martes, 12 de marzo de 2019

André Previn, el compositor de la edad de oro de Hollywood (I)

Anthony Mann, Vincente Minnelli o Billy Wilder le deben numerosas bandas sonoras. Proveniente del mundo del jazz pero de formación clásica, dejó la comodidad de los estudios para que su talento y su batuta florecieran al frente de la Orquesta Sinfónica de Londres, o más recientemente de la de Oslo.
No nació en América, sino que personificó uno de los ideales intelectuales más encantadores, la síntesis entre la cultura popular y la sofisticación clásica cuyos representantes más desinhibidos se encuentran a menudo en este país: pianista de jazz, director de muchas orquestas. Compositor de docenas de bandas sonoras, conciertos, música de cámara y dos óperas, André Previn murió el 28 de febrero, a la edad de 89 años.
Su verdadero nombre era Andréas Ludwig Priwin, había nacido en Berlín en 1929. Su familia había huido del nazismo en 1938. Es en Los Angeles donde recibió su formación musical, especialmente con Pierre Monteux, quien lo ayudó a perfeccionar la dirección orquestal. Incluso antes de alcanzar su mayoría de edad, Previn ya estaba empleado en Hollywood, donde, en los estudios de Metro-Goldwin-Mayer, arregló, orquestó y compuso muchas partituras. El papel no fue gratificante, pero el joven se formó y aprendió todos los mecanismos del mundo del espectáculo. Descubrió a músicos talentosos que aparecerían por el estudio por la mañana, desconociendo todo lo que deberían hacer, "si se trata de una sinfonía de Bruckner o de Tom y Jerry", señaló con humor, antes de agregar que, en este contexto, "los compositores estuvieron menos considerados que la sal de mesa".
Audrey Hepburn y Andre Previn en la fiesta del estudio en honor de la protagonista de My Fair Lady
Fue un duro aprendizaje, anónimo y sin promesa de gloria. Pero Previn  se aferra y gana sus galones de compositor. Luego encadenará partituras para s de Anthony Mann, John Sturges, Vincente Minnelli y Billy Wilder, mientras que al mismo tiempo lleva una carrera honesta como pianista de jazz. En este contexto, grabó muchos álbumes que testimonian sus afinidades de gusto y visión con compositores como Leonard Bernstein, George Gershwin o Duke Ellington, para quienes el jazz no debe desacreditarse en favor de una concepción congelada de la denominada música clásica. Con dotado de rápidad agilidad, un instinto para melodía y velocidad, que recuerda a Oscar Peterson, Previn no innovará en el jazz, sin embargo, dará paso a los objetivos comerciales de lo que se llamará la escucha fácil.
(cont.)

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