sábado, 17 de febrero de 2024

Acción acuática: Las mejores películas ambientadas en el mar (XXIV)

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115. El gran azul (Le Grand Bleu, 1988), de Luc Besson

El realizador francés Luc Besson se dio a conocer internacionalmente con este drama que parte de la relación real entre los campeones de submarinismo Jacques Mayol y Enzo Maiorca. Para el rol principal, el cineasta tuvo dudas sobre a quién contratar. Primero, se lo propuso a Christopher Lambert, con quien había trabajado en En busca de Freddy. También se citó con Mickey Rourke y hasta se autosugirió para el papel. No fue hasta semanas antes de empezar a rodar, que alguien sugirió a Jean-Marc Barr. Al actor de Rompiendo las olas, le acompañó un habitual del realizador, un Jean Reno que volvería a trabajar con Besson en títulos tan emblemáticos como El profesional (Léon) o Nikita, dura de matar.

116. Calma total (Dead Calm, 1989), de Phillip Noyce

Emocionante thriller en el que el suspense va en aumento según avanza la película. La atmósfera en alta mar es agobiante. La magnífica interpretación de Nicole Kidman, que le lanzó al estrellato, agudiza el drama en el que se convierte la vida de un matrimonio que sólo quiere escapar de las injusticias de la vida. De una forma original, cuenta cómo las cosas se complican de la forma más extraña cuando todo parece en calma.

117. Abyss (The Abyss, 1989), de James Cameron

Según sus propias declaraciones, ésta es la película más personal de James Cameron y la más cara que había realizado hasta la fecha. El rodaje fue largo y complicado, pues incluyó ocho semanas de rodaje bajo el agua, lo que propició una espectacular fotografía submarina que provoca en el espectador la sensación de haber estado allí. Entre sus hallazgos destacan los efectos especiales, a la vanguardia de la década de los noventa. Los actores realizan unas soberbias interpretaciones, en especial Ed Harris y el actor fetiche de Cameron, Michael Biehn, en un papel de malvado. La música de Alan Silvestri es excelente a pesar de que recuerda ligeramente a la de Star Trek y otros clásicos de la ciencia-ficción.

118. La sirenita (The Little Mermaid, 1989), de John Musker y Ron Clements

Película de animación basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen. Es la vigésima octava película en el canon de largometrajes de Walt Disney Animation Studios. Se convirtió en todo un éxito, dando inicio a una nueva época dorada a la compañía y a la que siguieron otros grandes éxitos como La bella y la bestia, Aladdín y El rey león, películas tradicionales y representativas de la primera mitad de los años 1990, la cual terminó en 1999. El largometraje animado tuvo una secuela, una precuela, una serie animada, un musical y una adaptación en imagen real.

119. Waterworld (1995), de Kevin Reynolds

Ríos de tinta acompañaron a esta película, una forma muy particular de marketing. Primero trataron de convencernos de que se trataba del mayor despilfarro de la historia del cine, y de que su valor fílmico era nulo; luego aseguraron que la película estaba bastante bien, y que todo era un montaje de cierta prensa contra Kevin Costner. Sea como fuere, lo cierto es que la película no fue la debacle económica que algunos auguraban, y más o menos recuperó lo invertido en él. Publicidad extrafílmica aparte, estamos ante una película futurista entretenida, de guión muy simple, donde los personajes son poco interesantes; desde el antipático héroe de acción, Costner, que nunca se hace amable al espectador, hasta el villano "diácono", que Dennis Hopper interpreta rayando el histrionismo. El principal valor de la cinta proviene del tratamiento visual y del diseño de producción. El "look" de una película cuyos horizontes paisajísticos sólo ofrecen agua tiene un indescriptible encanto, y Kevin Reynolds lo aprovecha filmando unas cuantas secuencias de gran fuerza, originalidad y mérito técnico.
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