martes, 12 de febrero de 2013

Efemérides: Sólo mujeres, Clara Campoamor y Federica Montseny

12 de febrero

Clara Campoamor

Nació el 12 de febrero de 1888 en el seno de una familia madrileña. Su padre, Manuel Campoamor Martínez fue contable en un periódico, y su madre M. Pilar Rodríguez Martínez, era costurera.
Después de desempeñar varios oficios, entre ellos el de telefonista, sacó plaza de funcionaria en Correos. Entró a trabajar en el periódico maurista La Tribuna como secretaria del director, un puesto que le permitió conocer gente y donde comenzó a interesarse por la política. En 1920 se matriculó como estudiante en la escuela secundaria (que termina en dos años) y luego en la Facultad de Derecho, donde obtuvo un título en sólo dos años. A los 36 años se convierte en una de las pocas abogadas españolas y de inmediato comienza a ejercer su profesión. Sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro Feminismo Socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca se incorporó al partido ni aceptó la colaboración de este con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En 1929 perteneció al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempos después. Campoamor y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, quisieron sin éxito que la Agrupación se desmarcara de la Dictadura, motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar. 
Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.
Trabajó con Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Pero, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos y republicanas en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux.
Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre ellos su hermano Ignacio.
Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada –en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras– integrando las listas del Partido Radical, al que se había afiliado por proclamarse éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.
Formó parte de la Comisión Constitucional encargada de elaborar el proyecto de Constitución de la nueva República e integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento.
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate fue extraordinario y Campoamor fue considerada como la vencedora. Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de derechas, gran parte de los diputados del PSOE –excepto el sector encabezado por Indalecio Prieto– y algunos republicanos.
En 1933 no renovó su escaño, y en 1934 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Entonces escribió y publicó, en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, un testimonio de sus luchas parlamentarias.
Al estallar la guerra civil se exilió y, en 1937, publicó en París La revolución española vista por una republicana. Vivió una década en Buenos Aires y se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo). Intentó regresar a España a fines de la década de 1940, pero se encontró con que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.
En 1955 se instaló en Lausana (Suiza), y trabajó en un bufete hasta que perdió la vista. Murió de cáncer en 30 de abril de 1972, a los 84 años de edad. Sus restos mortales fueron traslados algunos años después de su muerte al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa), permanece en el panteón de la familia Monsó Riu por ser madrina de la familia.
Tras la Transición se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que son valorados como escasos por organizaciones pro igualdad de la mujer. Institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre. La Secretaría de Igualdad del PSOE instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer.
En 2006, 75º aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España, diversos colectivos comienzan una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones.
En noviembre de ese mismo año, el PSOE editó una proposición no de ley solicitando al Gobierno del mismo partido que las políticas de igualdad tuvieran también su reflejo en la acuñación del euro. La figura femenina elegida para que apareciera en las futuras monedas de euro fue la de Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República, proposición que finalmente fue aprobada el martes 12 de junio de 2007, por el Pleno del Congreso, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el PP, que se abstuvo.
En 2007, el Ministerio de Fomento botó el Buque Polivalente B-32 Clara Campoamor, bautizado en su honor, operado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.
En 2011, con motivo del centenario del Día Internacional de la Mujer, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda conmemorativa en plata con valor facial de 20 euros que muestra la efigie de Clara Campoamor.

Frases de Clara Campoamor:

  • Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que no puede traicionar a su sexo, si, como yo, se juzga capaz de actuación, a virtud de un sentimiento sencillo y de una idea clara que rechazan por igual: la hipótesis de constituir un ente excepcional, fenomenal; merecedor, por excepción entre las otras, de inmiscuirse en funciones privativas del varón, y el salvoconducto de la hetaira griega, a quien se perdonara cultura e intervención a cambio de mezclar el comercio del sexo con el espíritu.
  • República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos.
  • Estoy tan alejada del fascismo como del comunismo. Soy liberal. (La revolución española vista por una republicana", Ediciones Espuela de Plata, 2005, pp. 177-178)

Clara Campoamor en el cine

En 2011, Laura Mañá dirigió el telefilm Clara Campomaor. La mujer olvidada, con el siguiente argumento: En el año 1931, en España se proclama la Segunda República. En este contexto, las mujeres son elegibles pero no pueden votar. Clara Campoamor y Victoria Kent son las primeras mujeres diputadas que pisan las cortes y se plantean muy firmemente luchar por los derechos de la mujer. Clara Campoamor sabe que eso pasa por una primera y gran conquista: el voto femenino. A partir de este momento, su lucha no es nada fácil. Muy pronto encuentra su primer obstáculo: sus propios compañeros de partido, republicanos, de izquierdas, temen que las mujeres voten influenciadas por la iglesia y, por ello, a la derecha, así que le dan la espalda. Ese argumento se generaliza y hace que Clara Campoamor se vaya quedando sola en el parlamento en su defensa del sufragio universal. Después de una lucha constante, y después de múltiples traiciones, el 1 de diciembre de 1931, Campoamor consigue su objetivo: el voto para la mujer. Basado en el libro de Isaias Lafuente e interpretado por Elvira Minguez.

