miércoles, 27 de diciembre de 2017

El cine documental (III)

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El uso de los objetivos

El selectivo ojo de la cámara convierte lo ordinario en extraordinario; y, desde el primer momento, los cineastas comenzaron a ver el entorno que les rodeaba desde un punto de vista distinto. Mediante el trabajo de cámara y el montaje, las películas que mostraban las películas que mostraban la actualidad fueron avanzando  en una dirección cada vez más abstracta y compleja. Por ejemplo, Rennsymphonie (1928), escrita y dirigida por Hans Richter, realizada por ser posteriormente reinsertada en un largometraje alemán, utilizaba las sobreimpresiones para crear un flujo continuo de imágenes abstractas y esterilizadas. Posteriormente, Richter dijo de esta película que "abusaba del montaje" y se mostró más satisfecho con el cortometraje Dos penique mágicos (Zweigroschenzauber, 1929), película publicitaria realizada para Kolnische Illustrierte Zeitung que: "...está compuesta exclusivamente de movimientos relacionados entre sí de diversos objetos, que se superponen unos a otros, para mostrar el contenido de la revista ilustrada. 
Fotograma de Dos penique mágicos (Zweigroschenzauber, 1929)
El cortometraje Combat de  boxe (1929), de Charles Dekeukeleire y seis minutos de duración, era un espectacular montaje de planos rodados durante un combate de boxeo.

Minetras que Wilfried Basse fue todavía más lejos utilizando el rodaje fotograma a fotograma para acelerar los movimientos del montaje y el posterior desmontaje de los puestos de un mercado. Este avance estético, por el que se llegó a considerar al cine como un arte por el arte, fue llevado adelante por dos pintores, el francés Fernand Léger y el estadounidense Dudley Murphy, en su célebre película de vanguardia Ballet mécanique (1924). La película se estrenó en una versión de cine mudo el 24 de septiembre de 1924, en la Internationale Ausstellung neuer Theatertechnik (Exposición Internacional para la Nueva Técnica del Teatro) en Viena presentada por Frederick Kiesler. Su organización de las imágenes parece totalmente arbitraria, y consiste en su mayor parte en movimientos abstractos de motores, péndulos y otros objetos parecidos, pero la película culmina en una serie de planos generales de una mujer que sube laboriosamente unas escaleras, sólo para verse nuevamente abajo y tener que volver a subirlas. En su momento, algunas personas vieron implicaciones sociales en estas secuencias. 
Quizás ninguno de los "documentales abstractos" del período supera a la bella serie de películas sobre la vida marina rodadas por el naturalista francés Jean Painléve, cuya fotografía  submarina, embellecidas por el montaje y por espléndidas partituras musicales impresionistas, convirtió en poesía a la simple observación de la naturaleza. De todos sus títulos destaca sobre los demás L'hippocampe ou cheval marine (1933), cortometraje de 13 minutos de duración, con música  de Darius Milhaud. La película destaca los movimientos del caballito de mar, sólo en posición vertical, presentando también su original modo de reproducción, como la hembra deposita sus huevos fecundados en un abertura ventral del macho, donde se desarrollarán los embriones y eclosionarán. 

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