relajada e indolente, parecía adecuarse a la perfección al estado de ánimo que transpiraban sus primeras películas. Mitchum se convirtió así en uno de los actores más intuitivos de todos lo que se han puesto alguna vez delante de las cámaras.
Robert Mitchum en La noche del cazador

Duro, lacónico, diciéndolo todo con una mirada, Mitchum es la antítesis del método interpretativo del Actor's Studio. Se inspiró en Bogart; pero el estilo Mitchum, letárgico, amoral y autodestructivo, llegó a convertirse en uno de los factores definitorios del cine negro. La  fascinación de Mitchum radica en la naturaleza contradictoria de su imagen cinematográfica: frío y sin emociones, inconformista hasta rozar la anarquía y, sin embargo, dispuesto en todo momento a la aventura, dotado de un acre sentido del humor e innegablemente romántico.

Algunos de estos rasgos de su carácter son sin duda atribuibles a su abigarrada biografía, que parece extraída de uno de los guiones de la Warner Brothers de la década de los 30. Nació como Robert Charles Durman Mitchum en Bridgeport, Connecticut, Estados Unidos, el 6 de agosto de 1917. Dejó el colegio a los 14 años, y se convirtió en un joven delincuente de Nueva York como los que formaban las temibles bandas de los Angels o los Dirty Faces. Luego se dedicó a recorrer el país en auto-stop, y se convirtió en uno de los primeros locos de la carretera de los Estados Unidos, en un precursor de los motoristas de Buscando mi destino. Cuando le detuvieron en Georgia por vagancia y le condenaron a trabajos forzados, de donde logró escapar y regresó con su familia en Delaware. Fue durante este tiempo, mientras se recuperaba de las lesiones que casi le hicieron perder una pierna, que conoció a la mujer con quien se casaría, la adolescente Dorothy Spence. Pero pronto volvió a la carretera y a viajar en los vagones de ferrocarril transformándolo en un joven sin destino y con personalidad de sesgo rebelde e inestable. Se dice que una pelea de boxeo le ocasionó una lesión que lo dejó con una mirada semi-somnolienta que era muy característica del actor. Finalmente llegó a California y, tras trabajar como minero y boxeador, se fue abriendo camino hasta el mundo de los clubs nocturnos y el teatro. A los 25 años por medio de un agente de talentos, amigo de su hermana lo convenció de convertirse en actor e ingresó al Long Beach Theater Guild, estando aún en formación, debido a su físico y particular tipo fue contratado en Hollywood para papeles cortos de rufián.
Para 1943 había irrumpido ya en el cine, interpretando pequeños papeles en toda una serie de westerns de Hopalong Cassidy para la United Artists. Mitchum estuvo muy ocupado, interviniendo en 18 películas en su primer año como actor de cine, como Aerial Gunner (1943), un drama bélico dirigido por William H. Pine.
En estos primeros filmes casi siempre estaba acreditado como Bob Mitchum, También participó en una película con Laurel y Hardy, The Dancing Masters de Malcom St. Claire. 
Una temporada en la Monogran le valió papeles mucho más largos e interesantes; y en 1945 se vio nominado por primera (y única) vez al Oscar de la Academia por su interpretación del cínico y endurecido capitán Walker de También somos seres humanos (The Story of Gl Joe) de William A. Wellman. La trama se basa en los artículos periodísticos de un corresponsal de guerra, que siguió la andanzas de un pequeño grupo de infantería desde el norte de África hasta Italia. Mientras marchan a través de una devastada ciudad italiana, uno de los soldados expresa la opinión general sobre la guerra: "Cuando acabe esta guerra, voy a comprarme un mapa y averiguar dónde he estado". Estrenada apenas tres meses después de la rendición de Alemania, También somos seres humanos es un descarnado retrato de la guerra.
La personalidad cinematográfica de Mitchum empezaba a cobrar forma y, cuando firmó un contrato con la RKO ya en calidad de estrella, inició el período más fructífero y pleno de toda su carrera. En cuanto se puso el vestuario típico del cine negro, el traje de anchas hombreras con el botón de arriba siempre abrochado, el sombrero y la indispensable gabardina, se convirtió en un verdadero icono de dicho género.
Así vestido encarnó:
  • Al cínico protagonista de La huella de un recuerdo (The Locket, 1946) de John Brahm, que sospecha que una anterior novia suya (Laraine Day) ha cometido un robo con asesinato, y decide contárselo todo a su marido, un psiquiatra.
  • Al militar de Encrucijada de odios (Croosfire, 1947) de Edward Dmytryk, adapta la novela de Richard Brooks, The Brick Foxhole. Considerada como una de las mejores producciones de Edward Dmytryck, director que se manejó muy bien dentro del género negro en los 40 y que a lo largo de sus 32 películas abarcó casi todos los géneros, además de hacerse famoso por ser uno de los 19 convocados que no se presentaron a declarar en la famosa audiencia de la “Caza de Brujas” de McCarthy. Obtuvo cinco nominaciones a los Oscar. Festival de Cannes: Mejor película social.

