miércoles, 23 de noviembre de 2022

El cine de lo cotidiano (VII)

(cont.)
A finales de los años 1930 hicieron su aparición mujeres más duras y seguras de sí mismas; Sylvia Sidney, Bette Davis, Ann Sheridan y Alice Faye, entre otras. Pero, en el fondo, eran el mismo tipo de mujer que las anteriormente citadas. En Calle sin salida, Sylvia Sidney se une al sindicato para luchar contra la brutal dirección de la empresa, al tiempo que intenta educar como es debido a su hermano en el sombrío ambiente del gueto neoyorkino en el que viven. 
Humphrey Bogart y Sylvia Sidney en Calle sin salida (1937)
En La mujer marcada (Marked Woman, 1937), de Lloyd Bacon, Bette Davis es la propietaria de un club nocturno que sufre un duro castigo por haber prestado testimonio contra un poderoso jefe del hampa. 
Bette Davis y Humphrey Bogart en La mujer marcada (1937)
Joan Blondell consiguió abrirse camino gracias a una serie de papeles de chica ambiciosa y sin escrúpulos como el que interpretaba en Millie (1931), cuya protagonista era Helen Twelvetrees. En Vampiresas 1933 (Gold Diggers of 1933, 1933), de Mervyn Leroy, La Blondell cantaba un conmovedor número titulado Remember My Forgotten Man, una especie de epitafio para todos los hombres que habían logrado sobrevivir a la I Guerra Mundial y habían vuelto al hogar para encontrarse con una América hostil. 
Vampiresas 1933 (1933)
El paro llego a aterrorizar a Estados Unidos. Se calcula que en 1930 se quedaron sin empleo más de diez millones de mujeres americanas. Dos años después una quinta parte de ellas seguían en paro. Los primero años de la década de 1930 fueron muy duros para la mayoría de la población. La respuesta de Hollywood consistió fundamentalmente en recurrir a nuevas formas de realismo. 

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