miércoles, 6 de febrero de 2013

Mary Leakey, centenario de su nacimiento

Mary Leakey

Biografía

Nacida como Mary Nicol (6 de febrero de 1913, Londres, Inglaterra ), fue una arqueóloga británica, quien, junto con otros, descubrió el primer cráneo de un simio fósil en la Isla Rusinga. Durante gran parte de su carrera, trabajó con su esposo Louis Leakey en la Garganta de Olduvai, descubriendo varias herramientas y fósiles de antiguos Homininae. También descubrió las huellas de Laetoli.
Debido al trabajo de su padre como pintor, se mudaban con frecuencia, visitando lugares como Francia e Italia. Después de un tiempo, la familia se mudó a Dordogne en Francia. En la localidad cercana de Cabrerets, Abbé Amédée Lemozi estaba dirigiendo una excavación y fue allí cuando su interés por la prehistoria surgió. Su padre murió en 1926 y su madre la llevó a un convento católico de donde fue repetidamente expulsada. Tras abandonarlo definitivamente, asistió a varias conferencias sobre arqueología y geología en la Universidad de Londres.
Entró en el mundo de la arqueología en el papel de ilustradora para el libro de la doctora Gertrude Caton-Thompson, The Desert Fayoum, y a través de él, conoció a Louis Leakey quién tras ver su trabajo, quiso que también ilustrara su propio libro, Adam's Ancestors (Los ancestros de Adán). Se casaron en 1936 y tuvieron tres hijos: Jonathan en 1940, Richard en 1944, y Philip en 1948. Louis murió el 1 de octubre de 1972 de un ataque cardíaco. Mary murió el 9 de diciembre de 1996 a la edad de 83 años.

Excavaciones 

Reproducción de cráneo de
Parantrophus o Australipthecus boisei
En mayo de 1934 partició en su primera excavación en el Fuerte Hembury en Devon, (Inglaterra). Ese mismo año Mary realizó su propia excavación en Jaywick Sands y también publicó su primer ensayo científico.
De 1935 a 1959, estuvo en la Garganta de Olduvai en las planicies del Serengeti del norte de Tanzania, donde desenterró varias herramientas de piedra, desde primitivos instrumentos corta piedra hasta hachas de mano multipropósito. Estos hallazgos provenían de culturas de la Edad de piedra, que datan de hace 100 mil a 2 millones de años atrás. Los Leakey desenterraron un cráneo de Proconsul africanus en la Isla Rusinga, en octubre de 1947. Dicho cráneo fue el primero de un simio fósil encontrado, y hasta estos días sólo se conoce a 3 de estos simios.
Su siguiente descubrimiento, en 1959, fue un cráneo de Australopithecus boisei de 1.75 millones de años de antigüedad. También encontraron un cráneo menos robusto de Homo habilis y huesos de una mano. Luego de reconstruir ésta última, se probó que era capaz de una manipulación muy precisa. Muchos más restos fueron encontrados en este sitio. En 1965 la pareja descubrió el cráneo de un Homo erectus, datado en un millón de años. Luego de que su esposo falleció, continuó trabajando en Olduvai y en Laetoli. Fue allí donde descubrió fósiles de más de 3.75 millones de años de antigüedad. También descubrió quince nuevas especies y un nuevo género. De 1976 a 1981 Mary y su equipo trabajaron para desenterrar las huellas de Laetoli que habían sido dejadas en la ceniza volcánica hacía 3.6 millones de años atrás.

Parantrophus boisei

Cráneo de Homo Habilis
KNM ER 1813 descubierto en Koobi Fora, Kenia
Paranthropus boisei es una especie de homínido extinta de África Oriental, que vivió en un entorno seco y se alimentaba de vegetales duros, para lo que desarrolló un potente aparato masticador destinado a triturar semillas y raíces. Aparece en el registro fósil en sedimentos del Pleistoceno inferior a medio, de hace entre 2,3 (Gelasiense) y 1,2 millones de años (Calabriense).
El primer ejemplar conocido fue un cráneo (OH 5), descubierto por Mary Leakey el 17 de julio de 1959 en la garganta de Olduvai, Tanzania; datado en 1,75 millones de años. Louis Leakey clasificó inicialmente la especie como Zinjanthropus boisei; "boisei" por el antropólogo Charles Boise; "zinj", una antigua palabra para designar a África Oriental, y "anthropus", hombre. Otro cráneo fue encontrado en 1969 por Richard Leakey en Koobi Fora cerca del lago Turkana.
La especie fue adscrita al género Paranthropus por Robinson en 1960, y posteriormente al género Australopithecus por Leakey et al. en 1964, sin embargo ha prevalecido la adscripción de Robinson.
Su capacidad craneal era de alrededor de 515 cm3, la cara está muy ancha y redondeada, con unos incisivos muy pequeños, pero unos enormes molares y una cresta sagital a la que debían unirse unos grandes músculos masticadores. Su foramen magnum está más adelantado que en Australopithecus (como en el género Homo). Por lo demás, el peso, estatura y aspecto general es muy parecido a los otros Australopithecus. Los machos pesaban en promedio 49 kg y las hembras 34 kg.
Paranthropus boisei vivió en un medio ambiente más seco que sus ancestros Australopithecus. Ante el cambio climático, las especies de éste género recurrieron a la especialización de su aparato masticador para poder sobrevivir en un medio más seco. Así, con unas poderosas mandíbulas pudo tener acceso a raíces, tallos gruesos, etc. En cambio, el resto de su estructura corporal no varió prácticamente nada con respecto a sus antecesores Australopithecus.
Paranthropus boisei vivía en zonas llanas de África Oriental, donde, a causa del clima, los bosques desaparecían y en su lugar aparecían sabanas y llanuras extensas, así como valles bañados por los ríos Rift, Nilo, etc. donde se concentraba gran cantidad de vida terrestre y semiacuática.
Paranthropus, similar a los gorilas, compartía su hábitat con otros dos homínidos: Homo habilis y Homo rudolfensis. A diferencia de estos dos, P. boisei tenía una dieta más herbívora, mientras que los otros eran más oportunistas. Comían carne y alimentos proteínicos que les ayudó a desarrollar más la inteligencia, e impulsó un mayor uso de herramientas. Sin embargo, P. boisei también comía termitas y hormigas, como lo hacen los actuales simios.
Aunque había dado un paso más en la evolución, después de el australopitecus, aún no había conseguido estar en la cima de la cadena alimenticia, y por lo tanto, aún era vulnerable al ataque de los depredadores. Un depredador que sobresalió en su época fue Crocodylus anthropophagus, un cocodrilo conocido por haber atacado a homínidos, que les acechaba bajo el agua cuando se acercaban a beber. Otros, como los felinos dientes de sable, los perseguían ocultos bajo la maleza, y estos, al no tener la suficiente velocidad para escapar, caían víctimas de estos depredadores.
Huellas de Australopithecus afarensis en el yacimiento de Laetoli



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