  • Al amoral detective privado Jeff Markham de Retorno al pasado (Out of the Past, 1947) de Jacques Tourneur, un hombre movido por los impulsos contradictorios de la autoprotección y la autodestrucción, manejado a su antojo por una mujer fatal mucho más peligrosa de lo habitual (Jane Creer).Basada en la novela de Daniel Mainwaring Build My Gallows High.
De todas las grandes estrellas masculinas que se movían por los bajos fondos, incluyendo Richard Widmark, Richard Conté y Víctor Mature, Mitchum fue el único que logró trasladarse al género del "western". En la notable Perseguido (Pursued, 1947), Mitchum (prestado por la RKO a la Warner) realizó bajo las órdenes de Raoul Walsh una de sus mejores interpretaciones como Jeb Rand, un hombre joven que intentaba averiguar los traumáticos acontecimientos de su infancia que le han convertido en víctima de un terrible intento de venganza. El crítico de cine David Thomson ha dicho que  Mitchum parece “observar a los demás como si estuviese esperando a decidirse por fin a algo”, y este peculiar estilo interpretativo de Mitchum resultaba especialmente apropiado para una película como Perseguido, película que hoy es considerado un film de culto, así como para su siguiente western psicológico, Sangre en la luna, y fue el que le permitió seguir avanzando y perfeccionándose como actor en el angustiado mundo del thriller de los años 40.
La infravalorada Sangre en la luna (Blood on the Moon,1948) de Robert Wise comienza con Mitchum (que interpreta a un cowboy anónimo y sin ataduras) en medio de la noche y la lluvia. Cuando se está quitando las botas junto a una fogata, su paz se ve perturbada por la estampida de una manada de ganado conducida por un ganadero asustado y sin experiencia llamado Lufton, que le interroga a punta de pistola. Se trata de un arranque típico de las películas de Mitchum, el hombre harto del mundo y con un pasado desconocido o misterioso que se ve de repente atrapado en una intriga violenta.
Otro western de la misma época es Vuelve al amanecer (Rachel and The Stranger, 1948) de Norman Foster, basado en la npvela de Howard Fast. Narra la historia de David Harvey, un rudo campesino al que se le acaba de morir su esposa. David tiene un hijo pequeño al que quiere educar de manera culta y elegante. Para ello irá al fuerte más cercano y comprará una sirvienta para que haga de madre y esposa a la vez.Además David decide casarse con Rachel (Loretta Young), una sirvienta, para que se ocupe de las tareas domésticas y cuide de la educación del chico. Sin embargo, Davey no siente un verdadero afecto por ella, ya que es consciente de que se trata de un matrimonio de conveniencia. Todo cambiará con la presencia de un amigo (Robert Mitchum) que pasa unos días con ellos...
De manera similar comienza el desenfadado thriller Las fronteras del crimen, donde su personaje, Milner, vuelve a su ciudad, pasa por el bar local y le dice al camarero que acaba de pasar 30 días en la cárcel ”por nada”; luego entra en una habitación que acaba de alquilar y la encuentra ocupada por un grupo de gánsteres que le “convencen” para que acepte un billete de ida a México. En el trayecto se encuentra con Jane Russell y Lenore Brent (una starlet lanzada por el dueño de la RKO, Howard Hughes), mantiene un extraordinario enfrentamiento con Vincent Price como un falso actor shakespeariano y vive toda clase de aventuras. La referencia a los 30 días en la cárcel “por nada” es con toda seguridad una broma privada relativa a la sentencia que tuvo que cumplir Mitchum en 1951 (el año antes) por fumar marihuana, algo de lo que en ningún momento se mostró arrepentido y que sin duda contribuyó a aumentar todavía más su popularidad y al verdadero culto que se le empezó a rendir hacia los años 70.
Con anterioridad a Las fronteras del crimen había rodado:
  • El poni rojo (The Red Pony, 1949) de Lewis Milestone con Myrna Loy. Adaptación de una novela de John Steinbeck. Tom Tiflin es un niño que vive en una granja de California con sus padres y con el intrépido Billy Buck. A Tom le regala su padre un pony rojo para ganarse su simpatía. El pony se convierte entonces en el centro de la vida del niño. Billy, que fue, en otros tiempos, un profesional del rodeo, le ayuda a adiestrarlo. Pero un día de lluvia el animal se escapa y regresa enfermo. Billy intenta curarlo con la ayuda del abuelo de Tom, recién llegado a la granja, pero el estado del pony es grave.

