miércoles, 28 de febrero de 2024

Hemos clasificados los 49 César a la mejor película, de la menos convincente a la más magistral (IV)

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22. Ridicule. Nadie está a salvo (Ridicule, 1996), de Patrice Leconte

Auténticamente francesa, esta película de Patrice Leconte es un fastuoso recorrido por la corte francesa del rey Luis XVI. Todo se centra en un joven aristócrata que llega desde una provincia a la majestuosa París. Allí se dará cuenta de que lo único que importa es la apariencia externa y sobre todo el deslumbramiento a través de la palabra y de sus agudas y divertidas réplicas, cuantas más mejor. Todo allí se limita a una lucha de ingenio para conseguir los favores reales, mientras que los menos duchos en este juego superficial sólo quedarán como eternos objetos del ridículo. Comedia satírica donde las haya, esta película goza de una ambientación maravillosa y un guión magníficamente diseñado por Rémi Waterhouse. Entre sus méritos cuenta con la selección en el Festival de Cannes, donde fue nominada a la Palma de Oro (mejor película) y su nominación al Oscar y a los Globos de Oro como mejor película extranjera. Obtuvo el BAFTA a la mejor película en habla no inglesa. Consiguió cuatro premios César: mejor película, mejor dirección (Patrice Leconte), mejor diseño de producción y mejor vestuario, sobre doce nominaciones. 

23. Séraphine (2008), de Martin Provost

Narra la vida, fuera de lo común, de la francesa Séraphine de Senlis, una mujer nacida en 1864 que fue pastora, luego ama de casa y, finalmente, pintora antes de hundirse en la locura. Comienzos de siglo XX. Séraphine Louis, de 42 años, vive en Senlis y se gana la vida limpiando casas. El poco tiempo que le sobra lo ocupa pintando. Es la mujer de la limpieza de la Sra. Duphot, que alquila un piso a Wilhelm Uhde, un marchante alemán fascinado por los pintores modernos e ingenuos. Durante una cena ofrecida por la Sra. Duphot, Wilhelm Uhde descubre un pequeño cuadro que había traído Séraphine unos días antes. Fascinado, lo compra y convence a Séraphine para que le enseñe otras obras suyas. 
Sorprendente película basada en hechos reales, y que arrasó en los premios César al hacerse con 8 premios, incluidas las de mejor película y actriz, una soberbia Yolande Moreau.  Conmueven los pequeños detalles –el modo en que Séraphine fabrica sus colores, cómo detecta y ayuda a quien lo pasa mal, la paciencia infinita con el tendero o una señora a la que sirve...–, la película acierta en no convertirse en una serie de hitos más o menos hilvanados. 

24. Thérèse (1986), de Alain Cavalier

Sensible acercamiento a la figura de santa Teresa de Lisieux. Alain Cavalier entrega un film sobrio, con una austeridad muy acorde con la severa regla de la orden del Carmelo a la que perteneció la santa, y a la vez con una visión muy cercana y humana, en parte gracias a la composición de Catherine Mouchet, que encarna a Teresa como una mujer joven, alegre y enamorada. Enamorada, se entiende, del Señor, que sabe le ha llamado a la vocación religiosa. La película muestra la vida cotidiana de Teresa, desde que decide ingresar en clausura, hasta su muerte. La joven supera los obstáculos de su juventud para hacerse carmelita, acudiendo incluso al Papa. Y se muestra también su etapa de sufrimiento por su tuberculosis, que sabe llevar con buen ánimo. Se dibujan muy bien las hermosas ceremonias litúrgicas de ingreso en la orden, y hay momentos muy bellos, como el de la gozosa secuencia de la celebración de la Navidad. Obtuvo seis premios César; mejor película, mejor dirección (Alain Cavalier), mejor actriz revelación (Catherine Mouchet), mejor guion (Alain Cavalier, Camille de Casabianca), mejor fotografía (Philippe Rousselot) y mejor montaje (Isabelle Dedieu), sobre nueve nominaciones. 

25. De latir, mi corazón se ha parado (De battre mon coeur s'est arrêté, 2005), de Jacques Audiard

Tom tiene 28 años y está destinado a seguir los pasos de su padre en el sórdido y a veces brutal negocio inmobiliario. Sin embargo, gracias a un encuentro casual, concibe la ilusión de llegar a ser pianista como su madre. Con gran determinación, empieza a prepararse para una audición con una experta pianista china. Como ella no habla francés, la música será el único medio de comunicación entre ambos. En estas circunstancias, su trabajo diario le resultará cada vez más sórdido e insoportable. 
Romain Duris, protagonista de Una casa de locos compone un personaje inmoral, desencantado, sin perspectivas vitales, que encuentra una oportunidad de redención, a través de la música. La película recogía asuntos de actualidad, como la especulación inmobiliaria y la inmigración en Europa. Ganadora de 8 Premios César de la academia francesa, incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor principal, mejor actor secundario y mejor actriz revelación, se trata de un remake de Melodía para un asesino (Fingers, 1978), película estadounidense dirigida por James Toback y protagonizado por Harvey Keitel.

26. 120 pulsaciones por minuto (120 battements par minute, 2017), de Robin Campillo

París, principios de los años 90. Un grupo de jóvenes activistas intenta generar conciencia sobre el SIDA. Un nuevo miembro del grupo, Nathan, se quedará sorprendido ante la radicalidad y energía de Sean, que gasta su último aliento en la lucha. 120 pulsaciones por minuto describe el activismo con amplia repercusión mediática del grupo Act-Up, que en su rama de París nació en 1989. Aglutinaba sobre todo al colectivo homosexual francés que padecía el azote de la pandemia del sida, y que no deseaba quedarse de brazos cruzados ante la inoperancia de los gobernantes. Así, lejos de conformarse con reunir a un grupo de enfermos, lo que trataban era de llamar la atención de la opinión pública mediante una militancia llamativa, en manifestaciones y actos de protesta, sobre todo protestando contra los que consideraba actores ineficaces del drama, entre ellos los políticos y la industria farmacéutica, interrumpiendo actos, y desparramando sangre falsa por doquier. Nathan acaba de incorporarse a las actividades de Act-Up, y pronto se va a enamorar de Sean, uno de los miembros del grupo más combativos, sobre todo porque sabe que tiene los días contados. Tercera película como director, del también guionista Robin Campillo. Obtuvo seis premios César incluidos mejor película, mejor actor secundario (Antoine Reinartz) y mejor actor revelación (Nahuel Pérez Biscayart). 

27. El otro señor Klein (Monsieur Klein1976), de Joseph Losey

El señor Robert Klein es un francés de cuarenta años que vive en París en 1942 a quien le tiene sin cuidado la guerra y el dolor de la gente. Es coleccionista de obras de arte, tiene una casa llena de lujos y una joven amante: cuando lo necesita, como buen prestamista, consigue a mitad de precio cuadros de los que algún judío necesita deshacerse. 
Su seguridad se ve comprometida cuando descubre que existe otro Robert Klein, probablemente judío, que trata de escapar a las persecuciones raciales, atribuyéndole a él su identidad. Klein se asusta y se dirige a la policía, despertando fuertes sospechas. Las cosas se complican cuando Klein, buscando a su homónimo, localiza la pobre casa en donde vive, y lo acoge su amante en un castillo. El hombre tiene buenas razones para creer que el desconocido le ha tendido una trampa, tal vez para encubrir su propia actividad de terrorista, y espera escapar presentando a las autoridades documentos que señalan que es de raza aria. Sin embargo, con el paso de los días, el cebo se cierra aún más pues no es posible ubicar al segundo señor Klein, todas las pistas conducen a un callejón sin salida, y la policía se hace cada vez más agresiva. Un abogado le ofrece la manera de dejar Francia con un pasaporte falso, pero él no lo utiliza, decidido a descubrir a su enemigo, de quien solo ha escuchado la voz por teléfono. Premio César a la mejor película, al mejor director (Joseph Losey) y al mejor diseño de producción (Alexandre Trauner). 

28. On connaît la chanson (1997), de Alain Resnais

Odile (Sabine Azéma) y Claude (Pierre Arditi) forman una pareja sumida en la rutina. Claude mira con desconfianza cómo Nicolas (Jean-Pierre Bacri), antiguo amante de Odile, vuelve a París. Odile tiene el proyecto de comprar un apartamento y se dirige a Marc (Lambert Wilson), agente inmobiliario del que se enamora Camille (Agnès Jaoui), hermana de Odile. Pero Camille es, sin que ella se dé cuenta, deseada por Simon (André Dussolier), empleado del tiránico Marc. Simon muestra a Nicolas unos treinta pisos, pero sin ningún resultado. Famosas canciones populares francesas son interpretadas por los protagonistas de esta película en la que una joven se enamora, como consecuencia de un equívoco, del jefe de su admirador. Los malentendidos entre los diversos personajes provocan divertidas situaciones. La película obtuvo un gran éxito comercial en su país natal​ logrando 10 nominaciones, destacando las obtenidas como película del año en el Festival de Berlín y para Cahiers du Cinéma, y un total de 10 galardones que incluyen 7 premios César (a mejor película, mejores actor principal, actor secundario y actriz secundaria y mejores guion adaptado, sonido y montaje), el premio Méliès y el premio Louis Delluc
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