martes, 22 de agosto de 2023

Diez películas donde, de repente, es el ciervo... (I)

Con los renos descansando después de Navidad, veamos a su primo templado, el venado. Una verdadera estrella de cine, cuyo encuentro inesperado con un personaje suele ser un momento crucial en la película. Diez ejemplos de madera pura, de Disney a Lynch pasando por Cimino y Miyazaki.
Es una cuestión de perspectiva. O más bien un intercambio de miradas. Entre el hombre y el venado, el cara a cara es intenso y, a menudo, incongruente. De película en película, este encuentro se ha convertido en un momento clave y casi un cliché: cuando el hombre y el venado se encuentran, el curso de la acción se suspende. Por un momento más o menos fugaz, se produce una pausa mágica en la historia, el tiempo se congela y queda suspendido en este juego de miradas misteriosas.
El animal aparece siempre en un momento crucial de la vida del héroe de la película: éste se encuentra, a su elección, al final de su cuerda, al comienzo de una nueva vida, en busca de la verdad, perseguido por el policía (o zombis), etc. Cuando todo parece perdido, aquí viene el ciervo. Animal majestuoso, casi legendario. Tanto unicornio como esfinge. Con ojos de gacela y cuernos agresivos, el ciervo es el yin y el yang del bosque. Filósofo y primitivo, dispensa a los humanos un mensaje de sabiduría mezclada con salvajismo.

1. Bambi (1942), de David Hand

Fue con esta película que Disney les enseñó a los niños que su madre era mortal, y la figura paterna, indiscutible. Cuando el pequeño cervatillo Bambi pierde a su madre, asesinado cobardemente por los cazadores, también pierde su inocencia. Angustiado, es entonces cuando ve la silueta de su padre, un majestuoso ciervo de imponentes cornamentas, distante y aún inaccesible. Bambi finalmente ha encontrado una meta que alcanzar, una nueva razón para vivir. ¡Serás un ciervo, hijo mío!

2. El cazador (The Deer Hunter, 1978), de Michael Cimino

Antes de partir hacia Vietnam, los amigos van a cazar ciervos. Michael (Robert De Niro) tiene una ética y sigue una regla ancestral: respetar a su presa y matarla de una sola bala. Esta secuencia, que transcurre en el bosque de Pensilvania, hará eco de la terrorífica secuencia del juego de la ruleta rusa impuesto a los soldados por sus carceleros vietnamitas. El ritual ancestral de la caza responde al salvaje rito de la ruleta, una matanza sádica que no conoce reglas. The Deer Hunter significa "el cazador de ciervos".

3. Memoria letal (The Long Kiss GoodNight, 1996), de Renny Harlin

Esta vez no se evita la colisión. Se produce el accidente. Y es una profesora amnésica de un pequeño pueblo estadounidense que, gracias a este susto, recuerda su pasado. La escena es sorprendente, aterradora y bestial: después de haber chocado con un ciervo, la heroína remata al pobre animal torciendo su cuello con un movimiento brusco. Llama la atención la imagen de Geena Davis agarrada a las astas del animal. Se hace la revelación: la insignificante Samantha era en realidad una asesina. Los gestos arcaicos volvieron por sí solos...

4. La princesa Mononoke (Mononoke Hime, 1997), de Hayao Miyazaki

En la película de Miyazaki, el venado es simplemente un dios que tiene derecho de vida o muerte sobre todos los habitantes del planeta. Con sus múltiples astas que forman una impresionante corona, es el más majestuoso de todos los ciervos del cine. Representa las leyes naturales de las que depende el equilibrio del mundo. Entonces, cuando le disparan, el mundo se tambalea. Siendo un dios, en esencia, inmortal, renacerá en una forma más diabólica que apaciguadora. ¡Cuidado con la reencarnación del ciervo!

5. Una historia verdadera (The Straight Story, 1999), de David Lynch

Tiene 73 años y no tiene carnet de conducir. Por tanto, a bordo de un cortacésped, Alvin recorrerá los kilómetros que le separan, unos 500, de su hermano enfermo. En su camino, se encuentra con una mujer histérica que ha atropellado a un ciervo en el camino y se queja de estos animales que salen de la nada sin previo aviso. ¡Ella descubre que sucede cada vez con más frecuencia y que es injusto para los automovilistas! ¡Este encuentro con el rey del bosque no tiene nada de poético ni conceptual! Ella es simplemente pragmática: ¿qué va a hacer Alvin? Lo más sensato, por fin: ¡se come el venado! David Lynch, una vez más, ha pulverizado el cliché.
(cont.)

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