lunes, 25 de febrero de 2013

Película: La fuente de las mujeres


Ficha técnico-artística

Título original: La Source des femmes
Año: 2011
País(es): Francia, Bélgica e Italia
Duración: 135 minutos
Director: Radu Mihăileanu
Guión: Alain-Michel Blanc y Radu Mihăileanu
Intérpretes: Leïla Bekhti como Leila; Hafsia Herzi como Loubna Esmeralda; Biyouna; Zinedine Soualem; Sabrina Ouazani; Malek Akhmiss como Soufiane; Saad Tsouli como Mohamed; Saleh Bakri como Sami; Hiam Abbass como Fátima
Fotografía: Glynn Speeckaert
Música: Armand Amar
Diseño de producción: Christian Niculescu
Vestuario: Viorica Petrovic
Productora: Elzevir Films, EuropaCorp Distribution y Oï Oï Oï Productions
Distribuidora: Vértigo Films
Premios y nominaciones: 2011: Premios Cesar: Nominada a Mejor actriz (Leïla Bekhti) y mejor vestuario;  Festival de Cannes: Sección oficial a concurso.
Estreno en Bélgica: 9 Noviembre 2011
Estreno en España: 9 Diciembre 2011.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años. Especialmente recomendada para la igualdad de género.
Sinopsis argumental:
En un pequeño pueblo, en algún lugar entre el norte de África y Oriente Medio, la tradición exige que las mujeres busquen agua en la fuente que nace en lo alto de una montaña, bajo un sol ardiente. Leila, una joven casada, propone al resto de mujeres una huelga de sexo: no mantendrán relaciones sexuales hasta que los hombres colaboren en el traslado del agua hasta la aldea.

El director

Director francés de origen judío rumano. Antes de dejar Rumania, perteneció a una compañía de teatro (como autor, director de escena y actor) y fue actor en el Teatro Yiddish de Bucarest. Abandonó Rumania en 1980, huyendo de la dictadura de Ceaucescu. Se fue primero a Israel antes de llegar a Francia para cursar estudios en el IDHEC (Instituto de Estudios Superiores de Cinematografía) de 1980 a 1983.
Filmografía
Como director
  • Traidor (Trahir, 1993). Festival de Cine de Montreal: Gran Premio de las Américas, Premio a la mejor Interpretación Masculina, Premio a la mejor ópera Prima. Festival de Cine de Estambul: Premio Especial del Jurado.

  • El tren de la vida (Train de vie, 1998). 1998: Mostra de Venecia: Premio de la Crítica. Festival de Sao Paulo: Premio del Público, Premio de la Crítica. 1999: Festival de Sundance: Premio del Público. Premio Donatello: Premio a la mejor Película Extranjera. Nastro di Argento: mejor Película Europea. Festival de Miami: Premio del Público. 


  • Vete y vive (Va, vis et deviens, 2004). Festival de Cine de Berlín: Premio del Público. Premio Europa Cinemas. 


  • El concierto (Le concert, 2009). Premios Cesar: mejor música, mejor sonido. Y cuatro nominaciones. Premios David di Donatello: mejor film de la Unión Europea. 2010: Premios del Cine Europeo: Nominada a mejor guión.

Comentario

Durante el mes de julio de 2011, las mujeres del distrito de Barbacoas, al suroeste de Colombia, se declararon en “huelga de piernas cruzadas” como medida para obligar a sus maridos a presionar a la administración para construir una carretera que salvaría vidas y conectaría la población. La idea de estas mujeres, que recorrió los sumarios de noticias curiosas de medio mundo, no era sin embargo original, sino que Aristófanes ya la había plasmado siglos atrás en su Lisístrata.
Desde un pueblo del norte de África nos llega un cuento que no es precisamente de Las mil y una noches, aunque trate sobre el amor y la oscuridad que invaden el corazón de sus habitantes. Es la historia de unas mujeres que se cansan del sometimiento que sufren en un mundo de hombres y que se ponen en “huelga de amor”, hasta que ellos las ayuden a traer el agua desde el manantial. 
En La fuente de las mujeres, Radu Mihaileanu juega con los términos del agua y del amor, del manantial y del corazón para refrescar a los intérpretes del Corán el sentido original de las leyes del Profeta y para ensalzar la figura de la mujer. Igualdad para acceder a la cultura y a la sociedad, dignidad en el trato recibido por sus maridos y libertad para decidir su futuro son algunas de las exigencias de un grupo de mujeres espoleadas por Leila, una hermosa joven que sabe leer y escribir, que piensa por sí misma y que además ama sinceramente a su marido.
Ya desde el inicio se nos dice claramente que se trata de un cuento, y poco después se hace referencia explícita al libro de Las mil y una noches como paradigma de la cultura árabe y de la relación amorosa. También desde la primera escena, la cámara avanza por las calles del pueblo en un largo travelling, dándonos a entender el tono a pie de calle que se quiere imprimir a la película. Fantasía y realismo se combinan en un intento por denunciar una situación vejatoria de la mujer, y de hacerlo desde una perspectiva idealista y poética que aliente a emprender una guerra de sequía o de abundancia de amor, según se mire. En esta batalla por el agua que da vida, la lucha por la igualdad y la libertad de estos “diminutos insectos” —otra metáfora para hablar de la mujer indefensa, aprovechando la llegada del periodista— se convierte en algo esencial, y Mihaileanu se sirve de personajes cultos o enérgicos para lanzar sus reivindicaciones. De esta manera, la propia Leila, su marido y maestro, o la vieja Fusil son voces modernas que reclaman los derechos de la mujer.
El problema del guión es que todo es muy directo y poco sutil, a veces algo artificial, poco sutil. La mezcla entre lo culturalmente autóctono y lo occidental resulta explosiva, y los bailes y cantos se convierten en un apunte de exotismo para barnizar una fábula pintoresca pero no real, mientras que las figuras del maestro o del periodista chirrían y sólo sirven para lanzar un mensaje. Los personajes están dibujados con sensibilidad y delicadeza pero también con trazos superficiales, y sólo Fátima, la suegra de Leila —gran trabajo de Hiam Abbass— parece tener un pasado que determina su actuar, al igual que un imán cuyo rostro es de los pocos en que se adivina un trasfondo y una esperanza para el mundo islámico. La planitud del maestro es propia de la telenovela mexicana —a la que se hace repetida alusión—, lo mismo que la historia de la joven Esmeralda o la de ese periodista que sonroja al espectador. También son estereotipos los personajes de la misma Leila o de Fusil, pero en el primer caso Leïla Bekhti hace un trabajo aceptable, y en el segundo la anciana resulta simpática como madre coraje.
La fuente de las mujeres es, con todo, una película bienintencionada en su lucha por la igualdad de la mujer —estrena la nueva calificación promovida por el ICAA—, que dulcifica el drama y hasta lo hace tierno, pero cuyo alegato es excesivamente combativo y frontal. La historia está poco lograda al contrastar la tradición y la modernidad, sin  equilibrio ni desarrollo al abordar tanta subtrama y ambiente —los turistas y el pasado colonial, el mundo urbano y el poder político y periodístico, la convivencia de la autoridad religiosa y municipal, la misma historia de Fátima y de Esmeralda—, y se queda siempre a medio camino entre la poesía y la denuncia, entre el cuento y el relato. Su diseño de producción y su música folclórica —quizá lo mejor de la cinta— no bastan para crear una ambientación que respire autenticidad, y la mirada y el discurso occidental se imponen hasta llegar a un desenlace mejorable en esta guerra de amor que un día emprendieron unos seres diminutos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario