sábado, 15 de abril de 2017

Oficios de cine: Guionista

El guionista es la persona encargada de confeccionar el guión, ya sea una historia original, una adaptación de un guión precedente o de otra obra literaria. Muchos escritores se han convertido en guionistas de sus propias obras literarias. Dentro del guión cinematográfico se distinguen el guion literario o cinematográfico, que narra la película en términos de imagen (descripciones) y sonido (efectos y diálogo), y está dividido en actos y escenas. Es necesario distinguir el guion literario del guión técnico, que agrega al anterior una serie de indicaciones técnicas (tamaño de plano, movimientos de cámara, etc.) que sirven al equipo técnico en su labor y que, a diferencia del guion literario, suele elaborarlo el director, no el guionista. También pueden colaborar con el guionista otros escritores (co-guionistas) o contar con dialoguistas que están especializados en escribir diálogos. El papel del guionista es muy importante, pues su trabajo es la base de todo el proyecto, si el guión es bueno el director puede hacer una película excelente, pero si éste es deficiente aunque el director tenga muchos recursos, la película quedará vacía.
Robert Bolt
Algunos de los más famosos guionistas de la historia del cine:
Robert Bolt, este dramaturgo británico ostenta un lugar de honor entre los guionistas cinematográficos por su adaptación de su propia obra de teatro para Un hombre para la eternidad (A man for all seasons, 1966), de Fred Zinneman, y por su colaboración con el gran David Lean, para el que escribió tres películas: Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965) y La hija de Ryan (1970). En los ochenta aún tuvo energías para escribir la nueva versión de Motín a bordo (The Bounty, 1984), de Roger Donaldson, y La misión ( ,1986), de Roland Joffé. Todo un mito.
Billy Wilder. Antes de ser director, Wilder trabajó muchos años como guionista. Contó muchas veces que se hizo director para evitar que otros destrozaran su obra. Cierto o no, si nunca se hubiese convertido en director, aún sería considerado hoy día como uno de los más grandes guionistas de los años treinta y cuarenta. Periodista de bastante prestigio en la Alemania de los años veinte, viajó a Estados Unidos una vez Hitler se hizo con el poder. Buscando siempre la oportunidad de convertirse en director, aprendiendo todo lo que podía, pudo escribir guiones de la brillantez y el ingenio de La octava mujer de Barba Azul y Ninotchka’ ambas dirigidas por Ernst Lubitsch en 1938 y 1939, de quien era admirador y amigo. Pero también guiones para Raoul Walsh o Mitchell Leisen. Y para otro director a quien tanto admiraba, Howard Hawks, escribió el estupendo libreto de Bola de fuego (1941).
I.A.L. Diamond
I.A.L. Diamond. Si nombramos el trabajo de Wilder, también hay que nombrar el que este hombre (de verdadero nombre Itek Domnici y oriundo de Rumanía) hizo precisamente al lado de Wilder durante tantos años. Desde 1957 escribieron doce guiones juntos, la mayoría impresionantes. Wilder encontró un alma gemela en lo creativo, y con la sola excepción de Testigo de cargo (Witness for the Prosecution, 1957), que escribió con Harry Kurnitz, todos los guiones, hasta el final de su carrera, los escribieron juntos, y Wilder depuró muchísimo más sus temas y su estilo. Quizá el mejor guión que escribieron fue el de El apartamento (1960), pero todos ellos están llenos de diálogos, personajes y situaciones geniales. Murió muy joven, a los 67 años, de cáncer. Dicen que Wilder nunca se recuperó anímicamente de aquella pérdida.
Ben Hecht. Gustaba de referirse a sí mismo, más que como guionista o escritor, como un cirujano de guiones, y desde luego así le veían los demás. Lo cierto es que fue periodista, y dramaturgo, y novelista. Y participó en muchísimos guiones, acreditado o no, pues muchos sabían de su infalible talento para arreglar un libreto que nadie sabía por qué fallaba, o para buscar soluciones a una trama imposible. No aparece en los créditos de La diligencia (John Ford, 1939) ni de Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939) ni de Gilda (Charles Vidor, 1946) ni de Jennie (Portrait of Jennie, 1948), de William Dieterle, pero contribuyó en sus guiones. Fue el primer guionista en recibir un Oscar al mejor trabajo original, y suyos son los guiones de Luna nueva (His Girl Friday, 1940), de Howard Hawks, y Encadenados (Notorius,  1946), de Alfred Hitchcock, entre otros muchos.
Leigh Brackett
Leigh Brackett. La única mujer de este grupo escribió algunos de los mejores westerns de la historia, concretamente para el gran Howard Hawks. Novelista de éxito en el género de la ciencia ficción, Hawks insistió en que fuera ella quien escribiera El sueño eterno (1946) junto nada menos que William Faulkner. Pese a este éxito, se mantuvo alejada del cine muchos años, hasta que volvió con Hawks y le regaló los guiones de Río Bravo (1959), El Dorado (1966) y Río Lobo (1970), además de Hatari! (1962). Por si fuera poco, es la responsable de la primera versión del guión de El imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980), que entregó poco antes de morir.
Paul Schrader. Si sólo fuera por sus colaboraciones con Martin Scorsese, este hombre ya merecería estar aquí, pero además escribió el estupendo guión de Yakuza (1974), de Sydney Pollack, y luego ha desarrollado una excelente trayectoria como director. De sus cuatro guiones con Scorsese, probablemente el mejor sea el de Taxi Driver (1976), pero los otros no desmerecen. Educado en el calvinismo, le fue prohibido todo acceso al cine hasta los diecisiete años, como muchos lectores ya sabrán. Parece que, a partir de entonces, aprovechó el tiempo.
Tonino Guerra
Charlie Kaufman. Sin lugar a dudas, uno de los guionistas más originales y personales en muchos años de cine. Surgió a finales de los noventa con Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze, 1999) y conoció varios años en que cada guión suyo era mejor y más sorprendente, hasta el que casi con toda seguridad sea su obra cumbre, Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Michel Gondry, 2004), que le valió el Oscar. Finalmente se hizo director con Synecdoche, New York (2008), aunque no se ha estrenado en nuestro país. En los últimos años parece algo menos activo. Esperemos que no se haya agotado su genio.
Tonino GuerraLos créditos como guionista de Tonino Guerra son poco menos que impresionante. Mejor dicho, son alucinantes. Ha parido muchos de los guiones de Theo Angelopoulos, ha trabajado en algunas obras maestras de Michelangelo Antonioni, escribió dos guiones para Andrei Tarkovski, entre ellos, el de la sublime Nostalghia (1983). Y sigue en activo y en buena forma, con noventa años cumplidos. Todo un fenómeno. Poeta de gran prestigio, y guionista superlativo.
Vicente Escrivá
Vicente Escribá. Fue uno de los guionistas españoles más afamado durante la segunda mitad del siglo XX, además de director y productor cinematográfico. Eempezó a trabajar como guionista en la película La mies es mucha (1949), de José Luis Sáenz de Heredia, y en Balarrasa (1950), J.A. Nieves Conde 1950), películas de corte religioso. Entre sus onras más destacadas podemos citar: De Madrid al cielo (1952); Recluta con niño (1956), Vente a Alemania, Pepe (1971), ambos en colaboración con Vicente Coello; Matar al Nani (1988), en colaboración con Gregorio Roldán.
David Koepp. Nacido el 9 de junio de 1963, guionista y cineasta estadounidense. Koepp es reconocido por ser el guionista de peliculas como Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993), Misión Imposible (Mission: Impossible, 1996), Spider-Man (2002), La guerra de los mundos (War of Words, 2005) e Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull, 2008). También su filmografía incluye Atrapado por su pasado (Carlito's Way, 1993) The Trigger Effect (El efecto dominó) (The Trigger Effect, 1996), El mundo perdido: Jurassic Park (The Lost World: Jurassic Park, 1997), El último escalón (Stir of Echoes, 1999), La habitación del pánico (Panic Room, 2002) y La ventana secreta (Secret Window, 2004), Asalto al tren Pelham 123 (The Taking of Pelham 123, 2009), Ángeles y demonios (Angels & Demons, 2009)...
Rafael Azcona
Rafael Azcona. Comenzó su carrera como novelista y colaboró en varias revistas de humor. En 1959 adaptó, a modo de colaboración para la gran pantalla la novela de El pisito, comenzando su fructífera carrera como guionista. Azcona volvió a adaptar otras dos novelas El cochecito y El secreto de los hombres azules, y en 1961, Luis García Berlanga dirigió su primer guión original: Plácido. También trabajó con Carlos Saura en La prima Angélica y ¡Ay, Carmela! (1991); con Fernando Trueba en El año de las luces, (Oso de Oro en en el Festival de Berlín) y Belle époque (1993), Oscar de Hollywood a la mejor película de habla no inglesa; y con José Luis García Sánches en La corte del faraón y Tranvía a la Malvarrosa. Por su guiones recibió cinco Goyas: El bosque animado (1988), de José Luis Cuerda; las citadas ¡Ay, Carmela! y Belle époque; Tirano Banderas (1994), de José Luis García Sánchez y La lengua de las mariposas (2000), también de José Luis Cuerda. 
Frank S. Nugent. El guionista por antonomasia de John Ford debía estar en esta lista por méritos distinguidos. Alguien capaz de fabricar una joya del calibre del guión de El hombre tranquilo (The Quiet Man, 1952) es un guionista fenomenal, pero además adaptó la novela de Alan Le May para Centauros del desierto (The Searchers, 1956) y colaboró en el guión de La legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949), y en algunas otras obras maestras de Ford: Fort Apache (1948), 3 Godfathers (1948), Mister Roberts (1955), The Last Hurrah (1958), Two Rode Together (1961)..., quien siempre le respetó, aún a su manera, como el gran guionista que era.
Frank S. Nugent
Jean-Claude CarrièrePara terminar, uno de los más grandes. No sólo por haber colaborado en algunos importantes trabajos con Luis Buñuel, Diario de una camarera (1964), Belle de jour (1967), La vía láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974) y Ese oscuro objeto del deseo (1977), sino por que además participó en Valmont (1989), de Milos Forman y en Cyrano de Bergerac (Jean-Paul Rapppeneau, 1990). También colaboró con otros directores españoles comLuis García Berlanga (Tamaño natural). Ha sido autor de los guiones de El tambor de hojalata (1979), El regreso de Martin Guerre (1982), La insoportable levedad del ser (1988), El húsar en el tejado (1995) o Los fantasmas de Goya (2006), entre otras. Auténtico mito de la escritura cinematográfica, es el guionista perfecto para cerrar esta lista.

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