Federica Montseny

Nació en Madrid, el 12 de febrero de 1905, fue una política y sindicalista anarquista española. Fue ministra durante la II República española, siendo la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en la Europa Occidental.
Era hija de los también anarquistas Teresa Mañé y Juan Montseny, conocidos por los seudónimos de Soledad Gustavo y Federico Urales respectivamente, quienes editaban La Revista Blanca, publicación destacada dentro del pensamiento libertario español durante el primer tercio del siglo XX.
Comenzó a escribir y en 1921, con solo 16 años, publica su primera novela corta, titulada Horas Trágicas. En 1923 comienza a colaborar en Solidaridad Obrera y en La Revista Blanca hasta 1936. Su primera novela larga La Victoria, se edita en 1925.
En 1930 se une a Germinal Esgleas, también anarcosindicalista, siendo padres de tres hijos: Vida (1933), Germinal (1938) y Blanca (1942).

En 1931 se afilia a la CNT donde en los años siguientes alcanzará gran protagonismo gracias a sus dotes de gran oradora entre otras razones. En 1932 lleva a cabo una gira propagandística por Andalucía que luego proseguiría por toda España y al año siguiente participa en París en un mitin de protesta sobre la represión en Casas Viejas.
Sin embargo, su máximo protagonismo lo alcanza en 1936, cuando interviene en el Congreso de Zaragoza de la CNT colaborando en la ponencia sobre comunismo libertario y formando parte de los oradores del mitin de clausura. Con el estallido de la guerra pasa a formar parte del comité peninsular de la FAI y en el nacional de la CNT. Se encontraba en Barcelona el 20 de julio de 1936, al fracaso del golpe, y escribiría más tarde “...el día se extinguía gloriosamente, en medio del resplandor de los incendios, en la embriaguez revolucionaria de una jornada de triunfo popular...pronto la ciudad fue el teatro de la revolución desencadenada. Las mujeres y los hombres, dedicados al asalto de los conventos, quemaban todo lo que dentro de ellos había, incluso el dinero...”. 
En noviembre de este mismo año es nombrada ministra de Sanidad y Asistencia Social del gobierno de la República, cargo que acepta a pesar de su declarado antigubernamentalismo y las dudas iniciales. Se convierte así en la primera mujer ministra de España y la Europa Occidental, pues en otras zonas de Europa ya lo habían sido Alexandra Kollontai (URSS) y Miina Sillanpää (Finlandia). Sus otros correligionarios en el gobierno de Largo Caballero fueron Juan García Oliver (Justicia), Juan Peiró (Industria) y Juan López (Comercio).
Su efectiva labor en el gobierno se vio limitada por la escasa duración de su mandato como Ministro de Sanidad y Asistencia Social del gobierno de Francisco Largo Caballero que no llegó a alcanzar un semestre (noviembre de 1936 - mediados de mayo de 1937). Pero en ese corto espacio de tiempo planeó lugares de acogida para la infancia, comedores para embarazadas, liberatorios de prostitución, una lista de profesiones a ejercer por minúsválidos y el primer proyecto de Ley del aborto en España. De los lugares para la infancia, en nada parecidos a los deprimentes orfanatos existentes por entonces, solo se pudo abrir uno cerca de Valencia. Tampoco hubo tiempo de que llegase a funcionar más de uno de los comedores para embarazadas en los que se velaba por una completa alimentación. Ninguno de sus otros proyectos llegó a ejecutarse, y así su proyecto de ley del aborto, a la que se opusieron otros ministros del gobierno, quedó arrumbado tras su salida del gobierno debido a los sucesos de mayo de 1937. Tras la salida de este, opinó que a través del gobierno no se puede hacer ningún cambio profundo social, siendo el único camino posible la revolución libertaria.
Como otros miles de españoles, con el final de la Guerra Civil se hubo de exiliar a Francia, donde fue perseguida por la policía nazi y franquista, que pidió su extradición, denegada por las autoridades francesas, viviendo en libertad vigilada hasta la liberación de Francia en 1944. Instalada en Toulouse siguió trabajando por sus ideas, publicando y dirigiendo periódicos anarquistas como CNT y Espoir y realizando viajes por Suecia, México, Canadá, Inglaterra e Italia.
Con la llegada de la democracia a España en 1977 regresó y continuó con su activismo en pro de la CNT y del anarquismo, donde gozó de un enorme prestigio hasta su muerte. En sus últimos años reivindicó al Estado la devolución del patrimonio sindical incautado a la CNT tras finalizar la Guerra Civil, se opuso firmemente a los Pactos de la Moncloa y al recién instaurado sistema político constitucional español.
Murió en ToulouseFrancia, el 14 de enero de 1994.

Frases de Federica Montseny

  • El anarquismo es, pues, una doctrina social basada en la libertad del hombre, en el pacto o libre acuerdo de éste con sus semejantes y en la organización de una sociedad en la que no deben existir clases ni intereses privados, ni leyes coercitivas de ninguna especie.

Federica Montseny y el cine

Federica Montseny (1991) es un documental de Pedro Gil Paradela que forma parte de la serie Mujeres dirigida por Silivia Arlet y producida por TVE.

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