martes, 26 de diciembre de 2017

El cine documental (II)

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Un puente sobre el abismo

Durante esta época comenzó a desarrollarse también la experimentación documental. Algunas de aquellas primitivas películas eran sólo estudios fotográficos de la luz y el movimiento, tal como se encontraban en la naturaleza y en las calles de las ciudades. El holandés Joris Ivens rodó sus primera películas  sobre toda clases de acontecimientos cotidianos. En El puente (De Brug, 1928) pone el acento en los complejos movimientos necesarios para levantar un puente colgante cada vez que pasan barcos por debajo. Ivens consideró aquel puente como: "... un laboratorio de movimientos, tonos, formas, contrastes, ritmos... siempre se descubrirá algo nuevo, el deslizamiento de una sombra, un temblor significativo de los cables, o un reflejo más expresivo que otro". 
El puente (De Brug, 1928)
Lluvia (Regen, 1929), llevaba el subtítulo de "poema cinematográfico", y mostraba las abigarradas calles de Amsterdam durante y después de una tormenta, con el agua de la lluvia cubriendo las calles y corriendo hacia las alcantarillas o resbalando sobre los cristales de las ventanas y los tejados de las casas. No podía haber un tema más simple , el estudio impresionista de la vida de una ciudad durante una tormenta, ni nada más complejo y preciso que el montaje de esas deslumbrantes imágenes de la lluvia sobre las calles resplandecientes. El historiador Erik Barnouw, especializado en cine documental, describe la película como: "...una verdadera joya... el rodaje duró cuatro meses. Con extraordinaria belleza y precisión, Ivens nos muestra los dibujos creados por la lluvia, que cae primero suave y luego con cada vez mayor violencia, sobre calles, canales, ríos, deslizándose por ventanas, paraguas, trenes, coches , bicicletas, los miembros de las estatuas..."
Lluvia (Regen, 1929)
El juego de la luz sobre el agua en movimiento parece haber hechizado a numerosos pioneros del cine documental. El fotógrafo americano Ralph Steiner consiguió un premio de quinientos dólares por una película anterior titulada H2O (1929), un estudio sobre el agua, los reflejos y movimientos del líquido que acentúa su etérea y belleza metálica: "Me interesaba comprobar hasta qué punto podía conseguir nuevas imágenes intentando ver el agua de manera distintas, en lugar de hacer cosas con ella por medio de la cámara."
H2O (1929)
Otro fotógrafo, el francés Man Ray, rodó La casa Emak Bakia  (Emak Bakia, 1926) -nombre vasco para Déjame en paz-, subtitulada Cinépoéme (Poema cinematográfico), en la que la luz incide y se refleja sobre objetivos móviles. Una película desata la historia de una búsqueda. La casa donde se rodó en 1926 cerca de Biarritz tuvo ese peculiar nombre y Oskar Alegria decide emprender un camino a pie hacia su localización. De aquella mansión, Man Ray solo dio a conocer tres planos: la imagen de su puerta principal, dos columnas de una ventana y un trozo de costa cercana. La búsqueda a través de esas imágenes antiguas no será fácil. El nombre no figura en los archivos y nadie recuerda hoy la casa. 
Mientras que el cortometraje -apenas dura 13 minutos-, Les nuits électriques (1930), de Eugene Deslaw, luces de neón en la ciudad moderna, muestra los dibujos o pautas creados por las señales luminosas de las calles de París después de oscurecer. 
Les nuits électriques (1930)
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