jueves, 10 de agosto de 2023

La historia que no se podía rodar en Hollywood

Si dos Dos pasiones y un amor (Serenade, 1956) hubiera sido fiel al original de la novela Serenata de James M. Cain -el mismo autor de El cartero siempre llama dos veces-, este singular enfrentamiento que vemos entre Sara Montiel y Joan Fontaine, por preservar el amor de un hombre, no hubiera tenido lugar... Ciertamente el tenor, que en la película es interpretado por Mario Lanza, se debatía entre dos pasiones amorosas que le habían procurado dos mujeres. Sin embargo en la novela original no era por dos mujeres, sino por un hombre (un descubridor de estrellas masculinas de la ópera) y una mujer (concretamente, una prostituta mejicana, con la que contrae matrimonio) ... Como es natural, a mediados de los años 1950, por motivos de censura, esa historia era imposible de llevar al cine. 
Mario Lanza y Sara Montiel en Dos pasiones y un amor (1956)
En Dos pasiones y un amor, que se hizo para el cine, ademas de oír y ver cantar a Mario Lanza y disfrutar la belleza que derrochaba Sara Montiel en aquella segunda película en Hollywood, lo único que realmente vale la pena es la surrealista, arrebatada y lírica secuencia en la que a Sarita Montiel le sale su españolidad a raudales y le pone el estoque torero en el cuello de la mismísima Joan Fontaine... Joan, como puede comprobarse, ni se inmuta. Por lógica, Sara finalmente no remata la faena... En esa misma secuencia Vicent Price (entre las dos) que ve venir el enfrentamiento entre ambas damas, suelta, con ironía, la mejor frase de esta película: "Cierren las escotillas, se avecina tormenta".
Joan Fontaine, Vincent Price y Sara Montiel en Dos pasiones y un amor (1956)
Durante el rodaje de la película, Sara Montiel y Anthony Mann (director de la misma) se enamoraron y formaron pareja estable...Acabaron casándose en "artículo mortis" (estando él enfermo de máxima gravedad) siendo la primera boda de Sara... 
Joan Fontaine y Sara Montiel en Dos pasiones y un amor (1956)
Al año siguiente de Dos pasiones y un amor, Sara vuelve a España para cumplir, sin imaginárselo, el sueño de su vida: convertirse en la mayor estrella del cine español... El milagro se hizo posible como todo el mundo sabe con El último cuplé (1957)... Una vez terminado el rodaje regresó a Hollywood para cumplir el contrato de su tercera película, Yuma (1957), de Samuel Fuller. Con ella terminaba su periplo de cine americano... Las noticias que llegaban de España no podían ser mejores: la manchega había obtenido con aquel humilde El último cuplé el éxito más grande de la historia de nuestro cine hasta ese momento... Por si eso no fuera suficiente para el renacer como gran estrella de cine, lo cierto es que también se produjo la circunstancia de que las canciones de la película, que por una casualidad grabó Sara, se habían convertido en todo un éxito de ventas, de ese modo Sara también se alzó como estrella indiscutible de la canción con aquellos discos que, para colmo de dichas, ella había firmado una sustanciosa participación en los beneficios de sus ventas...

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