  • El gran robo (The Big Steal, 1949) de Don Siegel, Acusado de robar los 300.000 dólares que custodiaba y que correspondían a la nómina del ejército, el teniente Duke Halliday llega a Veracruz en busca de Jim Fiske, el verdadero culpable del robo. Allí conoce a Joan Graham, la novia desengañada de Fiske, a quién éste, con falsas promesas de matrimonio, le ha robado sus ahorros. Ambos emprenderán una frenética carrera por las carreteras de México, perseguidos por el capitán Blake, que anda tras Halliday.

  • Negocio en vacaciones (Holiday Affair, 1949) de Don Hartman con Janet Leigh, Agradable película romántica con tintes cómicos, poco conocida, pero que resulta una delicia ver a un Robert Mitchum, en su tradicional hombre de personalidad fuerte pero añadiéndole su lado tierno y amoroso; y una Janet Leigh, actriz infravalorada, ya que, sólo se le destaca por su papel de Psicosis, pero que interpretó muchos papeles donde demostró su talento. Prácticamente, todo el peso de la película se lo lleva ella, haciendo el papel de una viuda, madre y mujer de la cual se enamoran dos hombres, cada uno en su estilo, en plena época navideña.

  • Donde habita el peligro (Where Dager Lives, 1950). Film de cine negro realizado por John Farrow (1904-1963). El joven médico Jeff Cameron (Mitchum) vive entregado a su trabajo en un hospital de San Francisco, tiene relaciones formales con la enfermera de quirófano Julie Dorn (Maureen O’Sullivan) y lleva una vida ordenada y convencional. Cuando ingresa en el Centro una bella muchacha, Margo Lennington (Faith Domerge), a causa de un intento de suicidio, queda fascinado por ella y sumergido en un mundo de deslumbramiento y ofuscación, que se ve agravado y potenciado por los golpes que recibe del marido de ella, Frederick (Claude Rains), en la cabeza con un atizador de chimenea y la conmoción cerebral que le sobreviene. Jeff es físicamente fuerte y de complexión atlética, pero psicológicamente vulnerable. Margo padece problemas de equilibrio y estabilidad emocional y psicológica. Julie es afectuosa, sacrificada y competente. Mantiene con Jeff una relación estable y desea casarse con él. El film suma drama, cine negro, romance, thriller y elementos de película de carretera (road movie). Fue concebido por Howard Hughes como medio para promocionar a la actriz novel Faith Domerge (1924-99), con la que había mantenido un idilio.La cinta se divide en dos partes diferenciadas. En San Francisco se hace el planteamiento de la historia, cuyo desarrollo tiene lugar a lo largo del recorrido en coche por carretera. Destaca la creación de una atmósfera extraña, obsesiva y perturbadora, que gradualmente se torna oscura, densa e irrespirable. Los personajes con los que la pareja se encuentra a lo largo del viaje son siniestros, extravagantes y se comportan de manera que destila irrealidad. La combinación de los mismos compone un retrato inquietante y ácidamente crítico de la sociedad americana, que se ve poblada de borrachines, estafadores, egoístas, codiciosos, tramposos, ladrones, oportunistas, etc. El entorno social añade a la atmósfera opresiva elementos de pesadilla, ensoñación, delirio, amenaza y salvajismo.

  • Odio y orgullo (My Forbidden Past, 1951) de Robert Stevenson con Ava Gardner. Se basa en la adaptación de Leopoldo Atlas de la novela Carriage Entrance (1947), de Polan Banks. La acción dramática tiene lugar en Nueva Orleans (Luisiana) hacia el final de la década de 1890. Bárbara Beaurevel (Gardner) es una muchacha de buena familia, de orígenes aristocráticos, que se enamora del médico Mark Lucas (Mitchum), investigador contratado por la Universidad de Tulane (Nueva Orleans), nacido en NY en el seno de una familia modesta. Bárbara vive en la casa de su abuela paterna, Eula Beaurevel (Watson), dominante, clasista y autoritaria, que también acoge en la casa a su sobrino Paul (Douglas), primo de Bárbara, personaje vago, cínico, astuto y manipulador. Mark es un buen investigador, vive dedicado a su trabajo, es de espíritu cosmopolita y no comparte los prejuicios sudistas, que no entiende. Bárbara es altiva, egocéntrica e insidiosa.
(cont.)

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